agosto de 2011

Me descuarejingué de la risa cuando leía Haciendo las cosas mal. Como que hago resañas y no reseñas, puedo hablar así. Y puesto que no me empeño en pasar por crítico serio, por uno de esos que, de entrada, me sancionarían la errata porque el Real Diccionario solo reconoce descuajeringar o descuajaringar…

Mi entrevistado ha traído a Cienfuegos dos de los más importantes lauros que pueda ahora mismo estar “jociqueando” un escritor de cualquier latitud de nuestro país: el Fundación de la Ciudad de Santa Clara y el Oriente.

¿Conocen a Ronaldo Menéndez? Un tipo más bien bajo, delgado, con pinta de español (de esos que andan en short pants por las calles de La Habana). Sin embargo, Ronaldo es cubano, aunque viva en la península desde hace siete años. Yo no lo conocía, es decir, sí lo conocía. Porque, contrario a lo que su nombre indica, Ronaldo no es futbolista, sino escritor.

Si exploramos los albores de la literatura policial cubana podremos ver cómo, después de la publicación en el año 1926 de la novela colectiva por entregas Fantoches, la más significativa producción de calidad estuvo en el relato breve; con autores como Gerardo del Valle, Leonel López-Nussa, Gregorio Ortega y Lino Novás Calvo, que publicaron su obra en Cuba y México.

Camino a lo The Walking Dead, estilo zombie en Los Ángeles; a pasito de espectro en Comala; y voy creyendo que así “ahorro energía”. Bruto que soy: al ardor de Apolo añado la braza del cigarrillo y me brotan toses, estertores casi...