Año nuevo, listas viejas y libros por venir

Rafael Grillo

¡Al fin han quedado atrás los más aciagos días para la literatura!  Dentro del ciclo cerrado de los 365 días, quise decir. (Porque en el abierto curso de la historia humana, tal como año tras año se constata en el decrecimiento de las cifras de venta de libros y en los pobres resultados de encuestas sobre la lectura, los tiempos peores se siguen avizorando para un porvenir casi inmediato).

Pero, por ahora, se acabó la euforia de artificio, la semana de los afectos (y efectos) especiales, los días hipócritas del voto de confianza a un futuro que, en el fondo, todos sabemos que no es y que no vendrá. Con el cierre de ese compás de espera entre el año que partió y el 2014 en ciernes, llegan instantes de remanso donde cabe en suerte volver a hablar de libros y literatura.

Si alguien piensa en excesiva amargura de mi parte, le hago caer en cuenta de que, al menos en Cuba, el libro no es bienvenido (o bienmirado) como regalo de Navidad, pues “con tantas necesidades que hay” aparecerse uno con ofrenda tal, superflua para las demandas del puro sobrevivir…

Y si alrededor tuyo canta Laritza Bacallao “que suenen, suenen, suenen los tambores”, cuesta creer que nadie consiga el recogimiento óptimo para sumergirse en libro alguno. Tampoco si es Marc Anthony y su “Vivir, vivir”, una melodía donde la existencia es hipervelocidad y embriaguez, es desenfreno o no es; todo lo contrario de la filosófica serenidad que exigen los roles de lector y de escritor. Queda claro que, desde el punto de vista de esos hits musicales y las vertiginosas imágenes que los acompañan, la lectura es acto ajeno y la literatura empeño ocioso, apenas sustracciones (o evasiones) del “verdadero vivir”.

Para confirmar absolutamente mi aserto, les cuento que Isliada lanzó en los últimos días del año la propuesta a un grupo de personas para que entregaran su lista personal de libros favoritos de autores cubanos leídos en el 2013, y fueron muy escasas las respuestas recibidas. Conjeturo que la mayoría, aunque escritores todos, pero mortales comunes en definitiva, no alcanzaron a  esquivar las etílicas y enajenantes tentaciones de ese lapso diabólico llamado “fin de año”.

Admiro por ello la franqueza del dúo Lorenzo Lunar–Rebeca Murga, quienes reconocieron que “Es un año en el que hemos leído poco. Pero si se nos permite recomendar un libro: Un hombre en una isla, ediciones Sed de Belleza, autor, Leonardo Padura”.

Por su parte, Ahmel Echevarría nos remitió a la lista que había conformado ya para ser publicada por el sitio Revista Coronica, la cual inserto a continuación:

-Carbono 14, Una novela de culto (Letras Cubanas), novela, Jorge Enrique Lage

-Papyrus (Letras Cubanas), cuento, Osdany Morales

-Diseminaciones de Calvert Casey (Letras Cubanas), ensayo, Jamila Medina Ríos

-Sexo de cine, Visitaciones y goces de un peregrino (Ediciones ICAIC), ensayo, Alberto Garrandés

-La catedral de los negros, (Letras Cubanas), novela, Marcial Gala

-Tregua fecunda (UNION), poesía, Legna Rodríguez

-La palabra y la llama. Poesía cubana de tema religioso en la Colonia (Editorial UH), ensayo, Leonardo Sarría

-Mito, verdad y retablo: El Guiñol de los hermanos Camejo y Pepe Carril (UNION), ensayo, Norge Espinosa y Rubén Darío Salazar

-El remoto país imposible (Ediciones Matanzas), poesía, Damaris Calderón

La exigua cantidad de contestas a la consulta nos da que pensar en si, para la ocasión siguiente, sería más eficaz pedir el listado de los libros que se comprometen a leer en el año entrante, igual a como suele hacer  el peruano Ivan Thays en Vano Oficio, su blog en El País.

Para compensar, a la nómina de Ahmel con la cual coincido en varios títulos, adiciono algunos en nombre de Isliada:

–Making Of de Dazra Novak, novela publicada por Letras Cubanas.

–La Noria, novela del propio Ahmel Echevarría, Letras Cubanas.

–Pabellón de caza (Shooting Lodge), cuaderno de poesía de Sergio García Zamora, editado en versión bilingüe por Ediciones Sed de Belleza de Santa Clara.

–Como raíles de punta, una antología de la más joven narrativa cubana que realizó la investigadora Caridad Tamayo (también de Ediciones Sed de Belleza).

–Balada del Buen Muñeco, poesía de Oscar Cruz, Colección Sur Editores auspiciada por el Festival de Poesía de La Habana.

–Fresa y chocolate, el guión literario de Senel Paz para la antológica película, igualmente de Colección Sur Editores.

–Carne de perro, de Pedro Juan Gutiérrez, finalmente publicado en Cuba a través de Ediciones Unión.

–Hipernova, cuentos de ciencia ficción de Vladimir Hernández Pacín, editado por Letras Cubanas.

-… y Herejes, la última novela de Leonardo Padura, salida por Tusquets en España (aclaro que no restringimos las propuestas a sólo lo publicado en Cuba, sino que dimos la posibilidad de incluir libros de cubanos publicados en editoriales extranjeras y también las publicaciones alternativas).

Ahora es el turno en que nosotros los últimos lectores, los que en el “Vivir, vivir” guardamos un espacito para la literatura, nos preparamos para un ciclo vital renovado que significa nuevos libros, y quedamos a la espera de la lluvia de títulos, contrastante con la sequía del resto del año, que caerá en el mes de febrero durante la Feria del Libro de La Habana.

Por esas fechas se entregarán también oficialmente varios premios, la mayoría ya anunciados en los días pasados, que algunos de ellos sí fueron reales buenas noticias en medio de tanto fuego de artificio. Vale mencionar el Premio Nacional de Literatura otorgado a la poeta indestructible Reina María Rodríguez; y los Premios Alejo Carpentier 2014, recibido en Cuento por el buen amigo Daniel Díaz Mantilla, y en Novela por Javier R, Fragela, el realizador de los audiovisuales que se ofrecen en Isliada Canal.