Poesía

Coloquio con La Habana

Habana - Fotos: Escael Marrero

COLOQUIO CON LA HABANA

Ayúdame Habana a retenerte en mis pupilas aun cuando mis ojos
ya reducidos claudiquen ante la pujanza de las horas
cuando estos caminos se me tornen circulares
y en tus horizontes ya no vislumbre la esperanza.
Acude a mí en ese instante en que no encuentre el asombro
ni los hilos con que amarrar los sueños a mi suerte
cuando haya conocido el dialecto de los perros errabundos
que adoquinan tus calles
la soledad
y la desidia de tus portales.
Protégeme contra el miedo de no ser bajo tu sombra
nada más que una forma espectral el eco inaudible de una voz escurriéndose
entre la multitud.
Compadécete Habana cuando evoque tu nombre milagroso
en la jornada donde el descalabro erige sus murallas infalibles
y el silencio se acurruca en este flanco carcomiendo mi silueta.
Recuerda mi rostro abrázame en tu memoria de madre bondadosa
cuando me precise el ansia del ave que emigra
y como un peregrino
marche con esta tristeza hacia otro sitio
dejando migajas para que no mueran mis pasos en el fango.
Perdóname cuando de ti me aleje en las barcas inciertas del destino
multiplicando entre los dos el muro enorme de la espera.
Yo he de regresar Habana después del inútil bregar contra el polvo de los
caminos trayendo la nostalgia como único estandarte
cual regresa siempre el hijo ausente al regazo materno.

CLAUDICACIÓN DE LAS VOLUNTADES

Para hermana,
compartiendo su dolor.

¿Puede haber algo
más terrible
que el tentáculo del corazón
buscando en la oscuridad
algo que asir?
Jamila Medina

Me asomo al espejo y nada encuentro
no veo sino una figura ajena ignorada por los silencios que resuenan
ahogando
la palabra carcomida y dispersa de mi vientre.
Cubierta de ciénaga estoy: fango execrado en donde no se atreverán
los sutiles vástagos a perturbar la hora obstinada de mi ceniza.
Permanezco en esta tierra impávida sorda ante el desagüe de mis inasibles
primaveras
la envidia hacia el flamboyán y el almendro
y la rebelión insidiosa de mis ramas contra el cielo.
Nada podría conmover esta vacuidad que me habita
llevo el estigma de un árbol sin estaciones muero de esperanza y de costumbre
del dolor ceñido a mi corteza como alambre de púas.
Estas raíces se aferran pero la savia se pudre en mi tronco.

Me asiste una voluntad precaria hostigada por pájaros indolentes
que construyen sus nidos
y alimentan
con mi pobreza a sus crías
maliciosa prole que me entona los vaticinios
de la decadencia.
Y cuando muera ¿quién habrá muerto
qué lamento pronunciará mi nombre contra el olvido
cuál labio se atreverá al susurro digno?
No reconozco la silueta moldeada por el azogue desisto de esas facciones
en el cristal tramposo que me devuelve en una mentira
en otro rostro y otro cuerpo que no me pertenecen.
Aquella es la réplica de un sueño que me invento
imagen distorsionada de una realidad
que no es la mía.
Yo no soy esa soy apenas una sombra un fantasma
efigie que resume la historia de nadie
el recipiente infecundo donde se fermenta la vida.

CUESTIÓN PRIMIGENIA

¿Qué ofreceremos a los que pronto regresarán,
con qué disfrazaremos las paredes agrietadas,
los montones de cal caídos al suelo?
Aquellos vuelven en busca de los abrazos perdidos,
del lugar que el tiempo les robó en las fotos familiares.
Retornarán con otros cuerpos y otros rostros,
los que regresan jamás son los mismos.
Nosotros, los quedados, tampoco somos los de ayer.
¿Con qué gesto,
con cuál sonrisa adornaremos el saludo para el reencuentro?
Ellos esperan siempre lo mejor:
nuestro lugar en la cama,
la habitación más espaciosa,
las sábanas blanquísimas.
Sentados a la mesa compartiremos un buen café
―comprado a la revendedora― mientras platicamos
sobre la muerte de los viejos,
la economía,
y hasta de la agónica ciudad natal.
Lo pondremos todo a su disposición,
que no haya una queja,
no se critique el trato,
los esfuerzos indecibles.
Pero antes está la cuestión primigenia:
de qué manera,
cómo poder construir para los que pronto vendrán
el hipócrita escenario de la complacencia.

Milho Montenegro. La Habana, 1982. Poeta, narrador y ensayista.

Licenciado en Psicología General por la Universidad de La Habana. Ganador de diversos premios entre los que destacan: Premio Nacional de Poesía Pinos Nuevos (2017), Premio Beca de Creación Prometeo en el XXII Premio de Poesía La Gaceta de Cuba, III Premio Internacional de Haikus Ueshima Unitsura (2018, España), Premio Nacional de Poesía Francisco Mir Mulet (2020), Premio Internacional de Poesía El Mundo Lleva Alas (2020), Premio Nacional de Poesía José Jacinto Milanés (2021), y Premio Nacional de Poesía Fantástica Oscar Hurtado (2022). Ha publicado: Erosiones (poesía, Editorial Letras Cubanas, 2017), Las inocentes (novela, DMcPherson Editorial, Panamá, 2020), Fracturas (poesía, Editorial Voces de Hoy, EE.UU., 2021), Ágora (antología poética, DMcPherson Editorial, Panamá, 2021), Corazón de pájaro (novela, Ilíada Ediciones, Alemania, 2022), y Mala sangre (poesía, Ediciones Matanzas, 2022). Compiló, junto al poeta Osmán Avilés, la selección Impertinencia de las Dípteras. Antología poética sobre la mosca (Ediciones Exodus, EE.UU., 2019). Es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).