Poesía

Desnudarse frente a extraños

Al amigo Lázaro Sarmiento, por crónica homónima
«la última vez le vi irse
 entre humo y metralla
contento y desnudo«.
Silvio Rodríguez

La relación dura unos minutos
(por sus ojos pasan mis sonrisas dibujadas
las poses que me ensayé)

ella
(testigo de los cuerpos amados)
atiende decenas de peticiones

acumula miles de gestos
camisas
aeropuertos
azules
labios
dientes

borra ese edificio la escena
a más, la última:
frente al espejo

pago su trabajo ―estoy complacido―

ella
dirige su atención hacia otros rostros
nuevas vidas
(¿recordará mañana que tiré piedras al río?)

sobre bajo el brazo
con esa ilusión de quien entra en la inmortalidad
camino por La Habana

(la labor continúa para la editora de fotografías).

―I―
Félido
matarás sobre el arcoíris
te devolverás en sangre y sueños
a ambos lados de la vía

buscarás a quien te busca
encontrarás a quien te encuentra
todo el tiempo
estrellando dioses como búcaros

(asusta el que no tengas rostro
o sólo ese
el que yo necesito ver).

―II―
Sin rastro queda
(ya sin cuerpo)
la habitación del hotel que nos amaneció

aquel banco del parque
que dejamos en espera
y ahora se desquita.

―III―
Soledad tiene música propia
colores oportunos
(no es sólo melancolía
pérdida
un rincón)

soledad, de bruces sobre azoteas
niega el tener que ser
criatura en constante celo
(cuando dos desesperados se encuentran
no necesariamente convergen)

sobre el pavimento quedan
las virtudes canjeadas
una copa olvidada, presta aun
al brindis definitivo

soledad

(desde pequeño me regalan
soldaditos de plomo).

―IV―
Magia espontánea

la luna (vestida de hoy noche)
está sentada en la ventana

contempla las mareas
paredes que estallan
sábanas que se incineran
(queda al descubierto entre artificios)

poco a poco
vuelven a transitar automóviles
personas

una hoja se despide del árbol

(es el momento más difícil:
inscribirse en los recuerdos).

―V―
Esperando que la noche nos ampare
rompemos luminarias

¿tengo derecho
a mal pensar?

cuantos ilusos reunidos
a convenio (todos)
por lo mejor

(pronostican lluvias)

los sueños, hoy
no quieren dejarse ver

(se ofertan credos en la subasta
se escuda al amor)

el mundo no se encierra
en un cuerpo sólo

¿valió la pena?

Apunta, dispara…

―VI―
Junto al heráldico engendro del sobrevivir
yo mismo (en alguna euforia)
puedo pisotear la flor
y cargar con la pereza del equívoco.

CUANDO SE TERMINA EL PARQUE
(O LA NOCHE DEL AGUAFIESTAS)

«Era la noche lo que deseaba
y ya la tengo».
Raúl Hernández Novás

Calendarios, teléfonos

pasos de relojes se cuestionan con tu ausencia
(la alcoba
es lo que más se aviene).

―II―
―II―
Estoy pasado de moda

aun mis poros y vellos tintinean
se catapultan
caotizan sudores con ciertas melodías
algunas presencias

y tosen
tartamudean
se atragantan

(cesó la llovizna
miles de ojos para los que no existo).

―III―
A mi lado un chico de mi misma talla
exactamente, de mi misma talla
con esa juventud que una vez
escapa.

―IV―
En la fiesta de disfraces
hay quienes recrean un cuaderno de apuntes
otros coleccionan días de suerte

por supuesto, los hay
quienes se exponen al mercado

(mi voz, un estruendo bajo
cabildea con las paredes).

―V―
Tantas lágrimas y desilusiones
no aceptan mucho más fallas

pero

a todos nos provoca
el ponernos difíciles

(es una forma de marcar
diferencia).

―VI―
Quise verme (verte)

ahora yo
(cazador de bienes y sorpresas
a resguardo de deseos)

quiero paraísos y diluvios

(no me protegiste).

―VII―
El ángel de la madrugada estuvo
ayer

deambulamos pasos y arabescos
(juegos de rebasas)

frente a frente, en desafío, se detuvo
le miré

el ángel de la madrugada estuvo
y le regalé mis alas

(la noche
es sólo premio para náufragos).

NO VUELVES, NO VUELVO

Tiempo
¿cuánto?

(triste debe, ser tiempo)

no vuelves, no vuelvo

azar /
coincidencias
accidentes /
errores

vida

(abogo por mis pies
y sus tropiezos)

no vuelves, no vuelvo

tras la voz que me lleva al camino
voy
exento de preocupaciones alquiladas

(tanto tiempo no cabe en mis ojos)

no vuelves, no vuelvo

hay muchas formas de morir
(o de que te maten)

después
voluntad y valentía han de correr (las
cortinas de cada día)
para continuar…

no vuelves, no vuelvo

generalmente se nace solo

solo se muere y, desde que nacemos
(preparados o no)
comenzamos a perder

infancia, juventud

«mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver…»

no vuelves, no vuelvo

horóscopos varios, tarot
karma, tao te ching

los polos del imán

todo eso nos atrae
(vaya forma de purgarnos en lo ajeno)

no vuelves, no vuelvo

la mirada y la tarde
(lánguidas, juntas)
necesitan de esa ternura
que hoy reza por su existencia

no vuelves, no vuelvo

tal vez mañana yo sea el epicentro

(quedo apartado con esta hoja de papel
observando lo más insignificante del festín

ese que, hace un año
fue noticia)

tal vez mañana yo sea el epicentro

no vuelves, no vuelvo

ícono herido de bondad
hermoso pedazo de carne (que
ya no puedo)

palabra que suena falsa
(que anuncia mal tiempo)

no quiero ser uno de esos (poemas
mal hedientos)

no vuelves, no vuelvo

fealdad erótica
atractivo mal carácter
extraña mirada de felicidad y culpa

brillo
paso seguro:
complacido consigo mismo

(tengo que despedirme
intento hacerlo)

no vuelves, no vuelvo

en ocasiones estallo (por
mí y por ti)
y los fluidos se me desbocan

y vuelvo a la carga
dos
tres

(a veces)

no vuelves, no vuelvo

siempre me llegas
más allá del ocaso

insistes, me llegas
vistiendo cuerpos difusos

(arde
caricia / abrazo / beso

campanas / fuegos artificios / cúspide
noche / versos)

y te dejo partir sin huellas
sin seña mínima

(coágulo /
polvo y sudor perdidos tras el éxtasis)

¿si me llegases con trazos de aurora?

(espero que el camino no se trague mis pasos)

no vuelves, no vuelvo

golondrinas
estaciones
ojos tristes expuestos al retrovisor

hay momentos en que los fantasmas no nos dejan
y quedamos atorados (en
algún recuerdo tardío)

te dejo este poema para cuando no retorne
en tus recuerdos

no vuelves, no vuelvo

el dolor de una pérdida
(incalculable)

¿a dónde te fuiste? (fe)

no vuelves, no vuelvo

es bueno tener un hogar
(estar en casa)

no vuelves, no vuelvo

las cimas están sitiadas
(un cerco de abismos al asedio)

hoy me declaro
zona de desastre

no vuelves, no vuelvo

No

“Let’s Go!”.

Jorge Bousoño. La Habana, 1957. Poeta e Informático

Licenciado en Cibernética-Matemática por la Universidad de La Habana. Textos suyos figuran en diversas antologías de poesía hispanoamericana y en publicaciones especializadas de Canadá, España, Francia, Italia, Estados Unidos de América, y varios países latinoamericanos. Es representante en Cuba del Movimiento Cultural aBrace; Cónsul de la Palabra por La Habana en Poetas del Mundo y Asesor del Consejo Consultivo de la Unión Hispanoamericana de Escritores. Coordina y desarrolla el portal/blog AlasCUBA de poesía cubana contemporánea viva, bajo el pseudónimo de “El Duende”.