Poesía

El hombre nuevo

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POR EL MAR DE MIS ANCESTROS ANDA UN BARCO DE PAPEL

Yo era más que esta maldita circunstancia
y el papel me dio un barco
para coserme al pecho la felicidad.
He tenido que huir como las aves del invierno
con esa penosa estacionalidad
encender las horas
y esperar a mis últimos días para recobrar la inocencia.
Ellos lo cambiaron todo
antes hubiera sido una diminuta canoa de madera
pero lo destruyeron todo
y ahora esperamos el árbol
cortado despulpado procesado.
Yo quería ser el agua
pero me hicieron un barco.
Y ahora que amo las letras blancas
borraron el timón de vientos
los naufragios
la humedad.
Me están modernizando.
Yo quería ser el agua.
Ahora basta con un barco de papel
y la ola que va siendo nuestra vida.

LA EDAD DEL ORO PERDIDO

mirando un cuadro de Lester Campa

Hemos quedado en la sombra
como frutos que malogró el tiempo.
No llegamos a ser pinos.
Hay una palma atravesada por un rayo
proyectando una sombra reverdecida.
Somos un cuerpo
contenido en una idea que no será más.
Cuerpo-sombra del deseo.
Hemos gastado todas las preguntas a los pies del árbol
mientras Dios
desde el oro perdido de los días
se ha sentado a dudar con nosotros.

EL HOMBRE NUEVO

Mi padre ha dicho:
—hay un rumor rompiendo interminablemente—
Yo solo oigo la lluvia caer.

PROHIBIDO SEMBRAR

después de leer El hombre que amaba a los perros
de Leonardo Padura.

Nadie tiene oídos para este grito
que atraviesa el pasado desde una ruina
donde ocultan los años.
Apenas entiendo las dimensiones del miedo.
Alguien exige la esterilidad y me limita a lo silvestre.
Liev Davídovich Bronstein ha muerto pero el grito no cesa.
Yo no conocí la Utopía
apenas he leído sobre las revoluciones proletarias
y los muros derrumbados.
He querido sembrar y amanezco con las manos atadas.
Mis verdades sujetan mi mundo como otra gravedad.
No enterraré mis temores
porque ramas gigantescas agitarán mis noches.
Hay hombres repitiéndose como ciclos
acosados por voces que sobrepasan las venganzas
hombres que habitan el tiempo en una estancia paralela
donde la libertad es un estado permanente
y sembrar es el símbolo inequívoco de la derrota.

Antonio Herrada. Holguín, 1992. Poeta y narrador

Estudiante de la Facultad de Geografía de la Universidad de La Habana. Ha obtenido el Premio Nuevas Voces de la Poesía, Holguín 2012 y el Premio Oro del Festival Provincial de Artistas Aficionados de la FEU, La Habana 2012 (también en poesía). Ha sido incluido en antologías de Cuba, Canadá, México y España. Ha publicado en las revistas Pionero, El Caimán Barbudo y Matanzas. Es miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Actualmente cursa el XV Curso de Técnicas Narrativas en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y posee la distinción Hijo Destacado de la Ciudad de Holguín.