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El legado de Jorge Edwards en el Instituto Cervantes

Dos cartas, una de ellas cerrada, un manuscrito y tres libros: «El Patio», «Gente de la ciudad» y «Persona non grata», constituyen el legado depositado, por el escritor, periodista y diplomático chileno Jorge Edwards, en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, donde permanecerá bajo llave durante veinte años.

En el transcurso del acto celebrado, en el día de ayer, Víctor García de la Concha, director de la institución, ha entregado a Edwards un certificado acreditativo del depósito y una llave simbólica de la caja asegurando que el chileno se encuentra en la categoría de los «autores imprescindibles» y de los clásicos.

Edwards, ha elegido el 8 de julio de 2035 como la fecha en que podrá ser abierta nuevamente la caja de seguridad número 1.482, ubicada en esta antigua cámara bancaria acorazada, de la sede del Instituto Cervantes de Madrid.

Acerca de las cartas, el escritor no ha querido revelar el contenido de una de ellas, tan sólo ha dicho que es una misiva “indiscreta”, que recibió de una mujer a los 35 años; mientras que del contenido de la otra ha dicho que está firmada por el ensayista y editor cubano José Rodríguez Feo, quien recibió Edwards en marzo de 1971 en Cuba.

«La carta de Pepillo es muy reveladora ya que decía que algunos temían que llegara la represión cultural, aunque él decía que no creía que pasara nada de eso porque la cultura no le importaba un pepino a nadie», ha indicado el escritor chileno.

Junto a las cartas, ha sido depositada también una prueba de imprenta de «El Patio», un libro de pequeñas historias, que es el  reflejo de una etapa de su vida en la que, según afirma el escritor, vivió «en un mundo de historias» que pasó tras una fase de «poesía imitativa».

También ha incluido un ejemplar de «Gente de ciudad», su segunda obra, la cual quiso que fuese un homenaje a su libro de cuentos preferido, «Dublineses» de James Joyce.

Y por último, ha dejado «Persona non grata», un libro que compró su padre cuando se publicó, a pesar de no simpatizar mucho con las aficiones literarias de Edwards, quien ha recordado cómo su padre siempre le decía que “en todo caso escribiera sobre algo interesante, como la historia de la industria del cobre en Chile».

Por otra parte, el manuscrito legado, relata la visita a Madrid del también chileno, José Antonio de Rojas, con el objetivo de comprar diversos aparatos científicos, esperanzado además, con la idea de que le fuera otorgado un título nobiliario y de su regreso desilusionado al no obtenerlo, tras lo que se dedicó a conspirar a favor de la independencia de Chile.

Jorge Edwards, es la personalidad número 25 que deposita su legado en la Caja de las Letras, una cámara que guardó en su día joyas, oro y dinero y que, desde 2007, atesora el legado  de la memoria cultural de España e Hispanoamérica cedidos por sus protagonistas.

Isliada Editores. La Habana

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