Artículos

En defensa de El martillo y la hoz y otros cuentos

Unos cuantos meses atrás supe que un relato de mi autoría había sido seleccionado para formar parte de las páginas de una compilación sobre el nuevo cuento policial cubano. Tantísimo honor, me dije. Hace un mes o dos, el dúo a cargo del volumen me amplió los detalles sobre ese libro, que verá la luz por Ediciones UNIÓN en la próxima Feria Internacional del Libro, y me enteré de los autores y cuentos que me acompañaban. Oh, tantísimo honor, me dije otra vez y en ese momento también supe del título elegido para darlo a conocer a los lectores, el cual resultaba ser el de uno de los cuentos incluidos en el libro.

Confesiones, así habrá de llamarse la compilación aludida, y yo confieso a mi vez que el hecho de no haberse tomado el título de mi cuento (el cual me parece muy bueno, por cierto), frío no me dio, y calor mucho menos. ¡Sabrán ellos (los compiladores) por qué nombraron así el libro! Porque lo habrán encontrado atractivo, supongo, o que sé yo… De cualquier manera, están en todo su derecho y yo les ofrezco mis respetos. Porque ¿qué es el título de un libro? Una simple puerta de entrada, pienso. Bueno, no tan simple, porque es una muy importante carta de presentación a los lectores. Los hay (lectores, digo) cuyo criterio a la hora de adquirir un libro se basa únicamente en el interés que su título les despierte. Por tanto, escoger el título no es un asunto como para tomárselo a la ligera. ¡Como bien lo sabía Cortázar, por ejemplo, que hizo una selección de relatos suyos y la llamó Las armas secretas y otros cuentos, y no Continuidad de los parques y otros cuentos! Sean sinceros, por favor, si ustedes fueran a escoger entre un libro titulado del primer modo y otro con el segundo (y no supieran quién es Cortázar, que tan grande escritor es que el título da lo mismo), ¿por cuál se irían? Hasta no dudo que a algún despistado ese Continuidad de los parques… lo confundiría con un tratado de urbanística de la Oficina del Historiador de La Habana.

Más, y si por su reverendísima gana a Cortázar se le hubiera ocurrido… No, por ahí no voy a desviarme, porque no fue arbitrio ni despropósito lo que condujo a los realizadores del libro (todos de acuerdo común, no sólo el que esta nota escribe) titular El martillo y la hoz y otros cuentos, al volumen con 21 cuentos de los publicados en Isliada, que acabamos de presentar en formato digital para su descarga gratis en la Web. Tampoco hubo la menor intención de “privilegiar” al cuento “El martillo y la hoz” y su autor Emerio Medina sobre el resto de los autores y cuentos, por parte de los encargados de dar forma a este volumen. Y digo así: “los encargados de dar forma”, porque los nombres que aparecen como editores del libro (el que firma la presente nota y Leopoldo Luis) ni siquiera desempeñamos cabalmente el rol de “compiladores” o “antologadores”. Sobre el mero rol que jugamos, la introducción del libro es bien explícita. Entonces, ¿por qué El martillo y la hoz…? Bueno, aquí van algunas razones:

1) Ese fue el primer cuento que se publicó en Isliada y

2) aunque no fue el más votado por los que respondieron específicamente la encuesta on-line que determinó la selección del libro, sí es el texto, propiamente de narrativa, que está mejor ubicado dentro de la lista (ver esquina izquierda de la portada de Isliada) que indica cuáles son los textos más votados de entre todos los publicados en la Web, y además

3) no me negarán ustedes, cubanos y lectores, que eso de El martillo y la hoz y… tiene, digamos que, su gracia, su polisemia, su ironía, su valor referencial, su etc. y etc., tratándose de una recopilación de la narrativa de Cuba, y además

4) cabe hacer notar que la encuesta invitaba a votar por relatos de las tres secciones dedicadas a la narrativa de ficción, y el libro recogería por tanto siete cuentos de cada categoría (estas son: Narrativa General, Literatura Policial y Ciencia Ficción), y no era nuestra intención dar más destaque a una sección sobre la otra. ¿Cuál motivo justificaría entonces que llamáramos el libro Saxo y… y no Sinfonía de un crimen y… y no Castigo y crimen y…?. Y a los que puedan pensar que

5) el y otros cuentos significa una subvaloración… Vamos, pregúntenle a Cortázar si él mismo considera a Las armas secretas cómo el mejor de sus cuentos… y

6) por favor, manténganse a distancia de la hoguera de las vanidades, y líbrense del mal de las excesivas suspicacias, sospechas, hipersensibilidades y rescoldos, que quienes nos responsabilizamos con el proyecto de hacer este libro no somos santos (ni San Rafael ni San Leopoldo), pero sí tenemos el mejor ánimo del mundo para hacer de Isliada un espacio abierto, inclusivo y “democrático” y no una piñita para elevar a algunos en detrimento de otros…

“Democrático”: Palabrita que me recuerda que voy a saltar a otro tema: EL MÉTODO DE SELECCIÓN. Y me pregunto cómo puede ser posible que un escritor, dicho sea: alguien que hace libros para ser leído y juzgado por lectores, le haga mohines a que un texto suyo sea sopesado y medido según, precisamente, el criterio de los lectores, quienes luego le darán (o no) su voto en una encuesta. Yo me pregunto si no cabría la comparación entre esa encuesta y el espacio de una librería donde están los libros todos, de los muchos autores, a la disposición de los lectores.

Alguien puede cuestionar: ¡Pero eso es un concurso! Y yo le respondo: Alégrese usted, que no va a ser valorado y discriminado por el veleidoso jurado de los cuatro gatos (dígase “expertos”) sino por la humanidad entera. Si sólo por mí fuera, ¡tanto gusto!

Claro, que sostener mi parecer como “el parecer de los pareceres”, eso sí que es “autocrático”. Derecho tiene cualquier escritor-individuo, entonces, a llevarme la contra. Pero ¿qué dirán los lectores, de (en) todos los países y unidos? ¿Acaso no habrán disfrutado esta oportunidad de escoger por ellos mismos una compilación de 21 cuentos cubanos del siglo XXI? Oigan, nada más de pensar yo en el disfrute de esos tantos, lo estoy gozando. ¡Que la Isliada haya sido Ágora, el tribunal de los iguales! Ya sólo por eso, creo que valió la pena el esfuerzo de preparar este proyecto, diseñar, programar y promover la encuesta, armar el libro a partir de los resultados, hacer el diseño y la maquetación, para al final colocarlo en la red… Esfuerzo en el que, además de los editores, participó el competente diseñador Héctor Otero y el sin par Escael Marrero, mago de la técnica en Isliada.

¡Ah, y todito free! ¡Nada menos que en estos tiempos! Ojalá (eso quisiéramos con el alma) que todos los autores de los textos incluidos y también los ilustradores quisieran acompañarnos en el júbilo.

Rafael Grillo. (La Habana, 1970). Escritor y periodista.

Rafael Grillo (La Habana, 1970): Escritor y periodista. Jefe de Redacción de la revista El Caimán Barbudo y fundador de la web literaria Isliada. Licenciado en Psicología y Diplomado en Periodismo. Imparte cursos de técnicas narrativas en la Universidad de La Habana y otras instituciones. Ha publicado las novelas Historias del Abecedario y Asesinos ilustrados (Premio Luis Rogelio Nogueras 2009), los libros de ensayo Ecos en el laberinto y La revancha de Sísifo y el volumen de crónicas Las armas y el oficio (Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2008). Incluido en numerosas antologías; las más recientes: El silencio de los cristales. Cuentos sobre la emigración cubana; Tres toques mágicos. Antología de la minificción cubana y Island in the Ligth / Isla en la luz (bilingüe, publicado por The Jorge Pérez Foundation, Miami). Como antologador participó en L@s nuev@s caníbales. Antología del microcuento del Caribe Hispano (2015) y es el responsable de la “Trilogía de las Islas” conformada por Isla en negro. Historias de crimen y enigma (2014); Isla en rojo. Historias cubanas de vampiros y otras criaturas letales (2016); Isla en rosa. Historias cubanas del amor y sus desdichas (2016). En 2018 recibió con Isla en rojo el Premio del Lector, que se entrega a los libros más leídos del año. En 2020 participó en la novela colectiva Mirar, sufrir, gozar… La Habana y vio la luz su volumen de relatos Revolicuento.com.