Anna Sewell

Anna Sewell. La renombrada novelista británica, dejó una huella imborrable en la literatura con su obra maestra, "Azabache" (Black Beauty), una novela que no solo conquistó a los corazones de jóvenes lectores, sino que también cambió la forma en que la sociedad percibía a los caballos en la Inglaterra del siglo XIX. Nacida el 30 de marzo de 1820 en Great Yarmouth, Norfolk, en el seno de una familia cuáquera profundamente devota, Sewell se erigió como un faro de compasión hacia los animales, un tema que impregnó su famosa novela y que dejó una huella indeleble en la historia de la literatura.

La infancia de Anna Sewell estuvo marcada por dificultades económicas, ya que su padre, Isaac Phillip Sewell, experimentó la bancarrota de su pequeña tienda en 1822, lo que llevó a la familia a mudarse a Dalston, en Londres. En medio de las adversidades financieras, Anna y su hermano menor, Phillip, recibieron educación en casa gracias a su madre, Mary Wright Sewell, una autora de libros infantiles de renombre. Esta educación en casa fue un punto de partida que moldeó a Anna y la llevó a desarrollar una profunda empatía hacia los seres vivos.

La vida de Anna Sewell cambió de manera drástica en 1832 cuando, junto con su familia, se trasladaron a Stoke Newington, donde asistió a la escuela por primera vez. Sin embargo, dos años después, un infortunio marcaría su destino: una caída que resultó en una lesión en ambos tobillos la dejó discapacitada y la obligó a depender de una muleta o la ayuda de un acompañante para caminar durante el resto de su vida.

El viaje de Sewell hacia la escritura y su pasión por los caballos comenzó a tomar forma cuando, en 1836, su padre encontró trabajo en Brighton, un lugar con un clima que se esperaba ayudara a mejorar la salud de Anna. Durante ese período, Sewell comenzó a relacionarse más con los caballos, lo que despertó su amor por estos majestuosos animales y la inculcó con una preocupación profunda por su bienestar.

La espiritualidad de la familia Sewell también evolucionó a lo largo de los años. Tanto Anna como su madre abandonaron la Sociedad de Amigos para unirse a la Iglesia de Inglaterra, aunque mantuvieron su compromiso con los círculos evangélicos. Este cambio religioso influyó en la escritura de su madre, quien escribió una serie de libros evangélicos para niños, con la colaboración de Anna como editora. Además de su trabajo literario, la familia Sewell se dedicó activamente a llevar a cabo obras benéficas, incluyendo la creación de un club de hombres trabajadores y campañas contra el consumo de alcohol y la abolición de la esclavitud.

A medida que el tiempo avanzaba, Anna Sewell se trasladó a varias ubicaciones, incluyendo Lancing, Wick, y Bath, mientras su salud se deterioraba. Sin embargo, en diciembre de 1866, la vida de la autora dio un giro significativo con la muerte de su cuñada. Con su hermano asumiendo la responsabilidad de cuidar a sus siete sobrinos, Anna y sus padres tomaron la decisión de regresar a Norfolk, específicamente a la pequeña localidad de Old Catton, para brindar apoyo a la familia en momentos de necesidad.

El legado literario de Anna Sewell alcanzó su punto culminante con la publicación de "Azabache" en 1877, una obra que tuvo un éxito extraordinario. La historia, narrada en primera persona por el caballo protagonista, Azabache, humanizó a estos nobles animales de manera conmovedora. La novela se convirtió en un clásico de la literatura infantil, y su impacto fue profundo. Anna Sewell, a pesar de enfrentar graves problemas de salud, logró cumplir su objetivo: transmitir la amabilidad y simpatía hacia los caballos, así como abogar por su trato digno en una época en la que sufrían una cruel explotación.

Tristemente, la vida de Anna Sewell fue efímera, y sufría de hepatitis en sus últimos días, lo que le provocaba dolores extremos y la postraba en cama. La autora falleció el 25 de abril de 1878, tan solo cinco meses después del lanzamiento de su obra más famosa. Su temprana muerte no le impidió presenciar el inicio de la fama y el impacto duradero de "Azabache".

Anna Sewell descansa en paz en el cementerio cuáquero en Lammas, cerca de Buxton, Norfolk, donde sus restos reposan junto a los de sus padres y abuelos maternos. Su legado se mantiene vivo a través de monumentos y museos que honran su contribución a la literatura y su incansable defensa del bienestar de los caballos. El museo en su lugar de nacimiento en Great Yarmouth y la casa donde escribió "Azabache" en Old Catton son testimonios de su influencia perdurable en la literatura y en la conciencia pública.

Anna Sewell, con su vida y su obra, demostró que las palabras tienen el poder de transformar la sociedad y crear un mundo más amable para todos los seres vivos, incluidos los caballos. Su legado literario y su mensaje de compasión continúan iluminando el camino para las generaciones venideras.

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