Ruralismo

Carrera en la mañana

William Faulkner

Yo iba en la barca cuando lo vi. Anochecía. Acababa de dar de comer a los caballos y de bajar hasta la orilla y de desatracar la barca para cruzar el río y volver al campamento, cuando lo vi, como a la mitad de un cuarto de milla río arriba...

Negrita

Onelio Jorge Cardoso

Hacía tres años ya que Bruno había llegado por primera vez a la finca de don Cristóbal. Lo recordaba como si fuera ayer mismo; el dueño estaba sentado en el portal, porque era la hora del mediodía en que el sol del verano cae aplanando los campos y abrumando de calor los caminos...

Capitán

Juan Bosch

A las siete de la tarde, el viernes día 3, Capitán despertó con el espinazo helado. Inmediatamente supo que se trataba de Ella y empezó a ladrar furiosamente. Se sentía lleno de ira, frenético, igual que cuando se enfrentaba a un perro enemigo...

Camino real

Juan Bosch

"En estas acogedoras tierras, nuestros dos hombres hacen amistad muy pronto, porque nadie desconfía de los demás. Una persona puede ser mala en el Este y buena en el Sur; puede haber muerto otra en la Frontera y salvar una vida en el Cibao..."

Moñigüeso

Onelio Jorge Cardoso

"Moñigüeso vivía en casa de la vieja Elvira, quien, por el bien quedar con Dios y el buen atendimiento de la arboleda, le dio refugio en su “Quinta”. Habitaba en el patio, sobre el corral de los cerdos. De allí lo tumbaba veinte veces al día la llamada de la vieja Elvira. Venía entonces, inexpresivo y torpe, hasta la cerca de metal que resguardaba el pequeño patio del resto de la propiedad, y balbuceaba:"

Los carboneros

Onelio Jorge Cardoso

"Estábamos a principios de julio. Para los tres meses siguientes sabíamos que llegaba la plaga. Eso no es cosa de juego. Está el tábano, pequeño como mosca, que pica solo en las orejas. Sube de la manigua a la altura del cuello, más aún, buscando las orejas, y pica hasta hincharlas y enrojecerlas."

El cuchillo

Juan Bosch

Afuera se come la luz el paisaje; aquí dentro está el hombre y la soledad le come el pecho. Por las lomas va subiendo el hacha y clarea el monte; se empinan, todavía, algunos troncos sobre el agua; pero el hacha sobra en la tierra llana y sobra también el sol...
Caballo. Foto por Helena Lopes en Unsplash

Capataz buena persona, montado en caballo blanco

Emilio S. Belaval

Quirincho Morales nació tan paciente, que la paciencia le chorreaba por el cuerpo como una mantequita. Sus coterráneos en ese limbo telúrico que forma el caraveral —jíbaros¹ lijosos, con cuatro callos de misterio en la conciencia, por cuya somnolencia de encuclillados no se atrevía a pasar una ardilla—, se mofaban constantemente de la falta de astucia que tenía Quirincho para luchar con la caña...

La muchacha de la Guaira

Juan Bosch

El primer oficial tuvo razón al pensar que un asunto de tal naturaleza debía ser comunicado al capitán, pero el capitán no la tuvo cuando dijo las estúpidas palabras con que más o menos dejó cerrado el episodio...
Cascada

Donde empieza el agua

Onelio Jorge Cardoso

El hombre iba descalzo sobre su canoa. Una vuelta de soga le anudaba la cintura y abajo, terminaba el pantalón como cortado a cuchillo. De la soga de arriba ascendía el torso desnudo y corpulento, inclinándose a uno y otro lado según de la parte que buscara apoyo en el fondo con la palanca que apretaba en sus manos terrosas...
Puesta de sol

El clis de sol

Manuel González Zeledón

No es cuento, es una historia que sale de mi pluma como ha ido brotando de los labios de ñor Cornelio Cacheda, que es un buen amigo de tantos como tengo por esos campos de Dios...
Hombre sentado en una tumba. Foto por Frederik Trovatten.com en unsplash

Anacleto Morones

Juan Rulfo

¡Viejas, hijas del demonio! Las vi venir a todas juntas, en procesión. Vestidas de negro, sudando como mulas bajo el mero rayo del sol. Las vi desde lejos como si fuera una recua levantando polvo. Su cara ya ceniza de polvo. Negras todas ellas...
Samana. Foto por Robin Canfield en Unsplash

La mancha indeleble

Juan Bosch

Todos los que habían cruzado la puerta antes que yo habían entregado sus cabezas, y yo las veía colocadas en una larga hilera de vitrinas que estaban adosadas a la pared de enfrente...
Tránsito glorioso del gran Patriarca San Francisco de Asís

La bella alma de don Damián

Juan Bosch

Don Damián entró en la inconsciencia rápidamente, a compás con la fiebre que iba subiendo por encima de treinta y nueve grados. Su alma se sentía muy incómoda, casi a punto de calcinarse, razón por la cual comenzó a irse recogiendo en el corazón...
Caballo. Foto por Helena Lopes en Unsplash

Caballo

Onelio Jorge Cardoso

Desde potrico ya le dijo siempre: ¡caballo!, y así fue echando cuerpo con la palabra como un susto y una orden. De modo que cuando el alazán pudo llevar encima el hombre, se estremecía al oír su palabra: —¡Caballo! —y el animal vibraba del casco a la oreja; ¡brrr! hacía y el suelo trepidaba bajo sus patas...
Anciano en la playa. Foto en pixpoetry en Unsplash

Dos sabios

Leopoldo Alas (Clarín)

En el balneario de Aguachirle, situado en lo más frondoso de una región de España muy fértil y pintoresca, todos están contentos, todos se estiman, todos se entienden, menos dos ancianos venerables, que desprecian al miserable vulgo de los bañistas y mutuamente se aborrecen...
Caballo. Foto por Helena Lopes en Unsplash

El caballo de coral

Onelio Jorge Cardoso

Éramos cuatro a bordo y vivíamos de pescar langostas. El Eumelia tenía un solo palo y cuando de noche un hombre llevaba entre las manos o las piernas el mango del timón, tres dormíamos hacinados en el oscuro castillo de proa y sintiendo cómo con los vaivenes del casco nos llegaba el agua sucia de la cala a lamernos los tobillos...
Bosque de palmeras. Foto por Hans Eiskonen en Unsplash

Dos pesos de agua

Juan Bosch

La vieja Remigia sujeta el aparejo, alza la pequeña cara y dice: -Dele ese rial fuerte a las ánimas pa que llueva, Felipa. Felipa fuma y calla. Al cabo de tanto oír lamentar la sequía levanta los ojos y recorre el cielo con ellos. Claro, amplio y alto, el cielo se muestra sin una mancha. Es de una limpieza desesperante...
Composición de Cuba, por Jules Pascin

El cuentero

Onelio Jorge Cardoso

"Una vez hubo un hombre por Mantua o por Sibanicú, que le nombraban Juan Candela y que era de pico fino para contar cosas..."
Fuego ritual

La candelaria de Juan Candelario

Emilio S. Belaval

"Cuando hubo entregado su última carga, Juan Candelario se sentó una noche, frente a su bohío, a seguirle la lucecita a un cucubano para ver si se le ocurría algo. La mujer, adivinando la desazón de su hombre, se le sentó al lado, por si acaso le daba a otro cucubano por volar cerca del primero..."
Paddle Wheeler en Cuba

En un bohío

Juan Bosch

"La mujer no podía seguir oyendo. Iba a derrumbarse, como los troncos viejos que se pudren por dentro y caen un día, de golpe. Era el delirio de la fiebre lo que hacía hablar así a su hijo, y ella no tenía con qué comprarle una medicina..."
Discovery of the Land, por Candido Portinari

La cuesta de las comadres

Juan Rulfo

"La cosa es que todavía después de que murieron los Torricos nadie volvió más por aquí. Yo estuve esperando. Pero nadie regresó. Primero les cuidé sus casas; remendé los techos y les puse ramas a los agujeros de sus paredes; pero viendo que tardaban en regresar, las dejé por la paz."

Taita, diga usted cómo

Onelio Jorge Cardoso

"El pequeño la vió brillar un instante sobre el espeso campo verde. Ahora el padre venía voceando la yegua hasta el camino y el muchacho se hizo a un lado del portillo dejándole el paso libre a la bestia. Le vio sobre el lomo muy cerca de la cruz, dos heridas que le arrugaron la piel. Cuando el sol empezó a meterse detrás de la manigua Nando y el viejo encarrilaron el trillo."

¡Adiós, Cordera!

Leopoldo Alas (Clarín)

La Cordera, mucho más formal que sus compañeros, verdad es que, relativamente, de edad también mucho más madura, se abstenía de toda comunicación con el mundo civilizado. y miraba de lejos el palo del telégrafo como lo que era para ella, efectivamente, como cosa muerta, inútil, que no le servía siquiera para rascarse...