Cantos de vida y esperanza

Resumen del libro: "Cantos de vida y esperanza" de

Rubén Darío, ampliamente reconocido como el «padre del modernismo», deslumbra con su genialidad poética en su obra cumbre, «Cantos de vida y esperanza» (1905). Inspirado por la influencia de los poetas parnasianos y simbolistas franceses, Darío logra una síntesis maestra de estos elementos en una obra que marca un hito en la poesía hispanoamericana.

Este volumen sobresale por su ruptura con las convenciones líricas previas, hallando su fundamento en la evolución de su estilo, el cual encuentra su punto de partida en su obra temprana «Azul» (1888), y se desarrolla plenamente en «Prosas profanas» (1896 y 1901) antes de culminar en los «Cantos de vida y esperanza». En este último, Darío retoma los temas recurrentes que caracterizan su producción lírica, pero los eleva a nuevas alturas de expresión y profundidad.

La obra se erige como un testamento lírico de la búsqueda constante del equilibrio entre la naturaleza y el arte. Darío sostiene audazmente que el arte, como creación humana, supera a la naturaleza, pues solo a través de la expresión artística es posible restaurar la armonía divina en el mundo. Esta noción trascendental impregna cada uno de los poemas, y su fuerza radica en la convincente pasión con la que Darío lo proclama.

La edición actual, cuidadosamente supervisada por la catedrática de literatura hispanoamericana Rocío Oviedo Pérez de Tudela, brinda a los lectores una experiencia enriquecedora. Además del texto poético, la introducción contextualiza la obra en su época y movimiento literario, otorgando una perspectiva valiosa. El aparato de notas aclara matices y referencias, mientras que la cronología y la bibliografía esencial ofrecen un marco histórico y recursos para una mayor inmersión en la obra y su autor.

Adicionalmente, la edición presenta propuestas de discusión y debate que estimulan el análisis y el diálogo en torno a los temas centrales de la obra. Este enfoque interactivo resalta la relevancia continua de «Cantos de vida y esperanza» en las conversaciones literarias contemporáneas.

En resumen, «Cantos de vida y esperanza» consolida a Rubén Darío como un titán literario que trasciende las fronteras del tiempo. Su exploración apasionada de la relación entre el arte y la naturaleza, presentada en un estilo magistral, invita a los lectores a contemplar profundamente la esencia misma de la creación y la armonía universal. Una obra imprescindible que marcará la sensibilidad literaria de cada generación venidera.

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PREFACIO

Podría repetir aquí más de un concepto de las palabras liminares de Prosas profanas. Mi respeto por la aristocracia del pensamiento, por la nobleza del Arte, siempre es el mismo. Mi antiguo aborrecimiento a la mediocridad, a la mulatez intelectual, a la chatura estética, apenas sí se aminora hoy con una razonada indiferencia.

El movimiento de libertad que me tocó iniciar en América, se propagó hasta España y tanto aquí como allá el triunfo está logrado. Aunque respecto a técnica tuviese demasiado que decir en el país en donde la expresión poética está anquilosada a punto de que la momificación del ritmo ha llegado a ser un artículo de fe, no haré sino una corta advertencia. En todos los países cultos de Europa se ha usado del hexámetro absolutamente clásico sin que la mayoría letrada y sobre todo la minoría se asustasen de semejante manera de cantar. En Italia ha mucho tiempo, sin citar antiguos, que Carducci ha autorizado los hexámetros; en inglés, no me atrevería casi a indicar, por respeto a la cultura de mis lectores, que la Evangelina de Longfellow, está en los mismos versos en que Horacio dijo sus mejores pensares. En cuanto al verso libre moderno…, ¿no es verdaderamente singular que en esta tierra de Quevedos y de Góngoras los únicos innovadores del instrumento lírico, los únicos libertadores del ritmo, hayan sido los poetas del Madrid Cómico y los libretistas del género chico?

Hago esta advertencia porque la forma es lo que primeramente toca a las muchedumbres. Yo no soy un poeta para muchedumbres. Pero sé que indefectiblemente tengo que ir a ellas.

Cuando dije que mi poesía era mía, en mí sostuve la primera condición de mi existir, sin pretensión ninguna de causar sectarismo en mente o voluntad ajena, y en un intenso amor a lo absoluto de la belleza.

Al seguir la vida que Dios me ha concedido tener, he buscado expresarme lo más noble y altamente en mi comprensión; voy diciendo mi verso con una modestia tan orgullosa que solamente las espigas comprenden, y cultivo, entre otras flores, una rosa rosada, concreción de alba, capullo de porvenir, entre el bullicio de la literatura.

Si en estos cantos hay política, es porque aparece universal. Y si encontráis versos a un presidente, es porque son un clamor continental. Mañana podremos ser yanquis (y es lo más probable); de todas maneras mi protesta queda escrita sobre las alas de los inmaculados cisnes, tan ilustres como Júpiter.

R. D.

Cantos de vida y esperanza: Rubén Darío

Rubén Darío. Seudónimo de Félix Rubén García Sarmiento (1867-1916), poeta, periodista y diplomático nicaragüense, considerado el fundador del modernismo.

Nació en Metapa (actual Ciudad Darío), Nicaragua. Sus padres se separaron cuando él era muy pequeño y lo crió una abuela que lo presentó en Managua, siendo todavía un adolescente, como un artista prodigio. Leía a los poetas franceses y era invitado a recitar poesía. En 1886, realizó un viaje a Santiago de Chile y éste fue su primer contacto con el progreso y la metrópoli. Allí publicó su primer gran libro, Azul... (1888), obra que llamó la atención de la crítica y especialmente del escritor español Juan Valera. De regresó a Managua, se casó con Rafaela Contreras, en 1891; quince meses después nació su primer hijo y en 1893 murió su esposa.

Rubén Darío es un hito en las letras hispánicas. Con él surgió el modernismo y favoreció el encuentro entre las letras de España y Latinoamérica. En un momento en el que en España la poesía decaía y se repetía a sí misma sobre calcos vacíos, aportó una savia que, junto con Bécquer, inició el camino para la recuperación, cuyos frutos más brillantes fueron Juan Ramón Jiménez, las vanguardias y, más tarde, la llamada generación del 27, muere en 1916.