El fin de la muerte

Resumen del libro: "El fin de la muerte" de

Tras El problema de los tres cuerpos y El bosque oscuro, la tensa espera de la humanidad concluye ahora con un último episodio, tan extraordinario como los anteriores, lleno de ideas electrizantes y una calidad de obra maestra.

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Mayo de 1453

La muerte de la Maga

Constantino XI Paleólogo detuvo por un instante las cavilaciones en las que andaba inmerso. Hizo a un lado la montaña de planos defensivos que tenía delante, se alisó la túnica púrpura y aguardó.

Su percepción del paso del tiempo tenía una precisa rigurosidad: en el momento justo, llegó un poderoso y violento temblor que parecía provenir de las profundidades de la tierra. Los candelabros de plata vibraron con un lúgubre silbido y el polvo, que debía de llevar mil años acumulado en los techos del Gran Palacio, comenzó a caer sobre las llamas de las velas y a explotar en minúsculas chispas al entrar en contacto con ellas.

Exactamente cada tres horas, justo lo que tardaban los otomanos en volver a cargar las bombardas diseñadas por el ingeniero Orbón, gigantescos proyectiles de roca de más de media tonelada batían las murallas de Constantinopla. Eran las más resistentes del mundo de la época, ampliadas y reforzadas desde que en el siglo V Teodosio II mandara construirlas, además de ser también el principal motivo por el que hasta el momento la corte bizantina había sobrevivido a tantos y tan poderosos enemigos.

Sin embargo, las gigantescas balas de roca estaban causando estragos en las murallas, y con cada nueva embestida se desprendían más y más pedazos, como si se tratara de las mordeduras de un gigante invisible. El emperador podía imaginar la escena: con los escombros de la explosión aún flotando en el aire, una multitud de soldados y ciudadanos, cual marabunta de valientes hormigas en medio de una tormenta de arena, se arrojaba sobre la herida recién abierta para tratar de llenar el hueco con cualquier cosa que tuvieran a mano, ya fueran restos de otros edificios, sacos terreros o valiosos tapices árabes… Era incluso capaz de imaginar la nube de polvo, en la que se reflejaba la luz del ocaso, cernirse sobre Constantinopla como un manto de oro.

Desde el comienzo del asedio de la ciudad, cinco semanas atrás, aquellos temblores se sucedían siete veces al día con una cadencia tan puntual y regular que parecía que los produjera un reloj gigantesco, uno que marcase el paso de los días y las horas de otro mundo, el mundo de los herejes. En comparación, el compás del reloj de latón en forma de águila bicéfala que había en un rincón de la estancia, símbolo de la cristiandad, resultaba extraordinariamente débil.

Los temblores cesaron. Al cabo de un rato Constantino consiguió, no sin esfuerzo, volver a la realidad que tenía ante él e indicó al guarda que estaba listo para recibir a quien fuera que aguardase al otro lado de las puertas.

Frantzes, uno de los consejeros más cercanos al emperador, entró seguido de una muchacha de aspecto demacrado.

—Majestad, esta es Helena —anunció con una reverencia, para a continuación hacerse a un lado e indicar a la chica que avanzara.

Liu Cixin. También conocido como Liu Ci Xin en chino, es un renombrado escritor chino de ciencia ficción nacido en Yangquan en 1963. Antes de alcanzar la fama literaria, desempeñó el rol de ingeniero en una central eléctrica en la provincia de Shanxi, una etapa de su vida que marcaría su apreciación por la ciencia y la tecnología. Este contexto es crucial para comprender la singularidad de su obra, que se centra en explorar el papel de China en un mundo futuro, estableciéndolo como uno de los más influyentes escritores de ciencia ficción en China.

La obra de Liu Cixin aborda un tema clásico en la ciencia ficción china, a menudo centrado en el conflicto entre la humanidad y civilizaciones alienígenas. Sus escritos son un llamado a la imaginación, explorando una galaxia poblada por civilizaciones con un esquema de ley de la jungla, donde la distancia entre ellas impide los encuentros no deseados y fomenta la ocultación de ubicaciones. La trilogía de los tres cuerpos, compuesta por "El problema de los tres cuerpos", "El bosque oscuro" y "El fin de la muerte," es un brillante ejemplo de la visión épica y provocadora de Liu.

Entre sus logros, Liu ha sido galardonado en numerosas ocasiones, ganando el premio Galaxy en nueve ocasiones y el prestigioso premio Xingyun (Nébula). Además, su obra "El problema de los tres cuerpos" obtuvo el codiciado Premio Hugo en 2015. Estos reconocimientos subrayan su contribución excepcional al género de la ciencia ficción.

En resumen, Liu Cixin es un pionero literario que ha dejado una huella indeleble en la ciencia ficción china y global. Su habilidad para explorar temas complejos a través de tramas apasionantes lo convierte en una figura esencial en la literatura contemporánea. Su obra trasciende fronteras culturales y se erige como un faro de la creatividad y la imaginación en el mundo de la ciencia ficción.