El libro rojo

Resumen del libro: "El libro rojo" de

«Los años en los que seguí a mis imágenes internas fueron la época más importante de mi vida y en la que se decidió todo lo esencial. Comenzó en aquel entonces y los detalles posteriores fueron sólo agregados y aclaraciones. Toda mi actividad posterior consistió en elaborar lo que había irrumpido en aquellos años desde lo inconsciente y que en un primer momento me desbordó. Era la materia originaria para una obra de vida. Todo lo que vino posteriormente fue la mera clasificación externa, la elaboración científica, su integración en la vida. Pero el comienzo numinoso, que todo lo contenía ya estaba allí». —C. G. Jung (1957)

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PRÓLOGO

Con El libro rojo de C. G. Jung se pone por primera vez a disposición a un público más amplio una obra cuya existencia se conocía desde 1962. Su surgimiento está descripto en Recuerdos, sueños y pensamientos de C. G. Jung y ya fue comentado muchas veces en la literatura secundaria. Aquí se esbozará sólo brevemente. En el año 1913, en un punto de inflexión de su vida, Jung comenzó a realizar un experimento consigo mismo que duró hasta 1930 y que luego fue conocido como “Confrontación con lo inconsciente”. Era el desarrollo de una “técnica para llegar al fondo de los procesos internos”, “traducir emociones en imágenes”, “comprender fantasías que [lo] movilizaban subterráneamente”. Más tarde denominó a este método “imaginación activa”. Jung registró sus fantasías primero en los Libros (de anotaciones) Negros. Más tarde reelaboró los registros, los completó con reflexiones y finalmente los transfirió caligráficamente y junto con ilustraciones a un libro encuadernado en rojo titulado LIBER NOVUS.

Jung compartía sus experiencias íntimas con su mujer y con otras personas de confianza. En 1925 dio cuenta en los seminarios del Club Psicológico de Zürich de su desarrollo profesional y personal, donde también llegó a hablar de su método de la imaginación. Más allá de eso, sin embargo, dejó poca constancia de sus experiencias. Por ejemplo, no inició a sus hijos en su auto-experimento. Ellos tampoco notaron nada al respecto. Hubiera sido difícil explicarles de qué se trataba. Ya resultaba una muestra de condescendencia cuando Jung le permitía a alguno de sus hijos que lo observara en su actividad de escritura y pintura. Para sus descendientes El libro rojo estuvo rodeado de un aura llena de misterio. Alrededor de 1930 Jung dio fin al experimento e hizo a un lado El libro rojo dejándolo inconcluso. Si bien tenía su lugar en el cuarto de estudio, el trabajo en él habría de quedar suspendido por décadas. No obstante, los conocimientos que Jung había adquirido penetraban implícitamente en sus nuevos escritos. Alrededor de 1959 intentó terminar de escribir el texto de El libro rojo sobre la base del antiguo borrador y completar una imagen inconclusa. También se dispuso a hacer un epílogo, pero por razones desconocidas tanto el texto caligráfico como también el epílogo se interrumpen en el medio de una oración.

Aunque Jung evaluó la publicación de El libro rojo, no dio este paso. Si bien en 1916 hizo imprimir para el uso privado el Septem sermones ad mortuos, un pequeño escrito que había surgido de su confrontación con lo inconsciente, sin embargo, su ensayo La función trascendente de 1916 en el que describió su método de la imaginación permaneció inédito hasta 1958. Las razones por las cuales no publicó El libro rojo se encuentran en referencias del propio Jung: El libro rojo es una obra inconclusa. El conocimiento de la alquimia (como objeto de investigación) lo ha “sustraído de ello”. La conformación de sus fantasías en El libro rojo la denominó una “elaboración estetizante”, por cierto, necesaria, pero fastidiosa. Y aún en 1957 designó a los Libros Negros y al Libro Rojo como registros autobiográficos que él no quería publicar en la Obra Completa, debido a que no tenían un carácter científico. Como máxima concesión le permitió a Anida Jaffé el citado de fragmentos de El libro rojo y de los Libros Negros, una posibilidad de la que ella hizo poco uso.

Carl Gustav Jung. El carismático psiquiatra y psicólogo suizo del siglo XX, cuyas ideas han influido profundamente en la comprensión de la mente humana. Nacido el 26 de julio de 1875 en Kesswil, Suiza, Jung creció como el único hijo de un pastor protestante y su imaginativa esposa, lo que marcó el comienzo de su fascinación por la religión, la mitología y lo oculto.

En su juventud, Jung emprendió una travesía académica que lo llevaría a la Universidad de Basilea en 1895, donde estudió medicina. Tras obtener su doctorado en medicina en 1900, Jung se estableció en Zúrich y se convirtió en psiquiatra en el Hospital Burghölzli. Aquí, el destino le tenía reservado un encuentro crucial: Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis. La amistad y colaboración inicial entre ambos se volvieron un punto de quiebre en 1913 debido a sus divergentes perspectivas teóricas.

No obstante, la ruptura con Freud no frenó a Jung, quien trazó su propio camino teórico, dando vida a la psicología analítica y el concepto de inconsciente colectivo. Esta audaz idea sostiene que hay una reserva común de imágenes y símbolos compartidos por toda la humanidad, formando una base esencial en la construcción de la personalidad individual.

Un pilar más en el edificio de sus teorías son los arquetipos, patrones universales que se manifiestan en sueños, mitos y fantasías. Estos arquetipos, como reflejos de deseos y temores colectivos, dieron luz a una comprensión más profunda de la experiencia humana.

El legado literario de Jung es igualmente vasto y valioso. Obras como "Psicología de la introversión" (1917), "Los arquetipos y el inconsciente colectivo" (1959) y "Aion" (1951) destilan sus profundos conocimientos y su poder de expresión.

Jung cerró sus ojos a este mundo el 6 de junio de 1961 en Küsnacht, Suiza. Sin embargo, su influencia se ha propagado por todo el globo, impactando la psicología, la antropología, la religión y la literatura. Su legado incluye conceptos clave como la teoría de la personalidad introvertida y extrovertida, el intrigante concepto de sincronicidad y su enfoque innovador en la terapia de sueños.

Hoy, el trabajo de Jung sigue resonando en la exploración de la mente humana, un testimonio duradero de su creatividad y profundo entendimiento.