El ponche de los deseos

El ponche de los deseos, una novela de Michael Ende

Resumen del libro: "El ponche de los deseos" de

Belcebú Sarcasmo es un mago lleno de talento y acostumbrado al éxito. A pesar de ello, este año no ha logrado cumplir su cupo de maldades porque el Consejo Supremo de los Animales le ha enviado un espía: un gato con el sonoro nombre de Maurizio di Mauro. A la tía Tirania, bruja de profesión, le ocurre exactamente lo mismo: el cuervo Jacobo la vigila tan de cerca que frena sus malas acciones. Tiranía y Belcebú están en apuros y el tiempo aprieta. ¿Podrán llevar a cabo su proyecto infernal antes de que suenen las campanadas de Año Nuevo?

Libro Impreso

Las cinco

ERA la última tarde del año y había oscurecido demasiado pronto. Nubes negras habían entenebrecido el cielo, y una tempestad de nieve azotaba desde hacía horas el Parque Muerto.

En el interior de Villa Pesadilla no se movía nada, excepto el tembloroso resplandor del fuego que ardía con llamas verdes en la chimenea abierta y sumergía el laboratorio mágico en una luz espectral.

El reloj de péndulo que había sobre la cornisa de la chimenea puso en marcha sus engranajes rechinando. Se trataba de una especie de reloj de cuco, pero su ingenioso mecanismo representaba un pulgar dolorido sobre el que descargaba sus golpes un martillo.

—¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! —gritó.

Así pues, eran las cinco.

De ordinario, Belcebú Sarcasmo, Consejero Secreto de Magia, se ponía de buen humor cuando lo oía dar las horas. Pero aquella tarde de San Silvestre le echó una mirada más bien pesarosa. Le hizo un gesto de rechazo con un leve movimiento de la mano y se dejó envolver por el humo de su pipa. Con el ceño fruncido, se sumió en sus cavilaciones. Sabía que le esperaba algo muy desagradable y que le iba a llegar muy pronto, a medianoche lo más tarde, al cambiar el año.

El mago estaba sentado en una cómoda butaca de orejas que un vampiro muy dotado para la artesanía había hecho personalmente, muchos años antes, con tablas de ataúdes. Los cojines estaban confeccionados con pieles de ogro que, por el paso del tiempo, se hallaban ya un poco raídas. Este mueble era una herencia familiar y Sarcasmo lo tenía en gran estima, pese a que, por lo demás, era de ideas más bien progresistas y estaba al día, cuando menos en lo que se refería a su actividad profesional.

La pipa en que fumaba representaba una calavera cuyos ojos, de cristal verde, se encendían con cada chupada. Las nubes de humo formaban en el aire figuras extrañas de los más diversos tipos: cifras y fórmulas, serpientes enroscándose, murciélagos y, sobre todo, signos de interrogación.

Belcebú Sarcasmo suspiró profundamente, se levantó y comenzó a ir y venir dentro de su laboratorio. Le iban a pedir cuentas, de eso estaba seguro. Pero ¿con quién tendría que habérselas? ¿Y qué podía aducir en su defensa?

Y, sobre todo, ¿aceptarían sus motivos? Su alta y esquelética figura se hallaba cubierta con una bata plisada de seda verde cardenillo (éste era el color preferido del Consejero Secreto de Magia). Su cabeza, pequeña y calva, parecía apergaminada, como una manzana rugosa. Sobre su nariz aguileña se asentaban unas gafas enormes de armadura negra y con unos cristales, fulgurantes y gruesos como lupas, que agrandaban sus ojos de forma poco natural. Las orejas le colgaban de la cabeza como el asa del cubo. Tenía la boca tan estrecha como si se la hubieran abierto en la cara con una navaja de afeitar. En resumidas cuentas, no era precisamente un tipo en el que se puede confiar a primera vista. Pero eso no le preocupaba lo más mínimo a Sarcasmo. Nunca había sido un personaje muy sociable. Prefería no darse a ver y actuar en secreto.

Michael Ende. Fue uno de los escritores más importantes de literatura fatástica y de ficción infantil y juvenil del S.XX. Nació en Alemania en 1929, su padre, Edgar Ende, era un reconocido pintor surrealista prohibido por el partido Nazi. La obra de su padre, así como el barrio de Munich donde se crio, rodeado de pintores y otros artistas, determinó el rico estilo que más tarde desarrollaría.

Desertor del ejército nazi, luchó en un grupo antifascista durante la Segunda Guerra Mundial. Pese a querer ser dramaturgo, Ende acaba estudiando como actor mientras sigue desarrollando sus primeras obras, normalmente obras de carácter político.

El éxito le llega con Jim Botón y Lucas el maquinista (1962), una obra infantil de marcado corte fantástico que logra una gran repercusión y un rechazo frontal de la crítica literaria, anclada en la corriente realista que dominaba en Alemania desde la guerra.

Harto del ambiente generado a su alrededor, Ende se muda a las afuera de Roma, donde escribe obras como Momo (1973), ganadora del Premio de Literatura Juvenil en Alemania, y que suponen un espaldarazo para su carrera. En 1982 publica La historia interminable, una obra también juvenil que supera todas las expectativas editoriales y se traduce a más de cuarenta idiomas. Posteriormente se realizaría una adaptación del libro a la pantalla grande, pese a las protestas de Ende que intentó desvincularse por completo del proyecto.

Aunque es más conocido por sus libros de género juvenil, también publicó varios libros para adultos y numerosas obras de teatro, poesía o ensayos. Sus obras se caracterizan por la fantasía y el surrealismo, al igual que por los llamativos y extraños nombres que el autor les proporcionó.

Michael Ende murió en Stuttgart, Alemania, en 1995, debido a un cáncer de estómago diagnosticado tres años antes.

En 1998 se inauguró en Alemania el Michael Ende Museum, donde se pueden consultar sus obras en diferentes idiomas, escritos, parte de su biblioteca privada, entre otras pertenencias del escritor.