El verano peligroso

El verano peligroso - Ernest Hemingway - Memorias

Resumen del libro: "El verano peligroso" de

En 1959 Hemingway regresó a España para cumplir un encargo de la revista Life: escribir un artículo, ilustrado por fotógrafos de la talla de Burrows y Hotchner, sobre el duelo entre dos grandes toreros: Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín durante el «verano peligroso» de ese año. A sus sesenta años y sufriendo los trastornos psicológicos que le empujarían a la muerte, el autor se reencontró con las imágenes que le habían cautivado en su juventud y de las cuales surgió El verano peligroso, un libro que contiene momentos del más puro Hemingway, donde lo que se sugiere cobra mayor importancia que lo que está escrito.

El verano peligroso, publicado póstumamente en 1985, es una versión editada de un manuscrito de 75.000 palabras que Hemingway escribió entre octubre de 1959 y mayo de 1960 como una asignación de la revista Life Magazine. Hemingway llamó a su amigo Will Lang Jr. para que viniera a España para entregar la historia a Life Magazine. El libro fue editado a partir del manuscrito original por su editor Charles Scribner’s Sons.​ Un extracto de 30.000 palabras del manuscrito fue publicado en tres entregas consecutivas en Life en septiembre de 1960.

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Prólogo. Sol, sombra (y oscuridad)

Está claro que el Hemingway que escribió Muerte en la tarde en 1932 no es el Hemingway que, en 1960, lucha no solo con el indomable manuscrito de El verano peligroso sino también con ese toro de cuernos afilados en que se ha convertido su propia leyenda.

El Hemingway de los años treinta es un escritor en la plenitud de sus facultades que descubre a España como inmejorable escenario para sus proezas. En cambio, este Hemingway crepuscular lidia con un encargo de la revista Life: volver a España y escribir un artículo de 10.000 palabras que se ocupara del duelo abierto por las arenas del país entre los toreros y rivales Luis María Dominguín (retirado en lo más alto desde hacía unos años y, como Hemingway, ahora dispuesto a una rentrée triunfal) y su cuñado, el más joven pero igualmente admirado Antonio Ordóñez.

En principio, la idea de Scribner’s —su editorial— era que luego todo el asunto fuera anexado a modo de coda en una inminente reedición de Muerte en la tarde y a otra cosa: porque lo que en realidad interesaba, lo que todos estaban esperando, era lo que por entonces se conocían como «sketches parisinos».

Hemingway, por su parte, no estaba convencido o entusiasmado con la idea de ponerse a revisitar el ayer. Le inquietaba la idea de hacer memoria. En una carta a Charles Scribner manifestaba su preocupación —siempre disfrazada de prepotencia— porque los críticos pensaran que estaba «como Scott, pidiendo dinero prestado a cuenta de algo que no tenía intenciones ni podía terminar». El libro sobre sus años jóvenes en París existía y marchaba bien, sí. Pero un Hemingway sin ningún tipo de problema financiero —más bien todo lo contrario: no dejaban de llegarle propuestas para adaptar sus obras al cine y a la televisión— no estaba en absoluto entusiasmado con la idea de mirarse en el espejo del pasado. Mejor el aquí y ahora, pensaba. Mejor demostrar que Hemingway seguía siendo Hemingway. Y así, se dijo y anunció, la idea no se le pudo haber ocurrido en mejor momento: regresar a lo grande a una tierra y un territorio que buena parte de sus compatriotas y hasta él mismo entendían ya como una virtual Hemingwaylandia donde se le brindaban toros y aplausos en toda plaza en la que entraba como si fuera él quien hubiera inventado toda esa fiesta.

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Y la escritura de El verano peligroso también funcionaría como una fuga de sí mismo sin que esto significara batirse en retirada. Porque lo cierto es que a Hemingway no le causaba la menor gracia el Hemingway en el que se había convertido. Años de farras sin fronteras y accidentes en todas partes (destacando la reciente caída de su avión en África y las múltiples lesiones sufridas) comenzaban a pasarle factura: dormía poco y nada, su hígado y riñones no funcionaban bien y su presión sanguínea y colesterol alcanzaban cumbres más altas que la del Kilimanjaro, tenía la aorta peligrosamente inflamada, había desarrollado una suerte de fobia a todo contacto físico (nada le disgustaba más que el que le tocasen la nuca), no paraba de gruñirle a su esposa Mary, cada frase que salía de su boca estaba puntuada por insultos y obscenidades. Y para colmo de males pronto se vería obligado a dejar Cuba luego del cada vez más totalitario triunfo revolucionario de Fidel Castro (paisaje en el que la figura de un norteamericano legendario producía cierta incomodidad); y estaba convencido de ser espiado por agentes del FBI. Hemingway sentía que no encajaba en ninguno de los bandos. El presente era un sitio horrible, sí. Y el haber ganado el Premio Nobel le había producido una inesperada angustia: la sensación de haber alcanzado el fin del camino.

Pero, por suerte, ahí estaba España. Y España era el único sitio posible donde escribir sobre España. Y, de paso, cumplir allí los sesenta años de edad. Y allí fue, aquí viene, Ernest Hemingway.

El verano peligroso – Ernest Hemingway

Ernest Hemingway. Fue un escritor estadounidense nacido en Oak Park, Illinois, el 21 de julio de 1899. Se desempeñó como periodista durante la Primera Guerra Mundial y posteriormente como corresponsal en la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Su experiencia como corresponsal de guerra influyó significativamente en su estilo literario, caracterizado por la simplicidad y el realismo.

Hemingway es conocido por sus novelas y cuentos que exploran temas como el amor, la guerra, la muerte y la naturaleza humana. Algunas de sus obras más destacadas incluyen "El viejo y el mar", "Por quién doblan las campanas" y "Adiós a las armas". Su estilo de escritura, directo y conciso, ha influido en generaciones de escritores posteriores.

Hemingway recibió el Premio Nobel de Literatura en 1954 y se convirtió en uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Sin embargo, su vida también estuvo marcada por la controversia y el drama, incluyendo múltiples matrimonios, problemas de salud mental y física y una muerte por suicidio en 1961.

En resumen, Ernest Hemingway fue un escritor y periodista estadounidense cuyo estilo literario directo y realista lo convirtió en uno de los autores más influyentes del siglo XX. Aunque su vida estuvo marcada por la controversia y la tragedia, su legado literario sigue siendo celebrado y estudiado hoy en día.