Georges

Resumen del libro: "Georges" de

La novela recrea el periodo entre 1810 a 1824 en la isla Mauricio, colonia de Francia en el océano indico, que junto con otras islas del mar caribe, se dedicaban a las plantaciones agrícolas y donde fueron introducidos como esclavos muchas personas provenientes de África, los que se mezclaron con los colonizadores franceses, naciendo los llamados «mulatos», algunos de los cuales se convirtieron en dueños de plantaciones, después de la influencia de la revolución francesa en las islas colonizadas. La novela comienza en 1810, cuando fuerzas invasoras inglesas desembarcan en Mauricio y son repelidas por el ejército francés junto a un grupo de voluntarios isleños.

Libro Impreso EPUB

I

LA ISLA DE FRANCIA

¿No te ha sucedido alguna vez, durante una de esas largas, tristes y frías veladas de invierno, que, hallándote sólo con tus pensamientos, oyeras soplar el viento por los pasillos y la lluvia tamborilear en las ventanas? ¿No te ha sucedido que, con la frente apoyada en la chimenea, y mirando, sin ver, las ascuas chisporrotear en el hogar, no te ha sucedido, decía, que sintieras grima por nuestro clima sombrío, nuestro París húmedo y fangoso, y soñaras con un oasis encantado, tapizado de hierba y lleno de frescor, donde, en cualquier estación del año, al borde de un manantial de agua fresca, al pie de una palmera o a la sombra de los yambos, pudieras adormecerte poco a poco entre una sensación de bienestar y languidez?

Pues bien, ese paraíso que soñabas existe; ese edén que ambicionabas te está esperando; ese arroyo que debe acunar tu somnolienta siesta cae en cascada y se convierte en espuma; la palmera que debe albergar tu sueño ofrece a la brisa del mar sus largas hojas, semejantes al penacho de un gigante. Los yambos, cubiertos de frutos irisados, te ofrecen su fragante sombra. Sígueme, ven conmigo.

Ven a Brest, esa ciudad hermana de la comerciante Marsella, centinela armado que vela sobre el océano. Y aquí, de entre el centenar de barcos que se refugian en su puerto, escoge una de esas bricbarcas de fondo estrecho, velas ligeras y mástiles esbeltos, como las de los osados piratas que describe el rival de Walter Scott, el poético novelista de la mar. Justamente estamos en septiembre, el mes propicio para los largos viajes. Sube a bordo del navío al que hemos confiado nuestro destino común, dejemos atrás el verano y boguemos al encuentro de la primavera. ¡Adiós, Brest! ¡Hola, Nantes! ¡Hola, Bayona! ¡Adiós, Francia!

¿Ves, a nuestra derecha, aquel gigante que se alza a diez mil pies de altura, cuya cabeza de granito se pierde entre las nubes, por encima de las cuales parece estar colgada, y a través de cuya agua transparente se distinguen las raíces de piedra que se van hundiendo en el abismo? Es el pico de Tenerife, la antigua Nivaria, punto de encuentro de esas águilas del océano que ves girar en torno a sus nidos y que apenas te parecen más grandes que las palomas. Sigamos adelante, no es ése el objetivo de nuestra ruta; esto no es sino el parterre de España, y yo te he prometido el jardín del mundo.

¿Ves, a nuestra izquierda, ese peñasco desnudo y sin verdor que arde incesantemente bajo el sol de los trópicos? Es la roca donde estuvo encadenado durante seis años el Prometeo moderno; es el pedestal donde Inglaterra elevó la estatua de su propia vergüenza; es el trasunto de la hoguera de Juana de Arco y del patíbulo de María Estuardo; es el Gólgota político que, durante dieciocho años, fue el piadoso lugar de encuentro de todos los navíos; pero tampoco es ahí donde te llevo. Sigamos, nada hay ahí que podamos hacer: la regicida Santa Helena quedó viuda de las reliquias de su mártir.

Alejandro Dumas. (Villers-Cotterêts, 1802 - Puys, cerca de Dieppe, 1870) fue uno de los autores más famosos de la Francia del siglo XIX, y que acabó convirtiéndose en un clásico de la literatura gracias a obras como Los tres mosqueteros (1844) o El conde de Montecristo (1845). Dumas nació en Villers-Cotterêts en 1802, de padre militar —que murió al poco de nacer el escritor— y madre esclava. De formación autodidacta, Dumas luchó para poder estrenar sus obras de teatro. No fue hasta que logró producir Enrique III (1830) que consiguió el suficiente éxito como para dedicarse a la escritura.

Fue con sus novelas y folletines, aunque siguió escribiendo y produciendo teatro, con lo que consiguió convertirse en un auténtico fenómeno literario. Autor prolífico, se le atribuyen más de 1.200 obras, aunque muchas de ellas, al parecer, fueron escritas con supuestos colaboradores.

Dumas amasó una gran fortuna y llegó a construirse un castillo en las afueras de París. Por desgracia, su carácter hedonista le llevó a despilfarrar todo su dinero y hasta se vio obligado a huir de París para escapar de sus acreedores.