Harry Potter

Harry Potter y la cámara secreta

Resumen del libro: "Harry Potter y la cámara secreta" de

«Harry Potter y la cámara secreta» de J.K. Rowling se sumerge nuevamente en el cautivador universo mágico que ha encantado a lectores de todas las edades. La autora, conocida por su maestría en la creación de mundos imaginarios, nos entrega una continuación igualmente emocionante y llena de misterio. En esta obra, Rowling demuestra una vez más su habilidad para tejer tramas complejas, entrelazando elementos de aventura, amistad y magia con maestría.

La historia retoma la vida de Harry Potter después de su primer año en Hogwarts, donde derrotó a Lord Voldemort. El joven mago se enfrenta a nuevas incertidumbres y desafíos mientras espera ansioso el inicio de su segundo curso. La narrativa cobra vida con la aparición de un elfo doméstico que alerta a Harry sobre una amenaza inminente en la escuela. Este preludio intrigante prepara el escenario para una aventura épica, llevando a Harry y a su inseparable amigo Ron a enfrentarse a obstáculos cada vez más peligrosos.

La trama se desarrolla con giros inesperados cuando descubrimos que la Cámara de los Secretos ha sido abierta, liberando criaturas aterradoras en Hogwarts. Rowling teje hábilmente una trama repleta de elementos oscuros y sorprendentes revelaciones, manteniendo a los lectores pegados a las páginas en un intento frenético por descubrir la verdad detrás de los sucesos en la escuela de magia.

Los personajes principales, Harry, Ron y Hermione, evolucionan de manera notable, enfrentándose a sus propios temores y desafíos personales. La autora explora temas más oscuros y maduros, aportando complejidad a los personajes y al mundo que habitan. Además, la inclusión de nuevos seres mágicos, lugares y objetos mágicos agrega capas de fascinación a la narrativa, sumergiendo a los lectores en un universo cada vez más vasto y intrigante.

En «Harry Potter y la cámara secreta», J.K. Rowling logra mantener la esencia que hizo tan exitosa la primera entrega, mientras expande y enriquece el mundo mágico que ha cautivado a millones de lectores en todo el mundo. Su prosa ágil y su capacidad para crear personajes entrañables hacen de esta obra una adición imprescindible a la serie, ofreciendo una experiencia de lectura que combina la emoción de la magia con la profundidad de la exploración de la naturaleza humana.

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CAPÍTULO UNO

El peor cumpleaños

NO era la primera vez que en el número 4 de Privet Drive estallaba una discusión durante el desayuno. A primera hora de la mañana, había despertado al señor Vernon Dursley un sonoro ulular procedente del dormitorio de su sobrino Harry.

—¡Es la tercera vez esta semana! —se quejó, sentado a la mesa—. ¡Si no puedes dominar a esa lechuza, tendrá que irse a otra parte!

Harry intentó explicarse una vez más.

—Es que se aburre. Está acostumbrada a dar una vuelta por ahí. Si pudiera dejarla salir aunque sólo fuera de noche…

—¿Acaso tengo cara de idiota? —gruñó tío Vernon, con restos de huevo frito en el poblado bigote—. Ya sé lo que ocurriría si saliera la lechuza.

Cambió una mirada sombría con su esposa, Petunia.

Harry quería seguir discutiendo, pero un eructo estruendoso y prolongado de Dudley, el hijo de los Dursley, ahogó sus palabras.

—¡Quiero más beicon!

—Queda más en la sartén, ricura —dijo tía Petunia, volviendo los ojos a su robusto hijo—. Tenemos que alimentarte bien mientras podamos… No me gusta la pinta que tiene la comida del colegio…

—No digas tonterías, Petunia, yo nunca pasé hambre en Smeltings —dijo con énfasis tío Vernon—. Dudley come lo suficiente, ¿verdad que sí, hijo?

Dudley, que estaba tan gordo que el trasero le colgaba por los lados de la silla, hizo una mueca y se volvió hacia Harry.

—Pásame la sartén.

—Se te han olvidado las palabras mágicas —repuso Harry de mal talante.

El efecto que esta simple frase produjo en la familia fue increíble: Dudley ahogó un grito y se cayó de la silla con un batacazo que sacudió la cocina entera; la señora Dursley profirió un débil alarido y se tapó la boca con las manos, y el señor Dursley se puso de pie de un salto, con las venas de las sienes palpitándole.

—¡Me refería a «por favor»! —dijo Harry inmediatamente—. No me refería a…

—¿QUÉ TE TENGO DICHO —bramó el tío, rociando saliva por toda la mesa— ACERCA DE PRONUNCIAR LA PALABRA CON «M» EN ESTA CASA?

—Pero yo…

—¡CÓMO TE ATREVES A ASUSTAR A DUDLEY! —dijo furioso tío Vernon, golpeando la mesa con el puño.

—Yo sólo…

—¡TE LO ADVERTÍ! ¡BAJO ESTE TECHO NO TOLERARÉ NINGUNA MENCIÓN A TU ANORMALIDAD!

Harry miró el rostro encarnado de su tío y la cara pálida de su tía, que trataba de levantar a Dudley del suelo.

—De acuerdo —dijo Harry—, de acuerdo…

Tío Vernon volvió a sentarse, resoplando como un rinoceronte al que le faltara el aire y vigilando estrechamente a Harry por el rabillo de sus ojos pequeños y penetrantes.

Desde que Harry había vuelto a casa para pasar las vacaciones de verano, tío Vernon lo había tratado como si fuera una bomba que pudiera estallar en cualquier momento; porque Harry no era un muchacho normal. De hecho, no podía ser menos normal de lo que era.

Harry Potter era un mago…, un mago que acababa de terminar el primer curso en el Colegio Hogwarts de Magia. Y si a los Dursley no les gustaba que Harry pasara con ellos las vacaciones, su desagrado no era nada comparado con el de su sobrino.

Añoraba tanto Hogwarts que estar lejos de allí era como tener un dolor de estómago permanente. Añoraba el castillo, con sus pasadizos secretos y sus fantasmas; las clases (aunque quizá no a Snape, el profesor de Pociones); las lechuzas que llevaban el correo; los banquetes en el Gran Comedor; dormir en su cama con dosel en el dormitorio de la torre; visitar a Hagrid, el guardabosques, que vivía en una cabaña en las inmediaciones del bosque prohibido; y, sobre todo, añoraba el quidditch, el deporte más popular en el mundo mágico, que se jugaba con seis altos postes que hacían de porterías, cuatro balones voladores y catorce jugadores montados en escobas.

En cuanto Harry llegó a la casa, tío Vernon le guardó en un baúl bajo llave, en la alacena que había bajo la escalera, todos sus libros de hechizos, la varita mágica, las túnicas, el caldero y la escoba de primerísima calidad, la Nimbus 2.000. ¿Qué les importaba a los Dursley si Harry perdía su puesto en el equipo de quidditch de Gryffindor por no haber practicado en todo el verano? ¿Qué más les daba a los Dursley si Harry volvía al colegio sin haber hecho los deberes? Los Dursley eran lo que los magos llamaban muggles, es decir, que no tenían ni una gota de sangre mágica en las venas, y para ellos tener un mago en la familia era algo completamente vergonzoso. Tío Vernon había incluso cerrado con candado la jaula de Hedwig, la lechuza de Harry, para que no pudiera llevar mensajes a nadie del mundo mágico.

Harry no se parecía en nada al resto de la familia. Tío Vernon era corpulento, carecía de cuello y llevaba un gran bigote negro; tía Petunia tenía cara de caballo y era huesuda; Dudley era rubio, sonrosado y gordo. Harry, en cambio, era pequeño y flacucho, con ojos de un verde brillante y un pelo negro azabache siempre alborotado. Llevaba gafas redondas y en la frente tenía una delgada cicatriz en forma de rayo.

Era esta cicatriz lo que convertía a Harry en alguien muy especial, incluso entre los magos. La cicatriz era el único vestigio del misterioso pasado de Harry y del motivo por el que lo habían dejado, hacía once años, en la puerta de los Dursley.

A la edad de un año, Harry había sobrevivido milagrosamente a la maldición del hechicero tenebroso más importante de todos los tiempos, lord Voldemort, cuyo nombre muchos magos y brujas aún temían pronunciar. Los padres de Harry habían muerto en el ataque de Voldemort, pero Harry se había librado, quedándole la cicatriz en forma de rayo. Por alguna razón desconocida, Voldemort había perdido sus poderes en el mismo instante en que había fracasado en su intento de matar a Harry.

De forma que Harry se había criado con sus tíos maternos. Había pasado diez años con ellos sin comprender por qué motivo sucedían cosas raras a su alrededor, sin que él hiciera nada, y creyendo la versión de los Dursley, que le habían dicho que la cicatriz era consecuencia del accidente de automóvil que se había llevado la vida de sus padres.

Pero más adelante, hacía exactamente un año, Harry había recibido una carta de Hogwarts y así se había enterado de toda la verdad. Ocupó su plaza en el colegio de magia, donde tanto él como su cicatriz se hicieron famosos…; pero el curso escolar había acabado y él se encontraba otra vez pasando el verano con los Dursley, quienes lo trataban como a un perro que se hubiera revolcado en estiércol.

Los Dursley ni siquiera se habían acordado de que aquel día Harry cumplía doce años. No es que él tuviera muchas esperanzas, porque nunca le habían hecho un regalo como Dios manda, y no digamos una tarta… Pero de ahí a olvidarse completamente…

En aquel instante, tío Vernon se aclaró la garganta con afectación y dijo:

—Bueno, como todos sabemos, hoy es un día muy importante.

Harry levantó la mirada, incrédulo.

—Puede que hoy sea el día en que cierre el trato más importante de toda mi vida profesional —dijo tío Vernon.

Harry volvió a concentrar su atención en la tostada. Por supuesto, pensó con amargura, tío Vernon se refería a su estúpida cena. No había hablado de otra cosa en los últimos quince días. Un rico constructor y su esposa irían a cenar, y tío Vernon esperaba obtener un pedido descomunal. La empresa de tío Vernon fabricaba taladros.

—Creo que deberíamos repasarlo todo otra vez —dijo tío Vernon—. Tendremos que estar en nuestros puestos a las ocho en punto. Petunia, ¿tú estarás…?

—En el salón —respondió enseguida tía Petunia—, esperando para darles la bienvenida a nuestra casa.

—Bien, bien. ¿Y Dudley?

—Estaré esperando para abrir la puerta. —Dudley esbozó una sonrisa idiota—. ¿Me permiten sus abrigos, señor y señora Mason?

—¡Les va a parecer adorable! —exclamó embelesada tía Petunia.

—Excelente, Dudley —dijo tío Vernon. A continuación, se volvió hacia Harry—. ¿Y tú?

—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy —dijo Harry, con voz inexpresiva.

—Exacto —corroboró con crueldad tío Vernon—. Yo los haré pasar al salón, te los presentaré, Petunia, y les serviré algo de beber. A las ocho quince…

—Anunciaré que está lista la cena —dijo tía Petunia—. Y tú, Dudley, dirás…

—¿Me permite acompañarla al comedor, señora Mason? —dijo Dudley, ofreciendo su grueso brazo a una mujer invisible.

—¡Mi caballerito ideal! —suspiró tía Petunia.

—¿Y tú? —preguntó tío Vernon a Harry con brutalidad.

—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy —recitó Harry.

—Exacto. Bien, tendríamos que tener preparados algunos cumplidos para la cena. Petunia, ¿sugieres alguno?

—Vernon me ha asegurado que es usted un jugador de golf excelente, señor Mason… Dígame dónde ha comprado ese vestido, señora Mason…

—Perfecto… ¿Dudley?

—¿Qué tal: «En el colegio nos han mandado escribir una redacción sobre nuestro héroe preferido, señor Mason, y yo la he hecho sobre usted»?

«Harry Potter y la cámara secreta» de J.K. Rowling

J.K. Rowling. Escritora y productora de cine escocesa, es conocida principalmente por su serie de libros juveniles protagonizados por Harry Potter, verdadero fenómeno literario a nivel mundial que ha conseguido vender más de 400 millones de ejemplares, siendo traducida a más de 20 idiomas. Rowling estudió filología clásica y francesa, trabajando como investigadora y secretaria para Amnistía Internacional antes de trabajar en Portugal como profesora de inglés en 1992. Antes de irse a Portugal, en 1990 le vino la inspiración del personaje de Harry Potter en un viaje de Mánchester a Londres, al llegar a casa se puso a crear el mundo mágico más influyente de la literatura juvenil, pero mientras escribía, su madre falleció y este hecho la ayudó para comprender mejor la pérdida de Harry Potter. Tras un corto matrimonio volvió a Edimburgo con su hija, sin empleo y en una situación ciertamente preocupante.

Durante este periodo, Rowling terminó su primer libro de la serie, Harry Potter y la piedra filosofal, manuscrito que fue presentado a numerosas editoriales y rechazado, hasta que Bloomsbury decidió publicarlo. Tras el éxito, basado en el boca a boca, del libro, Rowling recibió una beca y un año después el libro comenzó a venderse en EEUU.

Sus editores le aconsejaron utilizar las siglas J.K. en vez de su nombre real, Joanne, para publicar el primer libro de Harry Potter por miedo a que los lectores tuvieran reticencia a leer sus libros por estar escritos por una mujer, la letra K proviene de su abuela Kathleen.

A partir del segundo libro, Harry Potter y la cámara secreta, el éxito de sus historias creció de manera exponencial, alcanzando con sus obras los puestos más altos de las listas de ventas en prácticamente todo el mundo. Gracias a esto, pudo dedicarse al completo a la escritura y dejar de lado el bache económico que vivía antes de publicar la serie, pasando a ser una de las personas con más ingresos de Gran Bretaña.

Pocos años después, las novelas de Harry Potter comenzaron a ser adaptadas al cine con gran éxito gracias a directores como Chris Columbus, Mike Newell o Alfonso Quarón. Mientras tanto, Rowling recibió numerosos galardones como el Andersen, varios Honoris Causa, el Príncipe de Asturias de la Concordia e incluso la Legión de Honor francesa. En 2007 la revista Time la seleccionó como “Personaje del Año” debido a su gran influencia e inspiración social, moral y política que ha plasmado en los personajes de Harry Potter.

Tras la publicación del último libro de la serie, Harry Potter y las reliquias de la muerte, Rowling ha publicado varios libros en el mismo universo, siempre a título benéfico, como el caso de Los cuentos de Beedle el Bardo.

En 2012 escribió su primera novela para adultos Una vacante imprevista, generando opiniones de todo tipo. Y un año después adoptó el seudónimo de Robert Galbraith para escribir los libros Cormoran Strike una serie de novela negra para adultos, siendo El canto del cuco su segundo libro para adultos y obteniendo una gran acogida por los lectores.

En 2016 trabajó como guionista en la nueva película inspirada en el mundo de Harry Potter “animales fantásticos y donde encontrarlos” y ha coescrito la obra teatral basada en la vida preescolar de Harry Potter, mientras sigue escribiendo novelas para adultos y pasa tiempo con su familia.

Rowling disfruta de su éxito realizando numerosos actos benéficos, conferencias e intervenciones a favor de la lectura, gran parte de sus beneficios son destinados a obras de caridad.