La amada inmóvil

Resumen del libro: "La amada inmóvil" de

Amado Nervo, el reconocido poeta mexicano, legó al mundo literario una obra que trasciende el tiempo y las fronteras: «La Amada Inmóvil». Este poema, considerado como su obra cumbre, es un grito apasionado y doloroso que emana de las profundidades del alma del autor, plasmando su dolor inmenso por la pérdida de su gran amor, Ana Cecilia Luisa Dailliez.

La historia detrás de «La Amada Inmóvil» es tan conmovedora como la propia obra. En el año 1901, en las calles de París, Amado Nervo se cruza con Ana Cecilia, una mujer que se convertiría en el gran amor de su vida. Sin embargo, este amor se convierte en un secreto celosamente guardado, una musa enjaulada en el corazón del poeta. Este amor prohibido y apasionado se manifiesta de manera tangible cuando Nervo es nombrado segundo secretario de la embajada de México en Madrid, y decide instalarse con Ana Cecilia en un piso de la calle de Bailén en la capital española. La relación se mantiene en la penumbra, incluso los porteros de la casa ignoraban su existencia.

La tragedia que marca el relato de «La Amada Inmóvil» se desencadena cuando, el 17 de diciembre de 1911, Ana Cecilia contrae fiebre tifoidea, lo que la sumerge en una lenta agonía. Amado Nervo, en secreto, la cuida y vela durante su enfermedad, sin revelar la verdadera naturaleza de su relación. La noche del 7 de enero de 1912, su musa, su amada inmóvil, exhala su último aliento, dejando al poeta sumido en un dolor insondable.

Este poema, nacido de las lágrimas y el amor perdido de Amado Nervo, es una expresión pura de su sufrimiento. A través de sus versos, Nervo teje un tapiz de palabras que conmueve los corazones de quienes se adentran en su mundo lírico. «La Amada Inmóvil» es un canto a la pasión y la tristeza, un tributo eterno al amor que nunca pudo ser, y una obra que perdura en la memoria literaria como una joya inmortal.

Libro Impreso EPUB

Presentación

El 31 de agosto de 1901 Amado Nervo conoció en París, en una calle del Barrio Latino, a Ana Cecilia Luisa Dailliez, quien se convertiría en el amor de su vida. De hecho, esta mujer se convirtió en su amor secreto, su musa enjaulada. Así lo confirma el hecho de que, al ser nombrado segundo secretario de la embajada de México en Madrid, Nervo se instaló con Ana Cecilia en el piso segundo izquierdo del número 15 de la madrileña calle de Bailén, donde ni los porteros de la casa supieron de la existencia de esa mujer. El 17 de diciembre de 1911, Ana Cecilia contrajo una fiebre tifoidea que le provocó una lenta agonía, también secreta, ya que Nervo la atendió a escondidas, hasta la noche del 7 de enero de 1912 en que murió su musa. La amada inmóvil es el poema que nació esa noche en que Nervo veló en soledad el cadáver de quien fue su amada.

Se conserva en Madrid una placa en el edificio de la calle de Bailén y en el nicho 213 del cementerio de San Lorenzo y San José, donde el poeta mandó sepultar a su amada inmóvil. La lápida de mármol era visible al otro lado del río Manzanares, desde donde «el fraile de los suspiros, celeste anacoreta», como lo llamó Rubén Darío, siguió viviendo su secreto amor. Tales sentimientos se ven reflejados en este volumen, homenaje adolorido de uno de nuestros más reconocidos poetas a la mujer que él consideró «ornamento de mi soledad, alivio de mi melancolía, flora de mi heredad modesta, dignidad de mi retiro, lamparita santa y dulce de mis tinieblas»

En memoria de Ana
Encontrada en el camino de la vida
el 31 de agosto de 1901.
Perdida —¿para siempre?— el 7 de enero de 1912.

Ofertorio

Deus dedit, Deus abstulit
DIOS MÍO, YO TE OFREZCO MI DOLOR:
¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!
Tú me diste un amor, un solo amor,
¡un gran amor!
Me lo robó la muerte…
y no me queda más que mi dolor.
Acéptalo, Señor:
¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!…

¿Llorar?, ¿por qué?

ESTE ES EL LIBRO DE MI DOLOR:
lágrima a lágrima que formé;
una vez hecho, te juro, por
Cristo, que nunca más lloraré.
¿Llorar? ¿Por qué?
Serán mis rimas como el rielar
de una luz íntima, que dejaré
en cada verso; pero llorar,
¡eso ya nunca! ¿Por quién? ¿Por qué?
Serán un plácido florilegio
un haz de notas que regaré
y habrá una risa por cada arpegio,
¿Pero una lágrima? ¡Qué sacrilegio!
Eso ya nunca. ¿Por quién? ¿Por qué?

La amada inmóvil: Amado Nervo

Amado Nervo. Poeta mexicano, perteneció al movimiento modernista y también destacó por su producción de novela y ensayo. Nervo comenzó a publicar artículos para El Correo de la Tarde antes de viajar a Ciudad de México, donde sus colaboraciones aparecieron en revistas como Azul y periódicos como El Universal o El Mundo. De esta época son poemarios como Perlas negras o Místicas.

En 1900 se instala en París como corresponsal extranjero donde conoce a artistas como Wilde o Rubén Darío. Allí escribiría El éxodo y las flores del camino o Jardines interiores, entre otros trabajos.

De vuelta a México, donde era una figura literaria consagrada, trabajó como profesor antes de ingresar en el cuerpo diplomático mexicano y conseguir plaza en Madrid, donde escribiría En voz Baja, Serenidad o Plenitud. Su carrera, interrumpida en varias ocasiones, acabó por llevarle a Argentina y Uruguay, donde moriría en 1919.