La tierra fragmentada

La quinta estación

La quinta estación - N. K. Jemisin

Resumen del libro: "La quinta estación" de

Así es como se acaba el mundo… por última vez. Ha dado comienzo una estación de desenlaces. Empieza con una gran grieta roja que recorre las entrañas del único continente del planeta, una grieta que escupe una ceniza que oculta la luz del sol. Empieza con la muerte, con un hijo asesinado y una hija perdida. Empieza con una traición, con heridas latentes que comienzan a supurar. El lugar es la Quietud, un continente acostumbrado a la catástrofe en el que la energía de la tierra se utiliza como arma. Y en el que no hay lugar para la misericordia.

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Prólogo

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Empecemos por el fin del mundo. ¿Por qué no? Superémoslo y pasemos a cosas más interesantes.

Antes que nada, un final un tanto personal. Algo sobre lo que ella no podrá dejar de pensar una y otra vez en días venideros, la imagen de su hijo fallecido mientras intenta buscarle sentido a algo que carece de él. Cubrirá el cuerpecito roto de Uche con una manta (a excepción de la cara, porque le da miedo la oscuridad) y se sentará impasible junto a él, sin prestar atención al mundo que se acaba en el exterior. El mundo ya ha terminado en su interior, y no es la primera vez que experimenta alguno de estos dos finales. Está curtida en mil batallas.

«Pero ya es libre», piensa en ese momento, y también más tarde.

Y son su resentimiento y su cansancio los que responden a esa pregunta velada cada vez que la perplejidad y la conmoción le permiten cuestionárselo:

«No lo era. No del todo. Pero ahora lo será».

Pero necesitas un contexto. Volvamos a empezar por el final, pero desde un punto de vista continental.

Estamos en un mundo.

Uno como cualquier otro. Con montañas, llanuras, cañones y deltas de ríos. Lo de siempre. Es normal en todo, menos en su tamaño y su dinamismo. Es un mundo que se mueve mucho. Es como un anciano inquieto que yace en una cama: jadea y suspira, hace pucheros y se tira pedos, bosteza y engulle. Como era de esperar, los habitantes de este mundo lo han llamado la Quietud, una tierra de tranquilidad y fina ironía.

La Quietud tiene otros nombres. En otras eras lo formaban varias masas de tierra. Ahora es un continente grande, único y extenso, aunque en el futuro volverá a dividirse.

Muy pronto, en realidad.

El final da comienzo en una ciudad: la ciudad habitada más antigua, grande y magnífica del mundo. Se llama Yumenes, y en tiempos fue el corazón de un Imperio. Todavía es el corazón de muchas cosas, aunque el Imperio ha ido languideciendo desde su apogeo, como suele ocurrir con los imperios.

N. K. Jemisin. Escritora americana, es conocida por sus cuentos y novelas de fantasía y ciencia ficción, logrando ser ganadora tanto del Premio Hugo, dos años consecutivos como al Nebula. Estos tres premios los ha conseguido con su Trilogía de la Sucesión. Su trilogía de The inheritance ha logrado un gran éxito y Los cien mil reinos fue su primer libro publicado es español.