Narrativa

La madrugada breve

Alejandro Cernuda

Hoy estás borracha de verdad y te vuelves retórica, drástica. Sabes que no me gusta pero insistes con fervor en todo eso que llamas libertad. Quizá ya no seamos tan buenos amigos, explícitos como antes que crecieras dentro de ese cuerpecito escuálido.

Pastel flameante

Arturo Arango

—¿Tú estabas aquí cuando llegaron? —Silvia aún tenía la oreja pegada a la puerta. Humberto movió la cabeza de izquierda a derecha. Ella le hizo señas para que siguiera escuchando.

Boleto para soñar

Jorge Luis Llópiz Cudel

Aún no amanece. Rubén limpia con una manguera la entrada de la gasolinera. La presión de agua se lleva toda la porquería incrustada en el suelo.

Los Trotacampos

Leopoldo Luis

Tizón era un negro descomunal, a quien doblar en dos una barreta de hierro, de las que se utilizan en el campo para excavar el terreno, apenas le tomaba un segundo…

Excelencia del proceso

Rafael de Águila

El Departamento Uno es el elemento más importante de la estructura; tiene la misión de hallar los sitios donde existan piedras.

Leyenda de Karla y Carlos

Rafael Grillo

Me pregunto si ustedes son también de los que se figuran a los científicos como tipos aburridos… Tal vez no luzca correcto que empiece diciendo cosas así de mi hermano, pero la llamada telefónica que acabo de recibir era de Carlos Roberto y él es un científico con el cual la regla se cumple a cabalidad.

La columna rota

Elaine Vilar Madruga

Aquella mañana, desperté convencida de que era igual a Frida Kahlo. Tenía sus mismos ojos bajo las pestañas indígenas. El mismo pelo, como un manto de la noche…

El Ángel que vi en la tierra

Aida Elizabeth Montanarro Torres

Cuento perteneciente al volumen Del telescopio a la bicicleta, publicado por Editorial Letramía, 2023

Apartamento H

Lázaro Alfonso Díaz Cala

Cuento perteneciente al volumen Del telescopio a la bicicleta, publicado por Editorial Letramía, 2023

Errare

Alexander Machado Tineo

—¿Sabía la gacela del peligro? —Sabía. Sabía también de la sutileza del acecho, de la atención obligada y minuciosa a cualquier ruido extraño en la espesura, al cambio más imperceptible de los olores, al desplazarse sigiloso de las sombras.

Marilyn’s last dance

Rafael Grillo

La muerte de Marilyn Monroe se traslada a La Habana y a 62 años después en este cuento incluido en la antología M.M, publicada por Vencejo Ediciones…

Los cuerdos

Reinaldo Cedeño Pineda

Suben, bajan, sin el menor rubor. Nalgas que gritan, que apenas caben en el inmundo short. Nalgas del pueblo. Comienzan los cuerdos a gritar como locos, mientras el otro, el frotador, arrinconado contra un árbol —pobre árbol―, hace lo que puede.

Harold y su máquina

Daniel Díaz Mantilla

En noches como esta, cuando la frustración desembocaba en el insomnio, Harold trabajaba en su artefacto. Durante años que ya le parecían insufribles pulió en su mente cada pieza, diseñó cada pequeño mecanismo, calculó los riesgos y los gastos de su proyecto y lo fue llevando a término, sin prisa, sin descanso, anticipando la hora en que echaría por fin a andar su máquina del tiempo.

Cordero. Foto por Nick Cozier en Unsplash

El cordero aúlla

Javier Rabeiro Fragela

Lo único seguro es que nunca había matado a nadie, pero las pulsaciones, las imágenes, el cosquilleo y la ansiedad lo perseguían. Era una sensación burbujeante, que le obligaba a cerrar los ojos y abrirlos de nuevo en el momento que su padre salió al patio para matar a una gallina.

Operación Intelectual

Denys San Jorge Rodríguez

Negrón, es nuestro hombre. Se acerca a la casa y recuerda a Yusnavy cuando la dejó hace pocos minutos atrás. En la esquina, recostada al muro fumándose un cigarro y cómo desaparecía este suavemente de sus dedos divinos, esperando con el vestido tan cursi y brilloso de esos que vienen de Ecuador, de venta al por mayor, apretado y algo corto.

Un habanero en París (relato sinfónico)

Jorge Fernández Crespo

Atraviesa esta ciudad un emblemático río, poblado de puentes semejantes a las cicatrices sobre el rostro de un guerrero africano. Las plazas de idas y venidas neuróticas, las edificaciones distintivas, los parques de verde calma en primavera, de alegría naranja en el verano, de nostalgia sepia en otoño, de gris soledad en el invierno…

Nada más quiero frío, señora

Randy Cabriales

—¿Por qué quiere irse para afuera? —le preguntó con mucha suavidad. —Por el clima. —¿Cómo? —Sí, por eso. A mí siempre me ha gustado el frío, la nieve, todo ese asunto. Aquí hace tanto calor. Y más en estos tiempos.

Diez

Arístides Vega Chapú

A sabiendas de estar emprendiendo un próspero negocio, con excelentes dividendos, comenzaron a fundir las piezas de los desmantelados centrales azucareros. Se habían comprometido a confeccionar los sables que el Japonés y su esposa Ichi, les pagarían en divisa.

Herejes

Leonardo Padura

La mañana del 27 de mayo de 1939 cuando Joseph Kaminsky y su sobrino Daniel llegaron al puerto, aún no había amanecido. Pero, gracias a los reflectores colocados en la Alameda de Paula y el muelle de Caballería…

El niño de cristal

David Martínez Balsa

Un relato sobrecogedor: “Néstor piensa en su niñez, aquella época de ingenuidad, cuando recorría junto a su hermano el barrio y lo asustaba la reacción de la gente ante su presencia”…