Poetas

Poesía de Francia

Poemas de Adrienne Monnier

Adrienne Monnier (París, 26 de abril de 1892 – íbidem, 19 de junio de 1955) fue una librera, editora, poeta y cronista francesa, influyente por el tejido de relaciones sociales que creó gracias a su librería La Maison des Amis des Livres.

A Sylvia Beach

¡Te saludo, oh mi hermana nacida allende el mar!
He aquí que mi estrella se juntó con la tuya,
No fundida en el fuego del primitivo sol,
Mas viva, exacta y nueva en su gracia extranjera,
Pródiga de tesoros que recogió en su curso.

Atenta a las promesas que en los ojos del hombre
Escribe nuestra Madre, cantaba, solitaria,
El brillo y el oriente de diamantes y perlas.
Ocultaba en mi pecho como un pájaro frágil,
La esperanza medrosa que se nutre de mieles.
Consagraba al pudor, cruzados lienzos blancos,
La conciencia naciente bautizada con llantos.
¡Gracias a ti, oh hermana, puedo escapar, ahora,
A esos tormentos, a esas miserias y pesares
!Recobro ya mis fuerzas, y si amo la Noche,
Si escruto todavía sus últimos terrores
Es para madurar la paz de un día postrero.

Ya nos ve Mediodía una frente a la otra
De pie en nuestros umbrales, al borde de la calle,
Suave río de sol que tiene en sus riberas
Nuestras dos Librerías.
Tras la labor levanta Mediodía tus manos
Y las mías, es hora de almuerzo y de silencios,
Y aviva los destellos, en las señas que hacen,
De la llama que esconden aún nuestros países.

Versión de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán

A Sylvia Beach

Je te salue, ma Sœur née par-delà les mers !
Voici que mon étoile a retrouvé la tienne,
Non pas fondue au feu du soleil primitif,
Mais vive, exacte et neuve en sa grâce étrangère,
Prodigue des trésors amassés en son cours.

Je chantais solitaire, attentive aux promesses
Que notre Mère écrit dans le regard des hommes,
L’éclat des diamants et l’orient des perles.
Je cachais en mon sein, comme un oiseau fragile,
Le bel espoir craintif qui se nourrit des miels.
Je vouais aux pudeurs, linges blancs et croisés,
La naissante pensée qu’on baptise de pleurs.
Je me sauve, à présent, oh ! ma Sœur, par tes soins,
De ces tourments, de ces regrets, de ces faiblesses !
La force me revient, et si j’aime la Nuit,
Si j’interroge encor ses dernières terreurs,
C’est pour mûrir la paix d’un jour définitif.

Déjà, Midi nous voit , l’une en face de l’autre,
Debout devant nos seuils, au niveau de la rue,
Doux fleuve de soleil qui porte sur ses bords
Nos librairies.
Midi lève nos mains, déliées du service,
Pour l’appel des repas, pour le temps des silences,
Et fait étinceler, sous le jeu de leur signe,
La flamme encor cachée au cœur de nos pays.

Como la monja antigua

A Simone Guye

Como la monja antigua
Que en sí misma encontraba
La regla, y que ponía,
Con sus hermanas, casa
Entre granja y convento,
Abrí mi Librería.
¡Pero yo Dios no tengo!
Ese nombre me hiere
Muy hondo en mis raíces,
Las ganas de vivir
Me arranca, y el vendaje
Que recubre esta llaga
Que nada nos curó.

Ciertos hermanos míos
Ejercen sobre mí un poder,
Me sosiegan sus órdenes,
Para ellos trabajo,
Y olvido así mis penas,
Y también los consuelo.

Soy yo la que conduce
Al viajero perdido,
Y me caliento al fuego
Que enciendo para él,
Uniendo a sus plegarias
Mi voz llena de noche.

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán

A Paul Claudel

Tu potente plegaria viene a turbar mi sueño,
Pone sitio a mi noche con el miedo y el fuego.
A mi pesar imploro la fuerza de tu Dios,
Sé que puede ahuyentar el tropel que en mí misma
Atormenta a la hija de quienes lo sirvieron.

Me verá la mañana llorando por ser débil,
Elevando hacia el sol mis manos como hojas.
Pero ya que lo quieres, ¡oh Padre!, en esta noche
Que nos trae tu orden y en la que el ala obscura
Tiembla, te encontraré. ¡Oh, que tu exilio pueda
Contener en su seno mi tierna sumisión!
Estoy contigo, sí, bajo tu voz me inclino
Como una llama vacilante,
Digo ese nombre que es la dicha
Y la alabanza de tu boca,
Mas cuya cruz hiere mi frente.

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán

James Joyce

¡HOMBRE DE PECADO!
Bajo tu peso, abre
La tierra sus honduras,
He aquí su vientre lleno
De escombros y de larvas.
Lentamente atraviesas
El espesor que crece.
Como un juego de espejos
Los muros en que resbalas
Multiplican sin fin
Ángulos sin salida,
Y al principio reúnes
Tus inútiles fuerzas
A fin de atravesarlos,
Luego, al saber, ¡suspiras!
Quieres tocar el fondo,
El extremo…
Lo encuentras en el punto
Más frío de ti mismo,
Ausente del recuerdo.
Retornas al presente
Y vuelves a ver todo,
Y la extensión del tiempo
Se ajusta a los estados,
El círculo se ensancha,
Sales a cielo abierto…

¡HOMBRE DE CÓLERA!
¡Vuelve impaciente a interrogar el olvido!
¡Huye de tu padre y de tu isla, arranca tus raíces!
Viaja como extranjero, hay que tocar aún el fondo.
Hay que saber, hay que colmar el vacío.
¡Que la virtud de un movimiento nuevo
Te sea dada! ¡Vuelve impaciente!

Se adensa y se endurece la sombra
En torno al fuego de tu rapidez.
¡Haz crujir la corteza, trueno!
¡Con el talón que golpea,
Con el puño que se crispa,
Con el ceño fruncido,
Con la boca torcida,
Con el rayo de los ojos,
Con gritos y con lágrimas,
Que se rasgue la tierra!
¡Que la fuerza de tu violencia
La arroje en tu poder!
¡Abre con tu palabra el juicio!
¡Haz que, por fin, la razones aparezcan!

Este arte para la memoria aún tan pesado
Te entrega el resplandor que todo puede definir,
Pero tan pronto como tocas el punto en que consientes,
Devuelto a tu medida, en el aire rebotas…

Emoción del retorno, suaves semejanzas.

Es el tuyo el secreto de los rostros que pasan.

De los misterios nacen superficies bruñidas.

Una nube alargada da lecho a tus ideas.

HOMBRE DE PACIENCIA
Justamente llamado JÚBILO,
Has vivido siete años
En el seno de la Tierra,
Has escrito siete años
Al dictado de los hombres.
Queda hecho el testamento
De este verde planeta.
Estás ya por partir
Hacia un nuevo destino.
Que te alcen las estaciones
En sus vórtices calmos
Al fin de la esperanza
Que endurece tu rostro.

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán