Poetas

Poesía de Chile

Poemas de Alejandro Flores Pinaud

Alejandro Flores Pinaud (Santiago de Chile, 9 de febrero de 1896-6 de enero de 1962) fue un actor, poeta y dramaturgo chileno.

Sapo cancionero

Sapo de la noche sapo cancionero
que vives soñando junto a la laguna
tenor de los charcos grotesco trovero
que estás embrujado de amor por la luna
Yo se de tu vida sin gloria ninguna
se de la tragedia de tu alma inquieta
se de tu locura de amor por la luna
que es locura eterna de todo poeta

Sapo cancionero canta tu canción
que la vida es triste
si no la vivimos con una ilusión.

Tu te sabes feo feo y contrahecho
por eso de día tu fealdad ocultas
y de noche cantas tu melodía
y suenan tus cantos como letanía.

Repican tus voces en franca porfía
tus coplas son vanas
como son tan bellas
no sabes acaso que la luna es fría
porque dio su sangre para las estrellas.

Señor

Hace ya mucho tiempo que al dolor de la carga
se ha curvado mi espalda y astillado mi hombro,
y, a pesar que mi senda día a día se alarga,
ni suplico tu gracia, ni siquiera te nombro.
Yo jamás te pedí me tendieras tu mano
para hundirme en la tierra o treparme a la cumbre;
yo jamás imploré tu poder sobrehumano:
me bastaba el sencillo poder de mi lumbre.
Fui rebelde, Señor, pero tú te vengaste;
y fue cruel la venganza y el dolor que me diste;
me llevaste a la amada que tu mismo formaste
como el agua de clara, como todo de triste…

Fue una noche de enero, tibia, azul, luminosa;
su alba carne de ensueño palpitó estremecida
al sentir en su vientre la tortura gloriosa
de otra vida pequeña que llegaba a la vida…
Con la fe más intensa, con la unción más profunda
te dijeron sus labios la plegaria de amor:
“¡Fortalece Señor mis entrañas fecundas
y hazle blando el camino a este nuevo dolor!”
¡Nunca, nunca, Señor, otros labios hubiste
que tu gracia imploraran con más honda emoción!
¡Nadie nunca ha rogado como ella, la triste,
por el fruto bendito de su amor, todo amor!
Pero tu no escuchaste… Su plegaria bendita,
hecha lágrima y sangre y empapada en piedad,
se perdió sollozando en la noche infinita…
¡y sus ojos cerraste para siempre jamás!
¡Es por eso que ahora, que mi labio te nombra,
la palabra me sale dolorosa y amarga,
porque siento que grita su recuerdo en la sombra
y la pena se ahonda y el camino se alarga!
¡Es por eso que vago por senderos sin luces,
encorvado en la tierra donde duerme mi amor
y en la paz de la noche yo me tiendo de bruces
y me abrazo a la tierra como a su corazón…!