Poetas

Poesía de México

Poemas de Alí Calderón

Alí Calderón (Ciudad de México; 1982) es un poeta, narrador y ensayista mexicano. Doctor en Lingüística Literatura, es profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla.

Pole position

Y mi pecho una supercarretera
de ocho, dieciséis, treinta y dos carriles
con miles y millones de caballos de fuerza
vertiginosos corriendo
y derramando lumbre en mis arterias.

Aquellas peligrosísimas curvas
impostergables y letárgicas
y particularmente inabordables
cada vez que tú, Lesbia, no me miras.

Ese imperioso arrancar en segunda
cuando tus sí se vuelven indecibles,
impronunciables,
inminentemente pospuestos
turbiamente y con perfidia
por tus no unánimes e inconmovibles.
Sólo tú echas a andar este Ferrari rojo,
incalculablemente insaciable,
impaciente por recorrer solemne
las largas calles de tus piernas
siempre prodigiosas, siempre proféticas
y en lo que a mí respecta,
absolutamente litúrgicas,
plenas de infinitud.

Que la batería desbarate su potencia
en tu cintura inenarrable
porque finalmente y después de todo:
este bólido, Lesbia, no carbura
sin tus estrechos jeans a la cadera.

Pancake

Tu dulce cuerpo Lesbia
con miel de maple todo
festín de lengua y labios
impone a todo el mundo.

III

Ni siquiera una catedral barroca
tiene tantos
y tan maravillosos encantos
como tiene Lesbia
bajo su delicada blusa.

IV

Pensaba Borges que en un punto
están todos los puntos y en un
momento
todos los momentos…
Si el adagio, Lesbia,
es verdadero,
se devela en tu belleza
la belleza.

V

Hay algo en el aire Natalia que respiras
en cada uno de los pasos que das e ineluctables rompen
la continuidad del instante
en tu cintura que inaugura del arte
los nuevos códigos
algo
un insólito vértigo intensísimo
larga herida perceptible apenas
un cierto no sé qué tan admirable Natalia
tan inaudito y profundamente incomprensible

Mis días son un lento espejo intacto que enmaraña
inconmovible
en sus fibras frágiles tu imagen.

Pobre Valerio Catulo

A quién darás hoy tus versos, infeliz Catulo?
sobre qué muslos posarás la mirada? Qué cintura rodeará tu brazo?
cuáles pezones y cuáles labios habrás de morder inagotable hasta el hastío?
Termine ya la dolorosa pantomima: fue siempre Lesbia,
exquisito poeta, caro amigo,
un reducto inexpugnable.
A qué recordar su mano floreciente de jazmines o aquellos leves gorjeos
sonando tibios en tu oído?
para qué hablar del amor o del deseo si ella es su imagen misma?
por qué evocarla y consagrarle un sitio perdurable en la memoria? por qué Catulo?
por qué?
Que tus versos no giren más en torno a sus jeans, a su blusa sisada,
que tu cuerpo se habitúe a esa densa soledad absurda y prematura,
que su nombre y su figura de palmera y su mirada de gladiola
se pierdan, poco a poco,
ineluctablemente y de modo irreversible,
en el incierto y doloroso
ir y venir de los días.
Y que a nadie importe si se llamaba Denisse, Clodia o Valentina
qué caso tiene pobre Valerio Catulo? qué caso tiene?

VIII

Este dolor es real, tangible:
se ha hecho presente
y deambula en estos versos.

Transiberiano

Diariamente diez mil kilómetros
recorre
el tren transiberiano
para llegar de Moscú a Vladivostok, en Siberia.
Nosotros habitamos la misma ciudad y
todos los días nos cruzamos por la calle
pero nuestro encuentro es más frío que
una noche fría de Siberia
y nadie todavía
construye
el transiberiano que me lleve a ti.

XII

Pasearás, Helena,
por las anchas calles de Troya
con Menelao del brazo
como en otro tiempo lo hiciste con Paris.
Con mascada Hermès y vestido Valentino
cautivarás a quienes por ti lucharon,
a los que admiran tu paso frágil:
a Héctor, Ulises, Ayax y a todos
los titanes juntos.
Y tú, Helena, sin embargo, cambiarías la gloria,
la fama, incluso tu lugar en la historia,
por empuñar, una vez más,
de este anónimo guerrero.

Lago Lucerna

a Jair Cortés

Gélido
el lago,
espejo
del cielo:
Inmaculada
imagen
de la transparencia.

VI

[Mittlere Brücke, Basel]
Aceitoso verde olivo
ácueo
somnoliento el Rhin
deambula por su cauce.

Salmo

Un día cuando crieben los albores
el tu rostro cataré, Señor.
E será mexor que ver dama
despojada de rançal o
muger que juegue hallar
sin haber en las sus manos letanía.
E será mexor, Padre, porque vos estades
en los goces y en los deliçios,
en la fermosura de cada dueña
y en las imágenes del poeta,
espexo perfecto,
porque Dios, Padre Santo
Criador del universo,
vos mismo sodes la poesía.

XI

E pasarán las alfayas,
los pedrales,
las fermosas caras alcoholadas
e los finos briales de frisado e perlaflor.
Pasarán las avenencias de los omnes
e la grand plaçentería
y el adarve de cibdades poderosas e rricas.
Pasarán las palabras, los adjetivos
e las construcciones sintácticas
pero tú non pasarás, Señor, non.
Tú non pasarás.

HOY ES EL DÍA.

Mi muchacha ha llegado plena proclamando la primavera
La brevedad de su falda alaba el renacimiento constante de la vida
Ella es el tierno sur de las parvadas
el motivo de los altos y ligeros vuelos de las aves
Sólo en su piel la claridad es razonable
Bajo su párpado toda alborada resulta posible

Mi muchacha ha vencido los dominios de la noche
para instaurar
en la esbeltez de su cuerpo
la luz.