Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Andrés Neuman

Andrés Neuman Galán (Buenos Aires, 28 de enero de 1977) es un narrador, poeta, traductor, aforista, bloguero y columnista hispano-argentino. Nació y pasó su infancia en Buenos Aires. Hijo de músicos argentinos, terminó de criarse en Granada, en cuya universidad fue profesor de literatura latinoamericana. Mediante una votación convocada por el Hay Festival, formó parte de la lista Bogotá-39 entre los nuevos autores más destacados de Latinoamérica, y fue seleccionado por la revista británica Granta entre Los 22 mejores narradores jóvenes en español. Escribe regularmente en su blog Microrréplicas, considerado uno de los mejores blogs literarios en castellano según una encuesta de El Cultural. Sus libros están traducidos a más de 20 idiomas.

Monólogo a dos voces

-Como un lento jarabe
que calienta la bóveda celeste,
la luz trama su incendio
y vuelven los colores a mis ojos.
¡Amanece! Éste es el primer día.

-Pero, idiota, qué asombro va a quedarnos
siendo el día que es: el siglo de los siglos,
ya se sabe, final de un gran banquete.
Miro por la ventana
y desde mi sensata finitud
no veo más que el sol
reemplazando a la noche, como siempre.

-¡Esa inmensa naranja
será limón después en las alturas.’
Puedo oler el rocío evaporarse,
los pájaros lo absorben mientras vuelan.
Me parece que estoy viendo un milagro.
Ha llegado el momento de dejarse morir
para nacer.

-Tranquilo, por favor, no desvariemos.
A poco que se estudie el curso de las cosas
se entiende que el milagro es una farsa.
En cuanto a la belleza,
hay un amanecer-digamos que sin nubes-
y nada en absoluto. Salvo morirse, claro.
Mejor sigamos con los pajaritos.

-¿ No tiene el alba un gesto
de diosa empedernida, muda, virgen?
En cuanto se fecunden sus resquicios
el mundo quedará alumbrado
y un ritmo nuevo empezará a estirar
sus versos como músculos.

-¡Hay que soltar los cirios,
la luz es un asunto de la tierra!
y de paso templemos un poco ese lenguaje:
bastante nos costó vestido de paisano.

-Como un jarabe hirviendo,
como el milagro de un poema…

-En fin…

Canción del insomne

Todo se vuelve oscuro
y es mentira la luz que nadie ve.
Nos deslumbran, nos ciegan.
Un café.
Es lo que necesito.
No es la sed.
Podré tocar la noche
y no temer su beso de una vez.
Que acudan otros héroes a los sueños:
yo prefiero quemar la lucidez
mientras duren mis párpados. Café.

Las orillas

Para Leopoldo Brizuela

Me es hermoso el desgarro porque une las orillas,
nos concentra
en desdoblamos siempre para poder ser uno.
(Es un número, el uno, que traiciona
cuando finge ser punto de partida).
Necesario el desgarro,
porque renuncia a hundirse
pero ama los pozos
y nos tiende sus manos como dos hemisferios.

Con el pulso ambidiestro
navego celebrando los puntos cardinales
que mudarán mi origen,
y sucede el naufragio porque debe
y la vida es el barco
y yo soy el ahogado y el mismo que me salva.

Haikus

De dos en dos
me rodean los faros.
Perplejidad.

*

Redonda, quieta
en el raíl del metro
una paloma.

*

En el cristal
del coche, gotas frágiles.
Nunca entrarán.

*

Abrazo inútil
busca la joven hiedra
en el cemento.

*

Hoja caída
sobre el cristal del coche.
Envejecer.

*

Abandonado
zapato de tacón.
Mañana fría.

*

Un móvil suena
y nadie en la avenida.
Un móvil suena.

*

Breve llovizna.
El pavimento nuevo
abre pulmones.

*

Luna rodando
entre las azoteas.
¡Una ranura!

*

Una rodilla
se agita, descubierta.
Invitación.

*

Persecución.
En el retrovisor
la luna llena.

*

Aquí y allá
luz de mañana azul.
Son varios mares.

Líneas aéreas

Igual que cada vez al tocar tierra
confirmamos la vida
así, cuando te toco,
recomienza el amor.

Y así, tocando un lápiz, me son nuevos
el amar, la existencia,
las líneas en el cielo de una página,
el suave aterrizaje sobre un nombre.

Ahora que no estoy…

Ahora que no estoy
me gusta más el viento cuando late
y la savia transcurre por los surcos,
me llega su apetito,
sus ondas abultadas
por cada objeto hermoso que atraviesan,
esos tímidos cuerpos musicales.
Pero no es más que un eco,
el eco en los jardines posteriores.
Hará falta alegrar esta canción,
por eso quiero fiesta en vuestro lado.

En la línea lejana del deseo…

En la línea lejana del deseo,
superficie de luces y corrientes,
se mantiene un velero a la deriva.
De ti depende el viaje o la zozobra,
su pesca o su destino,
la distancia que logre.

Izada, interrogándote, habrá siempre
una vela aguardando a que la mires.

Y que rápido vamos…

Y que rápido vamos,
ligera recompensa,
qué prisa iluminada.
El penúltimo paso es el más dulce.
Ojalá todos fueran el penúltimo.