Poetas

Poesía de Cuba

Poemas de Claudia Casal Toledo

Claudia Casal Toledo. Poeta cubana. (1976). En el año 2000, integra el Grupo de Creación Poética “Nicolás Guillén” perteneciente a la UNEAC, allí junto a un grupo de poetas trabaja en la edición y diseño de un único ejemplar de una Revista Literaria de Poesía llamada “Palabras Fundamentales”.

Irreverente Dios

Hoy soñé los lamentos de mi suerte,
un color de sombra en la llovizna.
Dios, nunca pensó en crueles realidades,
se inventó su mundo a mis espaldas.
No me permitió soñar las primaveras
y me encontré a las cinco de la tarde
soñando un puño de palabras.
Ahora van errantes los caminos
pensando soñar que están llenos de pisadas,
sin lombrices muertas,
torturas de otros tiempos.
¡No Dios!
No me diste un sueño bien pensado,
malgastaste tus horas comunes
pues al final del viaje
siempre hay quien sueña
con palomas blancas.

Búscame

Búscame allí
donde baten los misterios,
donde anida el corazón de los poetas.
Búscame
en los poros de tu cuerpo,
en los pliegues más profundos de tu piel,
allí donde he muerto y renacido tantas veces.
Búscame además
donde menos se te ocurra,
en portales,
cementerios,
espacios inherentes de las sombras,
en cada niño que pierde su cometa.
Búscame
(repito)
búscame en tu sexo,
donde retozo los caudales exhumados,
donde vivo a la locura de los gritos.
Búscame
¡Sí!
Búscame
si no en misterios,
portales,
cementerios,
si ni siquiera me descubres en tu sexo,
búscame en ti
y entonces sí
sabrás donde encontrarme.

Ni letras, ni poeta

Ya no soy poeta
ni esto es una poesía,
es mas bien un manifiesto,
la retirada sin banderas blancas,
cuatro letras tiradas a su mala suerte,
pobres y agónicas,
confundidas,
mal interpretadas,
resignadas a su mal vivir,
preguntándose una y otra vez
por qué diablos cayeron en mis manos.
¡Pobres letras!
Escuálidas
en el esqueleto,
sin más posesión que sus propios huesos,
sin otra sonoridad que sus lamentos.
¡Pobres letras!
No saben lo que es caer en manos de una
que ya no es poeta.

Vientos y voces

Siete vientos me hablaron de las noches
…No escuché lo que decían.
Estaba sorda de pies y manos,
muda de voces,
escurriéndome entre sábanas usadas.
No escuché… o no quería.
Bien recuerdo que esos vientos
susurraban imposibles,
historias de los astros destruidos,
explosiones mudas,
rupturas del alma…
Y que sé yo cuantas más cosas,
no escuché ni una palabra
(Y no quiero que me tilden de inconsciente)
Ninguna de las voces
habló de grandes luchas,
de vencedores e invencibles.
Ninguna dijo que muriera por ver vivir a un Angel,
que batiera mis alas impulsando mis virtudes,
que hasta en un basurero se ve reír a un gato.
Cómo puedo hacerles caso,
si tanto que dicen saber
y ni una de ellas… ni una sola voz
dijo tu nombre.
Cómo podría yo escuchar entonces.

Puedes pensar de mí lo que te venga en ganas

Puedes pensar de mí lo que te venga en ganas.
Que estoy podrida de cuerpos y de antojos,
que me estaciono a la fuerza en tus designios.
Puedes decir
que soy como un fantasma,
hablar sobre mis cuentos,
someterlos,
reír de mis pasajes más sedientos,
cautivar mis dominios de la carne.
Puedes pensar incluso
que muero en mis adentros,
que ahogo mi furia en soledades,
ausencias de ti,
pensar que las distancias nos masacran.
Solo hay algo que no permito,
no permito que condenes al destino,
que te vuelvas Dios para frenar las primaveras,
que cambies el amor por las razones,
transformarte en inmortal por no errar.
No permito más aun,
que me destierres sin botas,
que mandes al carajo el sentimiento
para verme morir
(Soy muy joven para morir ahora)
Así que ya sabes,
solo basta que me digas
si te entregas al mandato de pensar
lo que yo quiera.

La estampa de los olvidados

En la cruz murió el hombre un día,
Pero se ha de aprender a morir
en la cruz todos los días…

José Martí (El presidio político en Cuba)

Fui a la muerte sin zapatos ni virtudes,
lejos de sombras y huesos,
cáscara de lamentos.
Envejecí en tres días y dos noches
secundando los pasos de las calles ausentes.
No me vi titubear cuando la rosa me pidió un deseo.
Ayer fui un árbol lamiendo sus raíces,
caudal de libros estacionando pájaros,
desventuras de una enciclopedia.
Ayer fui un eclipse de gaviota
lanzando a sus adentros
cuatro vientos de marea.
Hoy
soy solo una estampa
en la vida de los olvidados.