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Poesía de España

Poemas de Florencia Pinar

Florencia Pinar, también conocida como Florencia del Pinar, se alza como una figura destacada en la historia de la poesía castellana del siglo XV. Su vida, aunque envuelta en misterio, es un fascinante relato de una dama de la corte de Isabel I de Castilla, quien dejó una huella indeleble en el mundo literario de su tiempo.

Nacida en torno a 1470 y fallecida aproximadamente en 1530, Florencia Pinar se convirtió en la primera mujer en participar en las justas poéticas, una hazaña que marcó un hito en una sociedad donde las mujeres tenían un acceso limitado a la educación y la expresión literaria. Su inclusión en el prestigioso Cancionero General del siglo XV es testimonio de su destreza y perspicacia poética.

Florencia Pinar, al igual que su hermano, el poeta Pinar, desplegó su maestría en el dialecto castellano característico de las clases educadas de su época. Los títulos de «dama» y «señora» que se le otorgan en los Cancioneros atestiguan su alta posición social, lo que sugiere que la educación esmerada y la elegancia eran parte de su identidad.

Sus obras literarias abarcan un conjunto de seis canciones, destacando entre ellas «Destas aves su nación,» que se caracteriza por su simbolismo y la hábil manipulación de temas ocultos. En su poesía, Florencia Pinar emplea un lenguaje figurado y conceptismo, explorando la dualidad del amor, que es tanto fuente de placer como de dolor. Un simbolismo juguetón, donde la perdiz representa la promiscuidad femenina, agrega profundidad y ambigüedad a su obra.

La poesía de Florencia Pinar se mantiene como un testimonio valioso de la creatividad literaria y la lucha por la expresión femenina en una época dominada por convenciones sociales rígidas. A través de los siglos, su obra ha intrigado a académicos, quienes han debatido sobre la naturaleza de su amor: ¿platónico o sexual?

En resumen, Florencia Pinar es una figura literaria excepcional que desafió las barreras de género y dejó una marca perdurable en la rica tradición poética de Castilla en el siglo XV. Su legado sigue inspirando el análisis y la admiración de quienes aprecian la poesía como un medio para explorar las complejidades del amor y la identidad.

Glosa

Será perderos pediros
esperanza qu′es incierta,
pues cuanto gano en serviros
mi dicha lo desconcierta.

Cresce cuando va más
un quereros que me hace
consentir, pues qu′a vos place
mis bienes queden atrás.

Mas verés con mis suspiros
la pena más descubierta,
pues cuanto gano en serviros
mi dicha lo desconcierta.

Canción de una dama que se dice Florencia Pinar

¡Ay! que hay quien mas no vive
porque no hay quien d’ay se duele,
y si hay, ¡ay! que recele
hay un ay con que esquive
quien sin ay vivir no suele.

Hay placeres, hay pesares,
hay glorias, hay mil dolores,
hay, donde hay penas de amores,
muy gran bien si dél gozares.

Aunque vida se cative
si hay quien tal ay consuele
no hay razón porque se cele,
aunque ay con que se esquive
quien sin ay vivir no suele.

Canción de unas perdices que le enviaron vivas

Destas aves su nación
Es cantar con alegría,
Y de vellas en prisión
Siento yo grave pasion,
Sin sentir nadie la mía.

Ellas lloran que se vieron
Sin temor de ser cativas,
Y a quien eran más esquivas
Esos mismos las prendieron:
Sus nombres mi vida son
Que va perdiendo alegría,
Y de vellas en prision
Siento yo grave pasion,
Sin sentir nadie la mía.

El amor ha tales mañas

El amor ha tales mañas
que quien no se guarda dellas,
si se l′entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
El amor es un gusano
bien mirada su figura,
es un cáncer de natura
que come todo lo sano.
Por sus burlas, por sus sañas,
dél se dan tales querellas
que si s′entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
Es de diversas colores
que quien no se guarda dellas,
si se l′entra en las entrañas,
no puede salir sin ellas.
Es de diversas colores,
críase de mil antojos;
da fatiga, da dolores,
rige grandes y menores,
ciega muchos claros ojos;
y aquellos, desque cegados,
no quieren verse en clarura;
hállanse tanto quebrados,
que dicen los desdichados
es un cáncer de natura,
a quien somos sojuzgados.
Éntranos por las axilellas
cuándo quedo, cuándo apriesa,
con sospechas, con rencillas;
y al contar destas mancillas
tal se burla que s′confiesa,
y aun las más defendidas
señoras del ser humano
cuando déste son heridas,
si saben y son garridas,
y a ellas come lo sano
y a nosotros nuestras vidas.