Poetas

Poesía de España

Poemas de Ibn Sara al-Santarini

Ibn Sara al-Santarini. Poeta español. Santarén (Portugal), c. 1040-1050 – Almería, 1123. Poeta de la Taifa de Badajoz. El poeta Ibn Ṣāra de Santarén pertenecía a una antigua y reputada estirpe árabe, la prestigiosa tribu de los Bakr. Nació en Santarén, localidad que en aquellos tiempos quedaba incluida en el territorio de la Taifa de Badajoz. Abandonó su ciudad natal probablemente en su primera adolescencia y nunca regresaría a ella.

El copista

El oficio de copista es un bosque de desdichas
cuyas hojas y frutos son la indigencia;
comparto a quien lo ejerce con la aguja del sastre
que a cuerpo limpio viste a los desnudos.

El rubor

Es un joven delgado que, en su manto envuelto,
se diría una rama flexible retozando
al soplo de los vientos del sur.
Su rostro he visto en el espejo de mi fantasía
y he limitado el efecto de sus ojos en mi pecho.
No es de extrañar que el pensamiento mío
le hiera la mejilla:
la magia obra de lejos, a distancia.

El membrillo

No hay nada en el membrillo
con que apoyar malos augurios,
no tengas miedo de él.
Mirando el anagrama de sus letras
leo: “Se ha disipado la tristeza”.
Y no digo:
“¡Qué grande es la desgracia de partir!”
O: “Por su causa han sobrevenido
graves calamidades”.

El mal aliento

Uno con mal aliento habló
y los presentes exclamaron:
» Pedorreó el muchacho».
Y yo les dije: » Marchaos sin demora;
el pedo es el heraldo de la mierda»

Boca deforme

Hasta el fin de los tiempos
alabaré sus dientes.
Cuando los miras, ante tus ojos aparecen
como una de las muelas de pulir.
Dirías que los genios de Salomón
construyeron su boca, como Palmira,
con rocas y columnas.
Te guía a oír la melodía de sus palabras
algo como el silbido
de soplar en los nudos en la magia.
Tiene, en fin, una boca como vulva,
y de su misma forma, «cuyas olas
cubren de espuma ambas orillas».

Los impuestos

Si no existieran los impuestos,
saldría de la miseria,
y las vicisitudes de la fortuna
no se presentarían a mi mente.
Dicen: » Son los impuestos». Y les digo:
«Quitad im y serán pústulas en los ojos».

La muerte de una hija

Oh muerte, has sido compasiva con nosotros,
y has vuelto a visitarnos.
Benditos sean tus hechos, dignos de gratitud,
pues has traído abundancia y has cubierto
algo que había que ocultar;
hemos casado a nuestra hija con la tumba
sin pagarle la dote y sin ajuar.