Poetas

Poesía de España

Poemas de Inés Montes

Inés Montes. Poeta y narradora, Inés Montes nació en Málaga. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Málaga y en Teoría de la Literatura por la Universidad de Granada, así como Experta Universitaria en Género e Igualdad de Oportunidades por la Universidad de Granada. Doctorado en Periodismo por la Universidad de Málaga. Profesora de Lengua y Literatura Española en Institutos de Enseñanza Secundaria.

Marítimo

“… la huida la ciega huida la mía la verdadera…”

Y arrojaré mi vestido sobre la arena aún tímida
triunfará mi pie sobre la ola
que fiera abrazará mi cuerpo.
Toda, mi piel será presa dócil
moldeable bajo tu tacto aún no sometido.
Y ya no habrá más encuentros con tu orilla
porque no me pertenezco en ella,
sólo habitará mi oído
el silencio de tus límites
y mi huida.

Y sabíamos de la llama extinguiéndose en su propio fuego
y del recuerdo siendo caballo desbocado en la memoria
del tiempo
y de la herida que profunda se abre indolente y perpetua.
Mas recorrimos juntos esa entrega,
y vivimos la noche con el desasosiego
que ofrecen los sueños inacabados,
tu noche y la mía se presentían.
Fuimos cómplices hasta el final.

Si contemplo tu cuerpo

Si contemplo tu cuerpo que es una luna blanca
esparcida sobre mis labios
y miro tu rostro atalaya de mis sentimientos,
siento tan cálido aliento
siento tu sangre que es lava rugiente
que todo me es ajeno y nada me pertenece.
Entonces el día y la noche se conjugan
en una lágrima oscura.
Siento estas manos, este cuerpo,
estos ojos invadidos por el cálido latido
de tu universo,
a merced de tus brazos de dulce cera
me estremezco en un profundo hueco sin latido
y el límite de la vida se precipita
ante mí,
ciñéndome la cintura
y es tu fulgor palabra absoluta
y es tu sangre mi eterno minuto.

Qué fría y profunda es la herida

Qué fría y profunda es la herida que me habita
qué miedo más alto y concreto
cuando cruzo el umbral de mi noche más extensa.
Qué difícil es el dolor cuando todo perece y nada queda
y me diferencia de ti y me aleja
dicha de mi silencio,
que clavada estás en mi espalda ya desnuda.