Poetas

Poesía de Alemania

Poemas de Jean Arp

Jean (Hans) Arp (Estrasburgo, 16 de septiembre de 1887- Basilea, 7 de junio de 1966) fue un escultor, poeta y pintor francoalemán. Fue uno de los fundadores del movimiento conocido como dadaísmo.

Canta canta

Arriba en lo alto
arriba arriba en lo alto
el rojo canta una canción
canta canta
y el tiempo pasa

Yo sueño y escribo
hete aquí que me acuerdo de los pintores y los escultores
que vi hace veinte años
en zurich en el café odeón
como leños
como pesados troncos
como bloques
como montones groseros y macizos
están acuclillados en bancos
y se entregan al desagradable proceso de la sublimación
luchan y gruñen contra sí mismos
pero hete aquí que estos señores desaparecen
se evaporan
desaparecen
y en sus sitios se encuentra huevos humeantes

El rojo canta
canta canta
yo sueño y escribo
yo bebo y canto
y el tiempo pasa

El rojo canta
canta canta
todo canta y flota
en la luz

Un día desaparecemos con un leve roce
como hojas muertas
y nos transformamos en polvo
y nos convertimos en chispas de estrellas
y cantamos y flotamos
felices con abrigos de fuego

Arriba en lo alto
arriba arriba en lo alto
el rojo canta una canción
canta canta

Versión de Jesús Munárriz

Plaza blanca

esta mañana coloca en mi camino
sólo los bibelots de la muerte
las campanas tocan años en cada minuto
pasan años que tienen abanicos de hormigas en las cabezas
pasan años que tienen hocicos vegetales
y aletas de genio
pasan años que ahuyentan a pequeños años

la luz del arte habla del suicidio delicioso
cierro los ojos y me encuentro en la plaza blanca
el agua de la plaza está agitada
olas enormes se precipitan sobre las casas
y arrancan los labios
que los pájaros han colocado en las ventanas
abro los ojos
las blancas crines echan a volar
soñadores tomados de la mano como los ciegos
atraviesan la plaza
el viento acaricia las plantas domesticadas
cierro los ojos
es de noche
de pronto me despierto en la noche
los pájaros cantan
es de día
montañas líquidas flotan en el aire
abro los ojos y me duermo de pie, en medio de la plaza blanca
la umbela de las estrellas se cubre de labios

Versión de Aldo Pellegrini

Las piedras domésticas

las piedras son entrañas
bravo bravo
las piedras son troncos de aire
las piedras son ramas de agua
sobre la piedra que ocupa el lugar de la boca
brota una espina
bravo
una voz de piedra
está frente a frente
y codo a codo
con una mirada de piedra
las piedras sufren los tormentos de la carne
las piedras son nubes
pues su segunda naturaleza
baila sobre su tercera nariz
bravo bravo
cuando las piedras se rascan
las uñas brotan en las raíces
las piedras tienen orejas
para comer la hora exacta.

Versión de Aldo Pellegrini

El padre, la madre, el hijo, la hija

El padre se ha colgado
en el lugar del péndulo.
La madre está muda.
La hija está muda.
El hijo está mudo.
Los tres siguen
el tic tac del padre.

La madre es aire.
El padre vuela a través de la madre.
El hijo es uno de los cuervos
de la plaza San Marcos de Venecia.
La hija es una paloma mensajera.

La hija es dulce.
El padre come a la hija.
La madre corta al padre en dos
come una mitad
y ofrece la otra a su hijo.

El hijo es una coma.
La hija no tiene cola ni cabeza.
La madre es un huevo espoleado.
De la boca del padre
penden colas de palabras.

El hijo es una pala rota.
Por eso el padre se ve obligado
a trabajar la tierra
con la lengua.
La madre sigue el ejemplo de Cristóbal Colón.
Camina sobre sus manos desnudas
y atrapa con sus pies desnudos
un huevo de aire tras otro.
La hija repara el desgaste de un eco.

La madre es un cielo gris
y abajo muy abajo se arrastra
un padre de papel secante
cubierto de manchas de tinta,
El hijo es una nube.
Cuando llora llueve.
La hija es una lágrima imberbe.

Versión de Aldo Pellegrini

El aire es una raíz

las piedras están llenas de entrañas. bravo. bravo.
las piedras están llenas de aire.
las piedras son ramas de agua.

En la piedra que ocupa el lugar de la boca brota
una hoja espinosa. bravo.
una voz de piedra está mano a mano y pie a pie
con una mirada de piedra.

las piedras son atormentadas como la carne.
las piedras son nubes porque su segunda naturaleza
les baila en su tercera nariz. bravo. bravo.

cuando las piedras se rascan les crecen uñas en las raíces.
bravo. bravo.
las piedras tienen orejas para comer la hora exacta.

Versión de Jesús Munárriz

De carne y hueso

Un péndulo de carne y hueso
toca el abecedario.
Las nubes respiran en los cajones.
Una escalera de mano sube por una escalera
de mano y lleva a la espalda
a la mujer escalera.

El espacio está sobre aviso.
Ya no duerme como la leche.
Se columpia en la lengua
de un recuerdo piadoso.
El espacio está bien lavado.
La desnudez de una cruz
la descripción de una lágrima
la descripción de una gota de sangre
en una gruta de carne y hueso.

En el plano ruidoso de nuestro siglo
un cordelito perdido
se pone a contarnos
que sirvió para hacer bailar
pirámides de carne y hueso
sobre sus vértices
como peonzas.

Dame de tus montes,
tienes más de mil.
Yo te daré a cambio
viento y porcelana de viento.
Te daré árboles mutilados
con manos de puntillas.

Te daré una corona de carne y hueso
y un gran sombrero lleno de miel.
Te daré además
uno de mis jardineros
que me riega de día y de noche.

Versión de Jesús Munárriz

Colmena de sueños

las flores se visten con relámpagos
en el plumaje de la estrella duerme el sueño de carne
guarnecido de senos
el sueño tiene en la boca una estrella como el gato tiene en la
boca un ratón
las flores de carne tienen lengua de sueño
estrella de bruma

la estrella de carne bajo la bóveda del tiempo
el tiempo ronronea como un sueño
alrededor de los senos alrededor de las colmenas de sueños
duermen las estrellas
bruma de flor
plumaje de estrella
las flores ronronean

las estrellas ronronean frente a la colmena de los relámpagos
ratón de bruma
ratón de estrella
ratón de flor
el sueño es un gato su lengua es una flor

la carne ronronea en el plumaje del tiempo
los ratones y los gatos duermen sobre la lengua del tiempo
el relámpago duerme bajo la bóveda de bruma
las estrellas se visten con senos
la lengua de bruma en la boca de flor
la boca de bruma bajo la bóveda de carne

Versión de Aldo Pellegrini

Y golpea y golpea y golpea

y sigue golpeando y otra vez
y así a continuación
y una vez dos veces tres veces hasta mil
y vuelve a empezar con más fuerza
y golpea la gran tabla de multiplicar y la pequeña tabla
de multiplicar
y golpea y golpea y golpea
página 222 página 223 página 224 y así a continuación hasta la página 299
pasa la página 300 y continúa por la página 301 hasta la página 400
y golpea ésta una vez hacia delante dos veces hacia atrás tres veces
hacia arriba y cuatro veces hacia abajo
y golpea los doce meses
y las cuatro estaciones
y los siete días de la semana
y los siete tonos de la escala
y los seis pies de los yambos
y los números pares de las casas
y golpea
y golpéalo todo junto
y la cuenta está hecha
y da uno.

Versión de Jesús Munárriz