Poetas

Poesía de España

Poemas de Joan Brossa

Joan Brossa fue un poeta, dramaturgo y artista visual catalán que se destacó por su innovación y experimentación en el campo de la poesía visual. Nació en Barcelona en 1919 y vivió los años de la Guerra Civil Española y la dictadura franquista, que marcaron su compromiso político y social.

Desde joven se interesó por la literatura y el arte, y formó parte del grupo surrealista ADLAN (Amigos de las Artes Nuevas), donde conoció a artistas como Joan Miró, Salvador Dalí y Antoni Tàpies. En 1948 fundó junto a otros escritores el grupo Dau al Set, que se inspiraba en el dadaísmo y el surrealismo.

Su obra poética abarca desde la poesía escrita hasta la poesía visual, pasando por la poesía objetual y la poesía escénica. Su estilo se caracteriza por la brevedad, el humor, el juego de palabras, la ironía y la crítica social. Algunos de sus libros más conocidos son Em va fer Joan Brossa (1951), Poemes civils (1961) y El saltamartí (1986).

Como artista visual, Brossa exploró diferentes medios como el collage, el cartel, el objeto, la instalación y la escultura. Su obra plástica se basa en la combinación de elementos cotidianos que crean nuevos significados y sorprenden al espectador. Algunas de sus obras más emblemáticas son el mural Poema visual transitable (1984) y las esculturas Alfabeto (1987) y Barcino (1994).

Brossa murió en Barcelona en 1998, dejando un legado artístico y cultural de gran valor e influencia. Su obra ha sido reconocida con numerosos premios y homenajes, como el Premio Nacional de las Artes Plásticas (1986), el Premio Nacional de Literatura Catalana (1990) y el Premio de Honor de las Letras Catalanas (1997).

Amor…

Amor,
en este poema
no existe el tiempo:
todo el curso del Universo
se da en él a la vez.

Cosmogonía

Adelantaba ligeramente el muslo
y lo ponía entre las piernas,
y su pierna izquierda la
ponía encima, por fuera
de mi muslo izquierdo.

Eco

A Maria-Lluïsa Palau

-¿Podrías decirme qué es el sol? -El sol.
-¿Y la luna, podrías? -Es la luna.
-¿Y por qué llora Pedro inconsolable?
-Porque en su vida no ha tenido suerte.

-¿Y qué son las montañas, las estrellas?
-Son solamente estrellas y montañas.
-¿Y estas raíces qué? ¿Y qué estas cañas?
-Pues no son más que cañas y raíces.

-¿Qué es esta mecedora? ¿Y esta mesa?
¿Y estas manos que forman sombras chinas?
Dime: ¿y el mundo, el hombre?
-Ved aquí
la faz final de la sabiduría:

Mírate a fondo, afirma siempre el ser
y aprende: nada más puedes hacer.

El gran triunfo

Siento el latido inmenso en la llanura
y lo canto en la altura de la cumbre.
En plena libertad, libres procura
Todas las Cosas. Jamás servidumbre

En la fuente del gozo, en tu hermosura
He hallado. ¿Ves?, amor, en muchedumbre
Cruzo el dédalo; mas contigo, pura
Naranja que ha crecido de la lumbre,

¡Cuánta luz salta con la sombra mía!
En plenitud de paz en ti me inclino,
Más allá del amor nada nos guía:

Sendas y objetos vuelcan el destino
En la hoguera del alba. Noche y día,
La tuya, amor, al tiempo desafía.

El tiempo

Este verso es el presente.
El verso que habéis leído es ya el pasado
-ha quedado atrás después de la lectura-.
El resto del poema es el futuro,
que existe fuera de vuestra
percepción.
Las palabras
están aquí, tanto si las leéis
como si no. Y ningún poder terrestre
lo puede modificar.

España

No existe la censura:
lo que existe es un Servicio de Información Bibliográfica
para evitar posibles perjuicios económicos a los editores.

No hay gente que se muere de hambre:
hay personas que sufren insuficiencias tróficas
debidas a insuficiencias alimentarias.

No hay lucha de clases:
hay tensiones sociales polarizadas en torno a desiguales
repartos de la Renta Nacional.

No hay oposición episcopal:
no se trata de quitar al obispo sino de modificar
las estructuras jerárquicas que no son conscientes
del compromiso con las líneas posconciliares.

No hay partidos políticos:
hay articulación de contrastes de opiniones.

No hay subida de precios:
hay revisión de tarifas.

No hay derecho de huelga:
hay una manera de exteriorizar el conflicto directo.

No hay epidemia de cólera:
hay brotes de diarreas estivales.

No se habla de amnistía,
sino de condena de sanciones.

Etcétera.

El último hombre

A pesar de las apariencias y las teorías, dice
que tiene miedo de la soledad; se siente distanciado
de los objetos; tiene miedo de no ser más que una
cosa entre las cosas, entre objetos sin nombre:
tiene conciencia de no estar aquí.