Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Juan Francisco Giacobbe

Juan Francisco Giacobbe (1907-1990) fue un polifacético erudito argentino, cuyo legado se extiende por múltiples campos del conocimiento y las artes. Originario de Buenos Aires, Giacobbe se graduó en el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico en 1929, lo que marcó el comienzo de una carrera excepcionalmente versátil.

Este auténtico renacentista no solo destacó como músico, compositor, y director, sino que también incursionó en la filosofía, la ciencia, la dramaturgia y la docencia. Su formación incluyó estudios en himnografía bizantina y canto gregoriano en Italia, donde se benefició de la enseñanza de maestros como Don Bonifacio Borghini y Don Bernard Lefevre.

La perspicacia de Giacobbe lo llevó a formular la teoría de la «Interferencia de las artes«, un concepto que aboga por la interconexión de las disciplinas artísticas y su unidad en el conocimiento. Su trabajo se centró en la relación entre la música, las matemáticas, y la cosmología, revelando una profunda comprensión de las verdades primordiales y la simetría presente en la música y las ciencias matemáticas.

A lo largo de su vida, Giacobbe enseñó y compartió sus vastos conocimientos en diversas universidades y centros de educación tanto en Argentina como en el extranjero. Abogó por la integración de las artes en la educación y formuló programas educativos que vinculaban las disciplinas artísticas con la matemática, la historia y la geografía.

Giacobbe también fue un prolífico autor y conferencista, contribuyendo a la difusión de sus ideas sobre la unidad de la cultura y la interdependencia de las disciplinas del conocimiento. Sus obras musicales, conferencias y escritos abarcaron una amplia gama de temas, desde la psicología infantil hasta la estética y la filosofía del arte.

A lo largo de su carrera, Juan Francisco Giacobbe fue un defensor apasionado de la unidad de la cultura y la conexión intrínseca entre la música, las matemáticas y la filosofía. Su legado perdura como un testimonio de su dedicación a la promoción de un entendimiento holístico del conocimiento y las artes. Su contribución a la educación y la cultura en Argentina y más allá es innegable, y su enfoque interdisciplinario sigue siendo una fuente de inspiración para las generaciones venideras.

PRELUDIO

Si en la charca cambiante de la vida
hay escuerzos, y sapos y culebras,
también hay cisnes, garzas y libélulas.
Y en las ramas resueltas de los árboles,
hay vaivenes de pájaros.
Si el destino te puso en el desvío
de los vientos más altos
también tenías que bajar al suelo,
porque el hambre infeliz de cada día
se descuenta en los charcos,
pero sabiendo que en el pasar la ciénaga
hay que limpiarse el barro.
Así fuiste, Churrinche, siendo un peón del canto.
Te subías a un nido,
para decirle al llanto,
que las cosas sublimes de la vida
siempre empiezan de abajo.

CORAL VARIADO

El Ángel serio de las Cuatro Esquinas
sobre el patio de mundo embaldosado
dispuso el blanco y negro de la vida
en los recuadros fijos del Cuadrado.
Las grandes piezas y las piezas chicas
dependen todas de la ley del cuadro,
y es tan noble el peón como el monarca,
y defiende a la reina y al caballo.
Y los alfiles y las recias torres
deben su suerte a algún peón aislado.
¡Cómo serviste al juego del Enigma
siendo,
Churrinche,
un peón del barro.

ELEGÍA

Hay un Domingo gris, en cada vida.
Hay un Domingo gris, que duele más.
Hay un Domingo gris de despedida
para no sufrir más, ni amarse más.
La charca
como el canto
tiene orillas.
Si el canto sube
nunca vuelve a bajar.
Solo las penas van, y no se olvidan
aunque, con llanto, perdonadas van.
Si caíste del canto hasta la charca
es porque todo vuelve a aquel lugar
de una tumba extraviada.
Lo más lindo de Dios,
nunca nos dice:
en qué tiempo,
en qué tumba o en qué lágrima
Churrinche,
nos llorará su lástima.
Que por ser buenos nos castiga el mundo,
y por ser sonsos nos reprende el cielo.