Poetas

Poesía de Francia

Poemas de Judith Gautier

Judith Gautier (París, 25 de agosto de 1846 – Dinard, Bretaña, 17 de diciembre de 1917), fue una escritora, poeta, compositora y musicóloga francesa, conocida también bajo los seudónimos de Judith Walter y F. Chaulnes. En octubre de 1910, se convirtió en la primera mujer en pertenecer a la Academia Goncourt.

LA HOJA SOBRE EL AGUA

El viento ha descolgado una hoja de sauce; ha caído
ligera sobre el lago y se ha alejado,
mecida por las olas.

El tiempo ha borrado de mi corazón un recuerdo, uno
que se ha disipado lentamente.

Tendido al borde del agua, miro con
tristeza la hoja
que viaja lejos del árbol inclinado.

Ya que desde que he olvidado a aquella a la que amaba,
sueño todo el día, tristemente tendido en la orilla.

Y mis ojos siguen siempre a la hoja, que ahora ha vuelto
bajo el árbol, y pienso que en mi corazón el recuerdo
no se ha borrado nunca.

LOS CABELLOS BLANCOS

Los saltamontes verdes crecen a la par que el trigo;
del mismo modo, en la bella estación,
los jóvenes beben y juguetean.

Pero aquellos cuyo espíritu se eleva,
pronto se vuelven tristes, ya que los nubarrones
oscilan a mitad de camino hacia el cielo.

Las oscuras golondrinas se marchan; las níveas cigüeñas llegan;
lo mismo que los cabellos blancos suceden a los negros;

Y es esta una regla única sobre la tierra;
igual que no hay más que una luna en el cielo.

EL ANOCHECER DE OTOÑO

El vapor azul del otoño se extiende sobre el río;
las pequeñas hierbas están cubiertas de blanca escarcha,

Como si un escultor hubiese dejado caer sobre ellas polvo de jade.

Las flores no tienen ya perfume alguno;
el viento del norte las hará caer,
y pronto los nenúfares navegarán sobre el río.

Mi lámpara se apaga por sí sola, la velada ha terminado, voy a acostarme.

El otoño es muy largo en mi corazón,
y las lágrimas que enjugo en mi rostro siempre se renuevan.

¿Cuándo vendrá a secármelas el sol del matrimonio?

PENSAMIENTOS DE OTOÑO

Aquí están las tristes lluvias;
parece que el cielo llorara la partida del buen tiempo.

El tedio cubre el espíritu como un velo de nubes,
y nos quedamos tristemente sentados en el interior.

Es el momento de dejar caer sobre el papel
la poesía atesorada durante el verano;
así como caen de los árboles las flores maduras.

Adelante; mojaré los labios en mi taza
cada vez que empape el pincel,

y no dejaré marchar mi ensoñación, que es como una red de humo;
ya que el tiempo vuela más rápido que la golondrina

EN MITAD DEL RÍO

En mi barco, que el río balancea sin brusquedad,
me paseo mientras dura el día,
y miro sobre la sombra de las montañas sobre el agua.

No tengo más amor que el amor del vino,
y tengo mi taza llena frente a mí.
También mi corazón está rebosante de alegría.

En otro tiempo hubo en mi corazón más de mil penas;

pero hoy miro la sombra de las montañas sobre el agua

EL CORAZÓN TRISTE AL SOL

El viento de otoño arranca las hojas de los árboles
y las dispersa sobre la tierra.

Sin pena las miro echar a volar,
ya que solamente yo las he visto venir
y sólo yo las veo marcharse.

La tristeza arroja su sombra sobre mi corazón,
como las altas montañas proyectan la noche sobre el valle.

Las ráfagas de invierno tornan el agua en brillante piedra;
pero con la primera mirada del estío volverá a ser alegre cascada.

Cuando el verano regrese, iré a sentarme sobre la más alta roca,
para ver si el sol hace fundir mi corazón.»

«Y las ligeras mariposas se entremezclan con su alegría