Poetas

Poesía de Francia

Poemas de Léon-Paul Fargue

Léon-Paul Fargue (4 de marzo de 1876 – 24 de noviembre de 1947) fue poeta y ensayista francés. Nació en París, Francia. Como poeta fue notable por su poesía atmosférica y detallista. Su obra pasó por numerosos movimientos literarios. Antes de alcanzar los 19 años de edad, Fargue ya había publicado en el L’Art littéraire en 1894 y su importante poema Tancrède apareció en la revista Pan en 1895.

Como opositor de los surrealistas, se hizo miembro del círculo de la poesía simbolista vinculado a Le Mercure de France.

También fue poeta de París, y más adelante en su carrera publicó dos libros acerca de la ciudad, D’après París (1931) y Le piéton de París (1939). Publicó un libro de recuerdos sobre su amigo Maurice Ravel. Era un miembro de Los Apaches y permaneció como amigo íntimo de Ravel hasta el final. Uno de sus poemas, Rêves, fue musicalizado por Ravel en 1927.

Murió en 1947 en París y fue enterrado en el Cementerio de Montparnasse.

Nocturno

Un brazo con tatuajes de oro se desliza
Desde lo alto de los árboles y toca
Suavemente en las ramas. Las hojas y las flores
Se abrazan y se entienden. Y yo vi a la culebra
Deslizarse en la quieta dulzura del crepúsculo.
Diana sobre el estanque se inclina y se enmascara
Un zapato de seda corre a través del claro
Como una voz del cielo que se une al horizonte.
Las barcas de la noche se aprestan a partir.

Otros se sentarán en la silla de hierro.
Otros esto verán cuando yo ya no esté.
La luz se olvidará de aquellos que la amaron.
No habrá ningún llamado que alumbre nuestros rostros.
No habrá ningún sollozo que hiera nuestro amor.
Nuestras ventanas estarán cerradas.
Una pareja de extranjeros
Recorrerá la calle gris.
Las voces,
Cantarán otras voces, llorarán otros ojos
En una casa nueva.
Todo será gastado y todo perdonado,
La pena será extraña y el bosque será nuevo,
Y hasta quizás un día, para amigos recientes,
Dios tendrá esa alegría que ayer nos prometió.

Traducción de Raúl Gustavo Aguirre

Hallado entre papeles de familia

Tanto soñé, tanto soñé que ya
No soy de este lugar.
No me interroguen, no me hieran más.
En mi calvario no me sigan.

No me fue dado el explicarme las órdenes.
Ni siquiera el derecho de intentarlo.
Es tiempo ya de levantarme y de partir.

Tiene un permiso de la muerte, y viene, y yo lo espero
En una esquina de la calle que conduce a la noche.
El mar ya vuelve a sus últimos peldaños.
Una primera lámpara tiene sed en las sombras.

Hay pasos en la acera. Su sombra lo precede
Y se recuesta en mí, la cabeza en mi pecho.
Ha llegado.

Su sombrero redondo, su costal en la mano,
Tal como era el día en que volvió de Italia.
Yo no veo sus ojos. No me habla.

Me deslizo hacia él como una piedra oscura.
Pero no puedo atravesar su sombra.

¿Ustedes están bien? ¿Qué hicieron desde entonces?
¿Por qué nunca subieron?
Fui a ver, todos los días, y ustedes no llegaron…

De todo esto nada dice.
No obstante en él todo me dice: Acuérdate.

La noche sobre él se ha cerrado de nuevo.