Poetas

Poesía de Estados Unidos

Poemas de Lydia Lunch

Lydia Anne Koch (Rochester, Nueva York; 2 de junio de 1959), más conocida como Lydia Lunch, es una cantante, actriz, poetisa, fotógrafa, guionista de cine y escritora estadounidense y todo un icono del Spoken Word, que ha estado en la escena musical desde fines de los años 70 hasta el presente.

Belleza Divina

Esta es la belleza Divina
de la puta impoluta
de la virgen violada
del cura que castra
del perro y del gato que comen mierda estéril.
Ho testigo. Testigo humano.
Esta es la belleza Divina
Las flores marchitas que alumbran al planeta
El lecho de muerte que acecha a tu puerta.
Besan mis labios tu culo podrido
labios que besan a mi esposa y su hijo.
Esta es la misa, la sacra misa
ritual perenne de vida y de muerte
La que mete su pija
en tu boca y te muerde.
Escucha, escucha…un gospel!!!!
Es la vida que te grita
Cimientos de ruidos,
arquitectura mal soldada
silencios rasgados, resquebrajados.
Ho testigo, único testigo
Esto es belleza
La belleza Divina
que adorna y mira
que mata ríe
que canta y enmudece
la que te trae la suerte.

AMNESIA

Por supuesto que deseo
ser la puta más perezosa del burdel
con las piernas abiertas
la cabeza reclinada hacia un lado
un lucky strike colgando
de mis labios escarlata manchados de polla
la mirada en el despertador
cuya palpitación sonámbula
me recuerda con cada latido
que mi pulso se ha relentizado
hasta ser una marcha fúnebre
cuyo cortejo (fúnebre ) será
como una samba larga como un siglo
plagada con los cadáveres esparcidos
de cientos de soldados muertos
cuya artillería pesada ha manchado
mi campo de batalla
con ojos cargados de morfina
cocaína MDMA o locura
mi cabeza emponzoñada
por innumerables contaminantes
en cuya dieta me he agasajado durante decadas
como homenaje a mi propia
supervivencia del mas enfermo.

HERMOSO CABRÓN

Hermoso y encarroñado cabrón
Tus calles no han perdido el tufo de revolución
Ni el hedor de tu empeño

Tu extinción inminente

Igual que un mendigo astroso y baldado
Las aceras se cuartean
Y sangran

Callizos ciegos, contrahechos y artríticos
Saciados con los espectros de tu mal

Hermoso y encarroñado cabrón
Tus calles no han perdido el tufo de revolución
Ni el hedor de tu empeño

Tu inminente ejecución

Igual que un mendigo astroso y baldado
Las aceras se cuartean
Y sangran

Y no es el hedor de tu empeño
más que el espectro de tu mal