Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Mariano Peyrou

Mariano Peyrou (Buenos Aires, 1971) vive en Madrid desde 1976. Es un poeta y narrador español en lengua castellana, músico y licenciado en Antropología Social. Ha vivido en la Residencia de Estudiantes con una beca de creación artística. Su obra aparece en diversos recuentos y antologías de la poesía reciente.

UNA MONEDA PARA LOS MÚSICOS

Que levanten la mano los que estén a favor
de no viajar nunca a ningún lado. Aquí
huele a hierba recién cortada y el clima
cambia con rapidez. Si uno se queda en casa
con suficiente insistencia, la escalera
puede llegar al extranjero, por no mencionar
que estoy oyendo hablar en alemán ni
las exposiciones itinerantes. Han vaciado el
lago, todo es diferente excepto el lago, que
sigue siendo una enorme extensión homogénea
pero de tierra. Cambia el paisaje. Las estatuas son
diferentes, los árboles, la gente, y sobre todo
las barcas. Ya deberías ponerte la camisa.

CHICAS DE PELO CORTO

Se oyó una voz que pedía agua.
Era yo. Era una de esas noches
completamente orientales. Un amigo
preguntó, angustiado, si había algún
guionista en la sala.

Esa será mi consigna para momentos de crisis.

Todos comenzamos a interpretar,
aprovechando las últimas vacaciones.
Mientras tanto, no lejos de ahí
entrenaba el equipo femenino.

Y vuelta a empezar. ¿Qué más
hace falta para hablar del peso?
Entonces se levantan los objetos alados,
las moléculas, todo está hecho
de contrastes como si fuéramos románticos.

No era tan difícil. Salió a la primera.
Creo que tú me ponías nerviosa.

VIAJE

Murmurando un idioma que
entiende cualquier célula, llega el
mar hasta las puertas de un niño que
se moja. El mar hospital es el mar
aeropuerto, a diez kilómetros de altura
se traza una línea sobre la arena donde no
alcanzan las olas con sus manos maternas
y hasta siempre el agua por los
tobillos. El mar verano no es el
único, está también el mar en la ciudad
exilio: el cable del teléfono enterrado
en el fondo, nombres que superan el
naufragio y se arrepienten y reclaman
apellidos, la gestación de una mitología,
la necesidad de aprender a despedirse
sin haber aprendido a saludar
y sobre todo la precaución de
no pisar las junturas de las baldosas, no
acercarse a los bordes ni conjurar
lo liminal o la antizona. El mar
asoma en todo lo que es
puerta: los ocasos, las bocas, la
música, estar solo; asoma y anticipa
la isla y el azar, la sensación de
consecuencia sin causa conocida.

El mar dos polos también finge, simula un
pez lineal, adusto, recurrente; y pájaro,
se resiste al resumen y a la síntesis, pez
cuyo vuelo se aloja en otro mar.

HE TRATADO DE SER LEVE

Subo y abro la puerta, estoy
muy inspirado. Aquí
falta algo. Es mediodía,
no tengo ganas de seguir
con el recuento. Los marineros,
los antiguos cazadores, una bizca
preciosa que escapó en el último
escalón, todos sabían manipular
sus barajas. He tratado
de suavizar mis tendencias naturales.
Un animal infalible espera que suene el disparo.
En lo más alto, comienza la carrera.

EL PLACER

Para poder dormirse, intenta recordar
todas las veces que estuvo en París.
Cuando olvida alguna, muere un animal
doméstico, o se seca
una planta en la terraza.

Ahora necesito viento, diría
si dominara el francés o cualquier lengua
moderna, para no pensar, para al menos
mantenerme en pie hasta el próximo
capítulo. Si me contaras otra mentira…

No importaba nada que se hicieran novios
y se ahogaran en el río,
pero me recomendó por escrito
que me concentrara en el libro y dejara
de mirar a la lectora de enfrente,
que se acariciaba el pelo como si se fuera a ahogar.

LOS ESPACIOS CERRADOS

Tendrás que ejercitar los ojos
recogiendo las nubes que te envío,
la limpia altura de las chimeneas
que diseminaban olor a azúcar
por toda la ciudad, las imágenes
que arrastra la corriente subterránea.

Ahora sí que empuja el viento,
viene entre las estatuas para agitar
emociones antiguas que aún no tienen
nombre, para golpear las puertas
de los espacios cerrados donde la culpa
circula con fluidez, donde vibran
las mentiras y el pasado
se sueña diferente.

Está nevando mucho,
todo es blanco fuera de mí.

LA ESCUELA DE VENUS

Todo empezó con la visita de un hombre
que contaba anécdotas de tortugas y tiburones,
de islas tan distintas de las que yo
conozco. En la embajada se estaban
poniendo nerviosos. El futuro tira
con tanta fuerza como el pasado
y no es menor su carga de melancolía,
lo entenderás durante el próximo eclipse.
Pronto oiremos la última
llamada para los pasajeros.

¿Y entonces qué harás, si no
puedes seguir mirando desde el fondo
de la fiesta, protegida
por el ritmo y las luces de una celebración
no sentida, entre gente que te conoce
pero no sabe o no puede corresponder
a tus deseos, mientras las otras
van saliendo, siempre en orden?

TEORÍA

Ése es el juego maravilloso: que
parezca un símbolo, haz que nos arrastre
con la estrategia de un símbolo.
El judo era así, también
la seducción: aprovechar la fuerza, el movimiento
del otro, sus ganas de soñar, sus
carencias, su proyección de imágenes-misterio
en una pantalla que se desplaza siempre
hacia los actos. Manejamos sólo unos
recipientes opacos donde no hay más
que cierta capacidad para el juego,
y eso no es poco. El texto
no es simbólico, lo que es simbólico
es el lector.

Adoro la teoría porque tengo miedo
de lesionarme.

La práctica es para los perros,
que pueden acoplarse a la vista
de todos. Dales un pelotazo
a esos perros.

La práctica es posible. La teoría
es utópica o al menos delirante,
y la adoro por eso.

Sufrí mucho saltando por las piedras ásperas
de la costa con una novia rubia
y robada de la mano. Escupía
la espuma sobre aquellas rocas abrasadas
por la erosión y uno se imaginaba la piel de
las ingles ensangrentada y la sal
de las curaciones y el ardor y a una
madre llorando y toda la ilusión y la energía
invertidas en ese cuerpo, en ese
recuerdo hinchado y espantoso.