Poetas

Poesía de Chile

Poemas de Matilde Ladrón de Guevara

Matilde Ladrón de Guevara: poetisa, escritora, feminista y activista política chilena. Miembro destacado de la generación literaria del 50, se destacó por su obra literaria y su compromiso político y social. Fundadora del Partido Femenino de Chile, corresponsal de revistas y diarios, vivió en Cuba en los años 60, donde entabló amistad con Fidel Castro y el Che Guevara. Tras el golpe de Estado en Chile en 1973, se exilió en Argentina, donde escribió varias obras. A su regreso a Chile en 1979, continuó escribiendo y luchando por sus ideales hasta su fallecimiento en 2009. Candidata al Premio Nacional de Literatura en 2006, recibió el Premio a la Trayectoria de la Sociedad de Escritores Latinoamericanos y Europeos en el mismo año de su muerte.

La aurora

Viertes, aurora, al múltiple horizonte
dorados lirios y encendidas rosas,
emanan luz tus alas bulliciosas
y labras en color el arduo monte.

Joven y alegre ante mis ojos, ponte
sobre un puente de estrellas laboriosas
y con lanzas y flechas victoriosas
quema la nube que tu rueda monte.

Irradias en la noche, casto mito,
y quiebras su silencio con un grito
de amor y sed en la brumosa entraña.

El universo virgen te enamora.
¡Apura tus corceles, vencedora,
la creación del hombre te acompaña!.

TESTAMENTO

No perdona el gusano las alturas
y en la flor, en el fruto generoso
va reptando con hambre, y alevoso,
deja su rastro en las corolas puras.

A veces logra con sus mordeduras
dañar el borde del contorso terso
y el gemido del pétalo es el verso
que más se aroma con las amarguras.

No sabe el ponzoñoso en su impudicia
del ascenso y los aires que acaricia
la voluntad, cuando al azul se lanza,

Y en ardimiento de aéreas esperanzas
por amistad y luz transfiguradas
tiende la mano al que clavó espadas.

El crepúsculo

Fuego dormido, pausa del ocaso.
Dorada miel del trabajo vuelo.
Vencida sangre, enternecido celo,
vino de abismo en el profundo vaso.

Sabia desesperanza en el fracaso,
pupila firme en el activo cielo,
frente a la noche, desprendido vuelo
que hacia la muerte nos incita el paso.

Y esperanza también o despedida
que se prende a los soles de la vida
con garras de naufragio y de delirio.

Besas en el crepúsculo la rosa.
Quemas la frente en la ebriedad fogosa,
y alzas en llama el último martirio.

QUISE SER LA DIOSA QUE CAUTIVA

Desde el bruñido bronce de tu cara
y el hondo gesto de tu altiva frente
me miraste y sentí una llamarada
que nacía en tus ojos envolvente.

Había en ella una inquietud curiosa,
llena de rebelión y de desvelos
como esperando que una joven diosa
cayera a tus pies desde los cielos.

Y quise ser la diosa que cautiva
y ser también la sierva enamorada
y sentirme a tu lado, sensitiva,

Para amarte y estar atormentada
y apaciguar mis ojos en tu vida,
en tu mirada triste y desolada.

DESNUDA

En medio de mis rosas, tu cabeza.
Siento latir tu propio pensamiento.
Y la espada jadeante de tu aliento,
entra, activa la luz, en mi belleza.

Con una queja besas la tibieza
que te ofrezco. Alígero y sediento
tu amor es como el fuego y como el viento:
pulso fugaz de la naturaleza.
Queman tus nervios rosas ancestrales.

Me educas en tus cálidos rituales
y me bebes en copas prodigiosas.
Quiebras el tiempo. Creas el olvido.

Abres la eternidad sin lo vivido,
con tu sol abismo entre mis rosas.

A FLORENCIA

¡Florencia, patria mia, vuelo humano!
Te vi retama ubicua en primavera
Y también a Frá Angelico, Leonardo,
Rafael, Botticelli, esmaltados.

Moran en mi alma. Dante, Miguel Angel.
Y Vivaldi me canta. Son hermanos
inmersos para siempre en mi vida.
Se burila Italia en añoranza.

Con las huellas de su arte no extinguidas
que urjes, tú, Florencia, en mi memoria.
¡Cómo queman la cien y los recuerdos

Y aceleras mi pena hacia Toscana!
Ato al dolor mi desatado anhelo
si viva antes de morir te beso.

MULATA FLOR

a Nicolás Guillén

El ébano y marfil se desposaban
en la cubana risa de los pianos.
Bajo el trópico y caña almibarada
hay dos flores desnudas en un tallo.

Grácil negro emigrado -sangre esclava
del corazón del Africa- sediento
bebió el amor de la española blanca
en la blanca vasija de sus pechos.

Feliz grito de nieves y carbones.
Riego el polen. Símbolo violento.
Nació un matiz, otra alma de aquel sexo:

Mulata flor, tu raza de eslabones
eleva un himno ausente en represalias,
en Cuba, patria siempre autorizada.

DIOSA IBERIA

La península Hispánica mecida en noble cuna
se conmovió del fruto que descubrió entre mares
y enfilando sus huestes hacia la airosa América
entre audaz roquerío y extraña hechicería

Desposó los copihues con los rojos claveles.
Los ríos legendarios bajaban de los Andes
mordiendo con su espuma araucarias longevas,
el puma entre los montes, sobre el picacho del cóndor

Y bajo los copihues, entre hierbas fluviales
mi cuna la mecían los violines del pehuelche.
Yo nací diosa Iberia en la virgen América.

De España me devienen los ímpetus viajeros
de gitana, de toros, mantillas, castañuelas,
de rítmicos bailares, de airados taconeos.

La sangre que me enciende paganas primaveras,
el caliente perfume de azahares de esa tierra
y aquel rasgueo intrépido de fuego en sus guitarras
que me anuncia del génesis: valiente diosa Iberia

Viniste de una tribu y hoy eres su princesa
con reino de copihues y cetro de claveles.
Tú, el bárbaro del norte, centauro de mis sueños
me raptas en un vuelo de adagios y de alegros.

América sonríe, América es abuela,
niños de ojos azules corren por sus montaña.
Todas sus fuerzas vírgenes dejarán una huella,

En su sorpresa alegre nacida a un nuevo mundo
del universo vivo lleno de lo profundo,
¡mentes alucinadas de anhelo y maravilla!