Poetas

Poesía de Cuba

Poemas de Maya Islas

Maya Islas. Nació en Cuba el 12 de abril de 1947. Actualmente y desde ese varios años, reside en Estados Unidos y trabaja en el New School University de New York. Además combina sus labores educativos con la creación poética, su gran pasión.

Entre sus obras más importantes podemos destacar «Sola, Desnuda… Sin Nombre», «Sombras-Papel», y «Altazora acompañando a Vicente». Por muchas de sus creaciones ha sido premiada; en 1986, por ejemplo, fue finalista del Premio Letras de Oro y en 1993 se le otorgó el Latino Literature Prize 1993.

En su poesía podemos encontrar una gran transparencia y una fuerza inusitada. A través de las palabras, la autora parece querer contagiar al mundo sus ganas de vivir. En momentos reincidentes menciona sus creencias, que se basan en esa necesidad de continuar caminando pese a todo y de tener la vista puesta en el final del túnel para no desfallecer.

De la serie Alma y Cristina (I) Alma

Transparente a pesar de la materia,
me asimilo a la red con una santidad particular;
soy una firme creyente
de que hay dos movimientos para visitar la vida,
y el trayecto a pie es lo apropiado.

Mientras verifico estas sensaciones,
me acomodo en la línea vertical
que me espera al final del túnel,
aunque el tren,
con su imagen rápida,
prohiba los pecados de la imaginación.

La maestría de mi curiosidad resolverá mi libertad
moviéndome de un lado de mi cuerpo
hacia otro cuerpo.

De la serie de María José (II) El bar

La ciudad está vacía.

La ciudad no dice a quien pertenece;
por lo tanto,
esperaré como Godot, por nadie.

Detras del vaso está la llave de mi salvación.
Mejor que una oración,
escapo al toque interminable de las brujas,
uniendo el sonido interior de las neuronas
que luchan contra el invasor.

Un amor español aparece en mis sueños.
El hombre es real porque da la oportunidad
de romper los espejos;
mi cigarro es el amigo horizontal que me convierte
en todas las cosas que no soy.

Analizo la calidad de mi piel
cuando pretende que nada está pasando,
pero,
estoy vacía.
Como la ciudad, no digo a quien pertenezco;
cruzo el desierto,
tengan paciencia.

De la Serie Alma y Cristina (III) La reunión

Observando la reunión desde afuera
me recuerda el hundimiento del Titanic;
quiero decir,
lo rápido que desaparece la realidad.

Además, porque Rose dijo en la película que:
‘el corazón de una mujer contiene profundos secretos.’

Yo no sé si este juego de palabras como ‘profundo’
significa un espacio en el agua,
o la distancia que se encuentra detrás del corazón,
aunque es divertido esconder el placer de la carne
dentro de una fotografía de amor,
sin decir nada.

Es esta historia,
saltar al mar entre dos cuerpos
es moverse por una línea divina,
que aunque se define,
se hunde.

De la serie de María José (V) La mujer

Nadie lo notó.
Yo no contesté.

Conocer el Yo no es un oficio fácil.
Mi cara posee una pieza de mí misma,
un puente entre dos ciudades.

Flotando y flexible,
me convierto en el tema de unos ojos
que desde el futuro miran para descifrar el golpe.
Ahora,
conozco la rajadura exacta
a través de la cual escapo,
cuando no hay nada más que hacer
que detener la vida como hacen las estatuas.

El gesto en sí mismo
me empuja hacia el océano
que nadie puede ver.

De la serie María José (V) Desintegración

Siento la verticalidad de un animal sin nombre
que cohabita dentro de mí
buscando un lugar para Ser.

Mis formas son exquisitas,
y un momento de bondad
me ha permitido reclamar el techo
para hacer lo que quiero.

Pensé que la secuencia de la vida
indicaba lo opuesto:
Hoy, estoy aquí;
dentro de un año,
existiré dentro de una palabra
o debajo de tu corazón en papel púrpura.

En este momento trágico
de sobrevivir como una pieza de arte,
me parece que ya entiendo
el murmullo del fantasma
cuando se convierte en hombre.

La ciudad cae como agua sobre la realidad.