Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Mercedes Roffé

Mercedes Roffé (Buenos Aires, 1954) es una poeta, traductora y editora argentina, autora de obras como El tapiz (1983), Cámara baja (1987), La ópera fantasma (2005) y Las linternas flotantes (2009). Desde 1995 reside en la ciudad de Nueva York.

URGENCIA

arborescencias

tal el perfil de una nube
desperezándose hasta
desentenderse
de su propia materia

su gris
su luz
su algodonado saberse

no es día un día así

arrebolado batir es
de alas

alas abajo
un río
o una selva

algo que
se precipita:

un cambio de estado un
desmoronarse un
acelerar
caer
desbarrancarse
aquello que

no fuimos nunca

nunca

nunca seremos

ahhh pero hoy…

¿no hubo un color allí
que se quedó prendado
en ese hueco azul cobalto
iridiscente y piedra?

REMINISCENCIAS

hoy en el cielo hubo fuegos
y grises
y algún jirón rosado
desplegándose
sobre el río brumoso
–su horizonte

hoy fue un día de luces
y sorna y farsa
y algún mirar fastidiado

un desencuentro

un libro que alguien dejó caer en tus manos
una pregunta
una espera

hoy quienquiera que fuese
leyó como si amara
en la palabra el alma que la intuye
o labra
o borronea

hoy alguien susurró
al oído de alguien
un poema improbable
incierto

receloso

como una garúa

DE LOS CUERVOS

de ver la luz
cegar
cegar
de ver
tanta carroña

los cuervos,
sin embargo,
son lustrosos y bellos

poca muerte
digna
de sus picos agudos

Según una leyenda,
mientras haya cuervos
en la Torre de Londres
Albión sobrevivirá.

Entretanto, funcionarios de su Alteza real
mantienen varias de estas aves
en cautiverio
para
–dicen–
“dar gusto a los viandantes”.

POÉTICA

entretanto
dejar que las palabras
hagan su obra

TODO ES MIEDO

no leer
no escribir
no pintar
no cantar a voz en cuello

no cruzar la ciudad vociferando
por dentro

soy feliz
o quizás podría serlo
o lo he sido

no convocar
no partir
no batir palmas

pero el miedo

ÉXODOS

la memoria y el sueño encuentran su discurso
cada cual el suyo
cada cual su propia
articulación

sucinta
límpida
desnuda

un trazo de pincel marca el contorno
de una situación extrema
sin extremos, sin
patetismos

hay superficies planas, duras
diáfanas también –prisma filoso
espejo
piedra que cae a pique

portón

una mesita de mármol
como una lápida

una foto
que se anima y te besa
o te abrasa

sueños arrasadores
donde la máscara que somos
aguarda
su capciosa, brutal, inapelable
salida a escena

la muerte siempre anunciada
la sangre negra del cuerpo
que se escribe
la entrada en la memoria
y el exilio

los caminos son múltiples pero se cruzan

la tierra de la que se parte, vuelve

vuelve y mora

al acecho

en una lápida, una foto

un espejo

un trazo

una palabra bárbara

incomprensible

INDAGACIONES

Pero
¿qué es el pasado? ¿qué el presente?
¿acaso es posible distinguir
la cortina de hierro y nube
que los separa y los une?

¿no acuden las memorias al presente
y jalonan los días
tanto o más que el espanto
nuestras noches?

memoria y percepción
¿no son coetáneos?

si la mente es perpetuo movimiento
y el tiempo es movimiento
y el ayer y el hoy se buscan
en una danza que es, a un tiempo,
repetición y réplica y
contrapunto

¿no es así que llamamos pasado
a ciertas escenas –postales–
más inmediatas aun –como instantáneas–
momentos de hoy y antaño
dándose sentido mutuo
confluyendo
en ese diario de viaje
que es la vida?

¿qué modifica qué? ¿que incide
en qué? ¿el pasado
en el presente? ¿la infancia
en la vida toda? ¿o quizás el presente
en ese ayer
revisitado siempre
soñado y reescrito y desvirtuado
siempre
desde el saber
o la agonía de hoy?