Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Miguel Espejo

Miguel Espejo (8 de mayo de 1948 Ledesma, Jujuy), es un poeta, narrador y ensayista argentino. Estudió filosofía en la Universidad Nacional de Córdoba y en 1977 se exilió en México. Entre 1980 y 1983 fue investigador en la Universidad Autónoma de Puebla, México, cuyo resultado fue su ensayo filosófico Heidegger. El enigma de la técnica. Fue becario entre 1985 y 1986 de la University World Service. Desde su primer libro de poemas, Fragmentos del Universo (México, 1981) hasta el más reciente, Antes que los labios (Buenos Aires, 2016), se ha señalado el estrecho vínculo que hay entre su poesía y la filosofía. Para Roxana Artal: «Leer a Espejo es recuperar la esencia filosófica del poema, aquella proto filosofía anterior a Platón que hallaba su expresión en la poesía, madre de todas las artes».

CORÁN

Nos sentamos a orillas de un río
para ver pasar el cadáver
de nuestro enemigo,
pero, detrás de él
pasa también nuestra vida.

ANGUSTIA

con los brazos en cruz
corriendo
desesperadamente
hacia una página en blanco
para expresar
lo inexpresable

PETRÓLEO

antes que la tierra caiga
al centro de la nada
lo que reste de nuestros cuerpos
será alimento
de máquinas y de hijos desconocidos

BUDA

Los cuatro dolores de la vida
son, en realidad, un solo dolor:
la vida.

AUTISMO

En dónde me encontraba yo
no lo supe un solo instante de mi vida.
En el fondo, no sabía qué era yo
qué era dónde.

LA ÚLTIMA ESTACIÓN

Si nos preguntamos para qué
nos detenemos
y dejamos una página en blanco.

A veces sentimos
que toda nuestra vida
es una página en blanco.

REPRODUCCIÓN

atravesamos el tiempo
por inmensos desiertos de carne

LA ENEIDA

escribir poemas inconclusos
es la tarea de todo poeta
de todo hombre

PARAÍSO

Lloramos un mundo perdido
un mundo que no tuvimos.

ESCRITURA

Escribo por hastío

sobre todo poemas que nunca salen de mi boca –
por desolación y falta de palabras.

El ruiseñor de la vivienda, mi casa, ha quedado sin lengua
desde el día, no lejano por cierto, que lo llamé a mi puerta,
aunque lo extraño era que yo no tenía puerta ni casa
o tal vez sólo una casa cerrada
con una pequeña ventana en lo alto del techo
apuntando al cielo.
Estoy en la tierra.
Quiero estar en la tierra
A cada instante necesito repetírmelo
recordar que no me encuentro flotando
en constelaciones sin nombres, en desiertos gigantes.

Amé con una desesperanza entre mis manos.
Me he separado de la desesperanza total
o quizás me abandonaron
todos los impulsos que he conocido.
Estoy sin instintos
como una vieja comadre
a la que le extirparon la lengua.

Ebrio de contradicciones y de dolor hubiese debido
abandonar la poesía
hablar de metafísica, de crítica literaria y de historia.
Pero la única historia que me interesa descifrar
la he perdido en la tormenta de esta época.
Escribo para aparentar un oficio.
Yo que siempre me he rebelado a tener algún oficio
pienso ahora que lo único que hice fue buscarlo.
Yo que nunca pude salir de mí y que nunca estuve en mí
busqué un refugio en la memoria tergiversada.

He inventado mi historia
porque no pude tenerla.

Mi biografía es mi sombra.