Poetas

Poesía de Cuba

Poemas de Nicolás Guillén

Nicolás Guillén (1902-1989), nacido en Camagüey, Cuba, se erige como el preclaro exponente de la poesía negra centroamericana y figura emblemática de la literatura afrocubana. Su legado poético, tejido con resonancias culturales y políticas, trasciende su época, estableciéndolo como un ícono literario de relevancia global.

Formado inicialmente en derecho en La Habana, Guillén pronto dejó las aulas para inmiscuirse en el periodismo y la literatura en su ciudad natal. Como tipógrafo y colaborador en «El Camagüeyano», su pluma germinó, y sus versos encontraron los primeros trazos de expresión.

En 1925, el poeta se estableció en la capital, enriqueciendo el panorama cultural y político. Sus pasos estuvieron marcados por el activismo y la protesta, lo que culminó en momentos de encarcelamiento y exilio. En 1937, tras publicar sus primeros tres libros, ingresó al Partido Comunista de Cuba, estableciendo vínculos con destacados literatos de la época. Su participación en el Congreso por la Defensa de la Cultura en Valencia, durante la Guerra Civil española, lo conectó con gigantes literarios como Neruda, Alberti, García Lorca y Paz, elevando su obra a nivel europeo.

El regreso a Cuba fue marcado por la dirección de la revista «Mediodía» y la contribución en movimientos vanguardistas. Periodos de exilio en Sudamérica y el Premio Lenin en 1956 enaltezaron su reputación internacional. El triunfo de la Revolución cubana en 1959 abrió la puerta a su regreso y a roles influyentes como la presidencia de la Unión de Escritores y misiones diplomáticas.

La lírica de Guillén fusiona lo vernáculo y lo universal, canta a la cultura afrocubana y alza la voz contra la injusticia. Sus versos, entrelazados con la historia y la pasión, resuenan eternamente en el canto de la humanidad. Nicolás Guillén, poeta de las voces entrelazadas, trasciende el tiempo como una joya invaluables de las letras cubanas y del mundo.

GUITARRA

Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.

Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.

¿Arde la guitarra sola?
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.

¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!

Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero. . .

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO

Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.

Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.

Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.

Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.

Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.

Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!

PALMA SOLA

La palma que está en el patio,
nació sola;
creció sin que yo la viera,
creció sola;
bajo la luna y el sol,
vive sola.

Con su largo cuerpo fijo,
palma sola,
sola en el patio sellado,
siempre sola,
guardián del atardecer,
sueña sola.

La palma sola soñando,
palma sola,
que va libre por el viento,
libre y sola,
suelta de raíz y tierra,
suelta y sola,
cazadora de las nubes,
palma sola,
palma sola,
palma.

EL NEGRO MAR

La noche morada sueña
sobre el mar;
la voz de los pescadores
mojada en el mar;
sale la luna chorreando
del mar.

El negro mar.

Por entre la noche un son,
desemboca en la bahía;
por entre la noche un son.

Los barcos lo ven pasar,
por entre la noche un son,
encendiendo el agua fría.
Por entre la noche un son,
por entre la noche un son,
por entre la noche un son. . .

El negro mar.

-Ay, mi mulata de oro fino,
ay, mi mulata
de oro y plata,
con su amapola y su azahar,
al pie del mar hambriento y masculino,
al pie del mar.

NEGRO BEMBÓN

¿Po qué te pone tan brabo,
cuando te dicen negro bembón,
si tiene la boca santa,
negro bembóm?

Bembón así como ere
tiene de tó;
Caridá te mantiene, te lo dá tó.

Te queja todavía,
negro bembón;
sin pega y con harina,
negro bembón,
majagua de drí blanco,
negro bembón;
sapato de dó tono,
negro bembón.

Bembón así como ere
tiene de tó;
Caridá te mantiene, te lo dá tó.

TENGO

Cuando me veo y toco
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.

Zafra puedo decir,
monte puedo decir,
ciudad puedo decir,
ejército decir,
ya míos para siempre y tuyos, nuestros,
y un ancho resplandor
de rayo, estrella, flor.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de ir
yo, campesino, obrero, gente simple,
tengo el gusto de ir
¡es un ejemplo¿
a un banco y hablar con el administrador,
no en inglés,
no en señor,
sino decirle compañero como se dice en español.

Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
nadie me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar.

Tengo, vamos a ver,
que no hay guardia rural
que me agarre y me encierre en un cuartel,
ni me arranque y me arroje de mi tierra
al medio del camino real.

Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,
no country,
no jailáif,
no tennis y no yatch,
sino de playa en playa y ola en ola,
gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.

Tengo, vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
tengo que ya aprendí a escribir
y a pensar
y a reír.

Tengo que ya tengo
donde trabajar
y ganar
lo que me tengo que comer.

Tengo, vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.