Poetas

Poesía de Chile

Poemas de Nicomedes Guzmán

Nicomedes Guzmán fue un escritor y editor chileno nacido en 1914, y miembro destacado de la Generación de 1938. Fue uno de los pocos miembros de origen proletario y participó activamente tanto en la acción cívica como en varios ámbitos de la literatura, incluyendo la creación, edición e impresión.

Como escritor, Guzmán creó una visión de la marginalidad que escapaba de la concepción estereotípica de los sujetos populares. Su obra, vinculada con el marxismo, exploró las causas y consecuencias de las desigualdades en la sociedad capitalista, y los temas de su obra literaria se centraron en aspectos sociales predominantes de la vida chilena de la época, haciendo énfasis en la injusticia social, la explotación de trabajadores y trabajadoras, la vida miserable de los suburbios, la degradación moral en la pobreza y la corrupción en el poder.

Además de su trabajo como escritor, Guzmán estuvo ligado desde muy joven al mundo editorial, colaborando con distintas revistas y desarrollando habilidades técnicas en ilustración, diseño tipográfico, encuadernación y edición. Como editor, concibió colecciones como La honda y Novelistas contemporáneos de América, y compiló antologías de la obra de Baldomero Lillo, Marta Brunet y Carlos Pezoa Véliz. En 1957, llevó a cabo un ambicioso proyecto con el libro Autorretrato de Chile.

En su vasta trayectoria como escritor y editor, Nicomedes Guzmán se preocupó por afianzar un imaginario del trabajo y la justicia social, y por diversificar la concepción de la literatura como un conjunto de contenidos estéticos. También se preocupó por impulsar la obra de escritores inéditos y de divulgar la de escritores consagrados con el objetivo de enriquecer la producción literaria nacional y latinoamericana.

ROMANCE SIMPLE DEL TRIGO

Decir la historia del trigo
es decir de la hoz el gesto.
Es decir mano callosa.
Y corazón: rojo aliento.
Es encontrarle a la tierra
sus claros ojos, sus pechos,
su leche verde y espesa,
su voz de tambor en celo.

El trigo tiene su historia
llena de azules silencios,
de horizontes conmovidos
y de puños hacia el cielo.
Los grillos del sur, a veces,
suelen contarla en enero,
golpeándose las espaldas
con flautas y con espejos.

Como el hombre con su canto,
su sangre aguda y su sexo,
más allá de todo límite
está el trigo con su anhelo.
¡Ah, qué simple su ternura,
su rocío y sus luceros,
su manera de bailar
siguiendo el compás del viento!

¿Dónde la historia del trigo
ha de convertirse en sueño
si el carillón de la vida
llama y nunca cesa el vuelo?
¿Dónde si está la ternura
animándonos los dedos
y llora el pan cuando un niño
lo pide y lo mira lejos?

Crepuscular

De pie en la encrucijada
de nuestro amor palidecido,
vuelto hacia tus polos
soy una brújula, mirándote.

Como un puñado de besos
sobre una coordenada imposible,
me baño en tu recuerdo,
y tú no dices nada;
pero cierras los párpados
en todos los astros;
porque al exprimir el racimo
de mis besos
en tu carne blanca,
viví en ti;
y porque mi corazón llameante
alarga sus lenguas hacia tu lejanía;
y porque tus ojos son verdes;
y porque mi bohemia es blanca,
lejos, estamos unidos
como mar y velas…

Vuelto hacia todos los vientos
la desesperanza flamea sus banderas
donde están mis ojos y mi corazón…

Y tú miras mi ocaso
desde tu palio festivo,
espantando los recuerdos
que se retuercen sobre tu cabellera,
flotando al sol…

Y quieres reír alegrías
y lloras lágrimas…
Y yo me las bebo en el polvo
y en el viento,
como si probara tu sangre…

Imagen

En las páginas verdes de tus ojos lunados
yo leo la poesía simétrica de tu alma,
y en la caricia dulce de tu mirar arcano
yo me rindo a tus labios y a tus besos, amada.

Hay temblor de trigales bajo un cielo sereno
y cromo de copihues en tus labios sensuales;
y en las ondas doradas del mar de tus cabellos
aduerme un sol de estío sus rayos vesperales.

Como grávida luna de argentados efluvios
acaricias las noches de mi mundo interior;
tu voz, plácidamente, imita los murmullos
de la fontana clara de tu alma y su canción.

Mi espíritu es un niño hacia ti encadenado.
Me subyugan tus ojos y el alba de tu cuerpo.
Por lo hermosa y sencilla eres un lirio blanco
que ha brotado a mi vera para hacerme más bueno.
Junto a tu alma en mi alma se realiza el ensueño
y te sé más querida y extasiado te admiro.

ZOZOBRAS

Te veo tendido sobre la tarde
en esa línea que dibuja el tiempo
con sus silencios.
Cierro los párpados
como si la muerte nos arrastrara
con la furia de sus besos
hacia el mismo abismo
y luego nos abandonara desnudos
llevándose el clamor de los latidos,
en un hilo de seda sosteniendo nuestros labios.
Entonces me quedo recostada junto a tu cuerpo
navegando en la soledad de tus ojos,
mientras la desnudez de la luna
va derramando su piel
en la inmensidad del universo.
Y en ese momento, sin que lo adviertas,
cruzo a oscuras la tarde
buscándote en esa misma línea de tiempo
zozobrando oculta en tus rodillas,
y simplemente, me instalo , sin hablar,
en cada uno de tus sueños,
acariciando el lugar donde desaparece
para siempre la breve luz de tu ombligo.

Prisma

El otoño llorando lágrimas de oro en hojas,
los brazos de la tarde pálidos en el sol
extendiendo una súplica a las horas fugaces…

El racimo del ángelus exprimiendo sus granos
en ritmos olorosos a inciensos y a tristezas
sobre mi corazón desgarrado en la pena…

Yo, alargando los ojos a través del crepúsculo
que viene cabalgando sobre la hora gris…

Lejana, me envías sonrisas precursoras de besos
y te beso a la sombra del amor fenecido…

Musita el viento su canción caduca
y los labios exangües extáticos se enredan
en mi imaginación…

Cierra el ojo del día su párpado tremendo.

Mi alma frente a las noches te devora en la
ausencia…