Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Norah Lange

Norah Lange (Buenos Aires, 23 de octubre de 1905 – Ibid, 4 de agosto de 1972) fue una novelista y poeta argentina de vanguardia, vinculada primero al Grupo Martín Fierro, especialmente con Jorge Alis y luego al Grupo Proa de Leopoldo Marechal. Fue esposa del poeta Oliverio Girondo.

Versos a una plaza

La tarde muere como una eremita.
Sobre la espalda de la noche
el cielo se estremece apretado de estrellas.

La noche crispada y lenta
se apega a los faroles,
pequeños y suaves como una luna nueva.

Plaza: sobre tu umbral de sombras
su voz sube como una letanía
al silencio verde de tus árboles.

Los caminos son temblores de dicha
bajo la llamarada azul de tanto cielo.
La ciudad se rompe bruscamente
contra el regazo de tus esquinitas verdes.

Afuera la noche…

Afuera la noche
sacudiendo angustias.
Adentro, el corazón
fresco de amor
¡Como una hoja nueva!

Amanecer

En el corazón de cada árbol
se ha estremecido la medianoche.

La noche se desmenuza
en lenta procesión de niebla.

Todas las tardes terminan su cansancio.

Los letreros luminosos duermen
el asombro de sus colores
y anticipan la contemplación de cada pobre.

En toda esquina vigila el sueño
y es tu recuerdo la única pena
que humilla la altivez de las aceras.

Lejos, el primer mendigo,
traiciona el portal donde ha dormido.

Y la ciudad se abre como una carta
para decirnos la sorpresa de sus calles.

Calle

He vuelto a la calle ahondada de esperas
rezando ausencias que ya no serán más.
Calle poblada de voces humildes,
¡cuán cerca la hora en que él me querrá!

Sobre la tierra sumisa de ocasos,
pasaste a mi lado como un madrigal.
Toda la dicha se estuvo en mis ojos,
y fue leve cansancio la emoción de tu voz.

Calle: mi verso pronto irá hacia ti
honrado de emociones, como un abrazo
que anticipa olvido y soledades.

En nuestros labios

En nuestros labios quisieron enarbolarse

como ponientes los gritos.
Luego, los horizontes se romperán como
cuerdas y mi corazón vendrá a mí de nuevo.
Mi corazón ¡tantas veces ido!

La noche entró por la ventana

La noche entró por la ventana.
Mi alcoba está suave de luna.
Los rincones se nutren de sueño
y la bujía cuelga en la penumbra
como un sol insensible.

La tarde se va

La tarde se va
de la mano del sol.
La noche es un largo silencio negro.
La luna es el alma de la noche.
¡Si yo fuese tan sólo tu corazón por dentro!

La tardecita mansa…

La tardecita mansa
pisoteada por tinieblas.
Las hojas son corazones sobre el lago
y los arbolitos
de la mano
como un cortejo de niños.

Tus labios han deletreado

Tus labios han deletreado
una sonrisa.
Las palabras declinan
como ocasos
sobre los pétalos de los caminos.
Un pajarito
se ha dormido
con un poco de luz
sobre la piedad de tus manos
y se oye palpitar un beso
sobre el cansancio
de tus ojos.

Ventana

Ventana abierta sobre la tarde
con generosidad de mano
que no sabe su limosna.

Ventana, que has ocultado en vano
tanto pudor de niña.

Ventana que se da como un cariño
a las veredas desnudas de niños.

Luego, ventana abierta al alba
con rocío de júbilo riendo en sus cristales.

Cuántas veces en el sosiego
de su abrazo amplio
dijo mi pena
su verso cansado!