Poetas

Poesía de México

Poemas de Óscar Cortés Tapia

Óscar Cortés Tapia. Escritor mexicano (Chilpancingo, 1960). Licenciado en lengua y literaturas hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Estudió la Maestría en Letras Mexicanas en la misma institución. Autor de varios poemarios, entre ellos Elogio de El Santo (Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Uaem/La Tinta del Alcatraz, 2001) y Las hijas pródigas (Ediciones Tarántula Dormida). Ha colaborado en publicaciones tanto mexicanas como del extranjero. Ha recibido varios premios literarios y parte de su obra se ha traducido al inglés, francés y portugués.

The sax man at the night

Comendador de las mejores notas que el internet desperdiga
En cualquier ciudad elegida por la noche
Las decanta hasta la condición del oro
Como en el sueño del alquimista
Las digita tan altas, tan puras
Como el hielo montañoso de virginidad increíble
O las vuelve tan profundas
Como la gnosis del último de los persistentes

Artífice que lanza al vuelo arquitecturas efímeras
Desde las llaves, la campana, hasta el oído de ansiosa espera
Esculturas gloriosas en medio del vacío que quisiera negarlas

Enciende los ritmos arteriales de lenguas y besos
Enramándose, viralizándose en habitaciones lejanas, cómplices
(De Roppongi a Cypress Hills, de Floreasca a Zibatá)

Él es quien clona, quien maneja las manos ajenas
Que hipnotizan a los muslos dudosos pero dispuestos
En una intensa síncopa de humedades

Cuando aún crepitan las brasas melódicas
(De Roppongi a Cypress Hills, de Floreasca a Zibatá)
Cuerpos anónimos en tiempo real
Habrán de apagarse nota a nota
Para luego morirse
Suavemente
Con su canción

Playa Delfines

El mar:
íntimo jacuzzi de domingo
masajea mi pensamiento
con borbotones de sal

La arena:
relajados, flexibles
nuestros pies descalzos
nos llevan de regreso hacia el útero

La brisa:
ah, digital seda de gran turismo
(las nucas y espaldas la hospedan sin cargo)

Las gaviotas:
alas circunflejas
piruetas guturales
siempre extranjeras
vuelan en otro idioma

El mar
La arena
La brisa
Las gaviotas
Estos versos que leo en voz alta
Yo mismo
Somos hebra que el recuerdo comienza a enredar
para luego desmadejarnos y tejernos con puntos diferentes
en horas y lugares tan distintos, tan distantes

Tejer / destejer de manos laboriosas
de manos innombrables

Tejer / destejer

Nada es cierto ya
Nada
Nada

Salvo el crepúsculo

Ecos

En una casa ruinosa de Avdiivka
envuelto en una toalla de franjas azules y blancas
un hombre se alisa el cabello mojado frente al espejo
Tararea una vieja melodía ucraniana

En una habitación de Barcelona
una mujer desnuda peina su cabello
largo, negro
y se contempla frente al espejo

Se escucha un sonido fuerte, grave
y los vidrios de la ventana estallan
El hombre cae al piso
Una gran mano le aprieta los pulmones

Deja el cepillo a un lado
Baja la cabeza y mira su pecho
Los pezones se le endurecen
Una humedad agradable la va llenando
Sin preguntas
Sin respuestas

El hombre palpa su torso
Siente cómo la sangre escapa
(En ese hueco cabe su dedo)
Con la mirada débil busca respuestas
Pero las preguntas
igual que él mismo
no pueden levantarse

Se frota el coño
Se mete un dedo
Lo saca, lo mete

Alcanza a ver el espejo
Se sacude
Se desvanece

Ya nada importa

Se agita
Más, más
Como si muriera

Cierra los ojos
Y el mundo desaparece

Nada importa ya

Zapatos

El empeine es ancho
y un café confuso la piel
Años de pisadas
les dieron la holgura exacta:
manos que acarician,
evocación de casa

Saben de poesía
Y paso a paso
repiten proverbios y cantares

(Hacen estelas en la mar)

Al procurador en la última fatiga

Judas, Judas Tadeo
Abogado de la segunda instancia
Procurador en la última fatiga
Que tu voz se apersone pronta
y represente mi talada esperanza
Que tu escrito inicial demande
las prestaciones que lo adverso me niega
Que tu vía sea idónea
y que Dios no te reconvenga

Construye bien el agravio
Elige cuidadoso el silogismo
Fundamenta con las tesis de la Providencia

Opón
si es necesario
el ruego y otros recursos

(Por si acaso
tendremos el amparo de María)

La pluma

Es una prótesis, recuerdo del onceavo dedo:
el índice faltante que mencionan las mitologías
(Encolerizado, un dios analfabeto
lo arrancó de los hombres
Así castigaba el deseo rebelde:
que repitiesen en la tierra o las vasijas,
la palabra creadora)

Flamígera en ocasiones culminantes,
irreprochable testigo casi siempre,
la pluma nos despalabra
culpa a culpa, hastío por hastío;
o traza para nosotros
la felicidad momentánea
pero legible

La bañera

Uterina, cálida;
anterior a la memoria
(Feliz el niño que se baña dos veces
en la misma agua de domingo)

¡Qué equilibrio el suyo!
El fondo y la forma
son una sola caricia

Algo emerge del mar doméstico…
¡Eureka!
¡Una resbaladiza ballena blanca
es tan real como la pastilla de jabón!

(El descubrimiento desplaza la tarde)