Poetas

Poesía de España

Poemas de Pedro Enríquez Martínez

Pedro Enríquez (Granada, 1956) es un poeta, narrador y editor español, académico con la letra Z de la Academia de Buenas Letras de Granada desde el año 2004 y director de la revista Ficciones, Revista de Letras.

Ha publicado sus poemas en diversas revistas literarias de España, Estados Unidos, México, Argentina, Jerusalén, Colombia y Portugal, y parte de su obra ha sido traducida al portugués, francés, hebreo, inglés e italiano.

Poema inconcluso

El humo el fuego las venas del verso
sobre el taburete las prendas de las miradas
ven los dientes hablan el lóbulo herido
una vez más el dedo entre los labios
castiga mis miedos la sombra de las cejas
bebe el agua saliva oceánica la ola de la lengua
pasan los pájaros la primavera
vigilan otras alas la espuma
arena enredándose
estos son mis dominios jardín caricias
rompe el calendario la esfera de cristal
el espejo la tarde las enredaderas
tu lenguaje suspira savia
serás teclado partitura lento adagio la camisa
búscame en la llanura del vientre oprime
el mundo
lo domino
ahora las manos consiguen
busco el centro siento palpo adivinanza cerco
resbalo
la piel cactus de lunares tatuajes anclados en el destino
las palabras sin sonido cueva instrumento
camino enlazado las huellas se encuentran
es el tiempo avanzo detrás de la seda
otra navaja de índices y pulgares
líneas separadas cremallera sol sostenido
un horizonte de belleza caligrafía de misterio
qué guardas contemplo la llama suavemente araña
nace la humedad otra dimensión del olvido
la boca se refugia círculo punto vibración
tobogán donde perderse de nada sirven la mirada
pero todo es contemplación fotografía paisaje
íntima memoria nombres en el aire deseante
nunca dije deseo y se pronuncia mástil navío
busco el secreto del azúcar de nuevo travesuras
bebo de otra fuente nueva la sed
estrellas de incienso bosque donde perderse
todo es encuentro nubes que anuncian lluvia
diluvio niebla lago en la piel desnuda
atraviesa esta ciudad inunda sus calles
la cal inventando habitaciones nuevas
el iris del alba dibujando rendijas íntimas
un manantial ocupando el cauce de tu nombre
las uñas tienen su propio dominio la sangre oculta
nada existe más allá de la cadena sin salida
un eslabón se quiebra es el grito de la naturaleza
la historia en silencio somos dos y uno es la magia
se desborda el dique
el sudor de la frente nos reclama

Alguien toca mi hombro enigma sueño
poema inconcluso apago la luz de la pluma
invento fantasías que sólo son preguntas
la página en blanco sobre el insomnio de la almohada

Línea roja

Las copas vacías sobre el aliento de la mesa
los relojes de hielo los ojos de aguja
ven explícame el misterio de los versos
aún no es el tiempo las rosas brotan en junio
la vida nos persigue también la muerte calla
ahora pienso que la belleza tiene nombre
dímelo es tu voz el sentido del instante
por las calles otra música nos anuncia el secreto
nunca domino las situaciones en mi piel
caminar a tu lado es el principio de la historia
la noche rueda hasta alcanzar los bares sedientos
no quiero contar escaleras me devoran los números
el vino en los labios el mismo deseo de cristal
la memoria el sueño la cuerda los recuerdos
nunca confíes en los poetas no confío en nadie
no es verdad tus palabras iluminan los libros
mira mis ojos no engañan son hermosos
dímelo otra vez ahora es el abrazo huella de carmín
invéntame la amistad no quiero nunca perderte
me voy vete me voy aún sigues aquí
así abrazado a tu espalda espías las manos
capitanes los dedos atracados en tu puerto
la lengua avanzando sobre la isla del cuello
centro encendido eclipse cueva océano
los secretos nunca abiertos línea roja
será distinto otro día te llamaré
suavidad de fuego
siempre
espero
aquel
paisaje
de agua

La isla de la cintura

La armonía del círculo nos enlaza
perfección de lo desconocido
surco de un espacio donde los labios
siempre inventan amapolas

Avanzas y es el mundo el que retrocede a su origen
huyes y arrasas este dominio de palabras

Amor si eres poema no quiero nombrarte
sentir la lepra que devora el tiempo
la fiera zarpa de la fantasía los minutos enredados
la solitaria idea de la presencia el abrazo sin final
los portales desnudos que un día cruzamos juntos
esta caracola donde puede adivinarse el alba

Arrojo estelas de un poema laberinto en el fuego
y me quema los dedos el humo de la ausencia
y en la manos vacías aún duerme el perfume
pero es una llaga abierta otra dimensión el pensamiento
paisaje el sueño donde esconde su látigo la monotonía
y el insomnio es caballero errante de la noche
y los molinos de viento son tu pelo enredándose
lanza rota mi voluntad estrellada en el cielo primero

En el alba se abren otros ojos párpados horizonte
el vaso entre los libros el cristal frío el ron quemando
incendio de lámparas
el sándalo violeta
y puedo escapar de la constelación que me asfixia
para encontrar tu nombre en el país de las maravillas
donde son verdad los cuentos y nunca las rosas hieren

La música se repite
me salva
avanzo por las escaleras
vuelvo a las puertas de madera y entro sin llamar
imágenes en los cristales donde busco un hueco
imborrable
allí duermes y controlas el abismo del olvido
las manos que conocieron otras raíces otra salida
la grieta por donde la pasión empuja
hasta arrancarnos las ropas
y rodar desnudos sobre las arenas
buscando la postura de los barcos solitarios
navegando sin rumbo
acariciando la lluvia perdidos en el misterio
atracando al fin en un muelle abandonado
sol único la presencia
los mismos pájaros picoteando
la piel que la luz descubre
la isla de la cintura
lentamente mapa
recreado
dibujado
amado
uno a uno el rojo de la
granada
vencido
paseante de las calles
sin decir la palabra que temo

Los números desordenados

Cuando me pierda en la cuenta
de los números desordenados
que tu cuerpo sea caricia donde
repose el uno y el cero
cae la gota de agua y en el tres
sucede el asalto a los labios
el cuatro y el cinco entre murmullos
de pájaros despiertos
después ciento mil el río que fluye
hasta fundirse por fin océano
uno tras otro los besos robados
como hojas en silencio

En la suma todo es verdad y el dos
conduce al misterio

Tu voz

La sierpe de los vientos
el dominio del estío
la cárcel de la muerte
el caballo de las palabras
el aullido del silencio
la espada del deseo
la furia de los días
la clemencia de lo absurdo
las lágrimas sin consuelo
el beso de la sorpresa
las habitaciones de la demencia
la tormenta de los suspiros
las copas rotas sin retorno
las malditas pirañas de las horas
un coágulo de tiempo vacío
las uñas marcadas en la noche
los pies oscuros del tormento
la fiebre devorando los colmillos
el hueco de las estatuas
el pozo sin garganta
los sonidos sin forma
la simetría del viento dolorido
la paralela dormida del blanco
los límites de la sombra

¿De dónde nace esta tormenta
este fulgor de fuego
incendiando la memoria?

Tu voz la voz tu voz

Lentamente me desnudo en ceniza

Las pequeñas cosas

En los mástiles de la cera ondula la sensualidad
un temblor de infinito avanza en las velas
y en el aire un misterio de figuras inventa
avenidas sin relieve
senos de la sombra
Cuántas noches este universo sin límites
provoca pesadillas de nieve
caminos sin presencia
criaturas terribles que dialogan con el silencio
mientras ocultan el refugio de tus labios íntimos
el roce en tu piel sin rejas
Un puente de imágenes devora el vacío de cada segundo
y un teatro de niebla me interroga sin preguntas
Nunca aprenderé la historia de las pequeñas cosas
extraño de sentirme libre
en un bosque incendiado de caricias
sintiendo que la cuenta del tiempo
es ajena al ciclo de las semillas
escritos los mejores poemas en el cuaderno
de nuestros encuentros inesperados