Poetas

Poesía de Cuba

Poemas de Rafael Amador Díaz Pérez

Rafael Amador Díaz Pérez (Holguín, Cuba 1955). Licenciado en Lengua Española y literatura. Poeta, narrador. Asesor de programas culturales en la emisora nacional Radio Rebelde. Ha publicado éstos géneros en revistas nacionales y extranjeras y ha sido incluido en antologías de Cuba y otros países.

Casa

teníamos por casa un alto mástil
su precaria sombra giraba como un reloj de sol
llegado y vuelto a ir con intermitencia laboriosa
su brazo al cielo
en magro gesto debajo nos tenía.
gregario estandarte del que fuimos poseedores
guardianes / herederos.
acordamos evocar extravíos
desnombrarnos herejes
indagar.
aferrados al bocado inmaterial de aquella sombra
que a porciones llegaba
alguna vez avizoramos
el pronóstico informe del nido de un albatros.
teníamos por casa un alto mástil
desprovisto de velamen y cordajes
sin flameantes acechos también él
sólo a nosotros nos tenía
envueltos en el frescor de la cercana playa
la irreverente tropa
ostentó la apropiación definitiva de su altura
por la que al cielo remitimos
acuerdos / advertencias
omisiones.

Certidumbre

certidumbre del pecho
cuando la daga irreverente
con magistral segregación dispone
he aquí el orificio necesario
he aquí el filo de sabiduría violenta
el pecho alberga más que vulnerables ritmos
pórticos de sueños
bocanadas de hastíos.
alarmas iniciales lo develan ileso
cuando al amanecer respira
no se expone
secretamente le invaden cautelas
tamaños del enojo
los dispares alientos
vibra frente al error / desestima advertencias.
no se expone
lleva humildades
y una plenitud radiante en los contornos.

Ciudad / La noción absoluta

sórdido bloque la ciudad
con sus vagones de suicidios
sus semáforos obscenos
y alguna trompeta enloquecida
al pavimento le atribuye
selvas de muchedumbre
vitrales asociados por la luz
portones que resguardan
tejados / dispersiones / reencuentros.
adheridos al nocturno parpadeo de la bahía
nos arropamos bajo el fantástico obelisco
y a su muchedumbre integramos
en anónima empresa.
colosal guarida la ciudad / montaje abierto a toda noción
desigual / absoluta.

VI

las insospechadas zonas de la evocación atesoran transcursos imborrables. en ellas casi siempre permanece una imagen / el vertiginoso acontecer / la simplificación diaria que barre lo cotidiano no puede alcanzarlos. son como abstracciones en forma de sombras / rostros salvados de la mundanal sustitución / del arrasador olvido.

VII

no retornes al pasado. prosigue tu viaje. no vale volver la vista atrás como no sea para desacralizar los sitios que anduviste. la blancura de las sábanas bajo las cuales dormimos / ahora se deslizan / se apagan en la blanda lejanía de la memoria. no regreses al pasado que pocas veces se reaniman totalmente los antiguos motivos / tal como si no nos conociera y nos viera tan indiferente como un adiós último a cuanto dejamos.

XI

ni mucho menos divina toda obra sin embargo aspira a la concreción de lo libre como anhelo de la perfección / no hay mayor libertad en el mundo que lo perfecto. la serenidad del tiempo que se concentra sobre el cielo / la utopía sobre la que se cierne la formación de cualquier sueño / ideales que levantan a aquellos cuyas reflexiones múltiples y alternas sostienen el fluir de todo. los cursos iniciales no siempre buscan integrar específicamente partido alguno sino que por momentos descansan en su propia solidez. perfectos conocedores de esos cursos humanos los seres crean / es el infinito camino que de trecho en trecho conduce a evoluciones/ a la perfección como única base leal y creciente de las aspiraciones.