Poetas

Poesía de España

Poemas de Rafael Cansinos Assens

Rafael Cansinos Assens (Sevilla, 24 de noviembre de 1882-Madrid, 6 de julio de 1964) fue un escritor, poeta, novelista, ensayista, crítico literario, hebraísta y traductor español, perteneciente a la generación de 1914 o novecentismo. Autor de La novela de un literato, obra en tres tomos publicada póstumamente, también escribió los Diarios de la Guerra Civil en Madrid (1936-1939), inédita.

Alef

Cuando pienso lo que he querido ser y lo que soy, el llanto hincha las venas

de mi garganta, y mil sueños malogrados gritan como víctimas dentro de mí.
¡Oh, el corazón de un hombre que ha pasado de la juventud es semejante al de
un asesino!
Con la conciencia turbada, recuerdo los años que pasaron; los sueños malogrados
claman dentro de mí como víctimas amordazadas, y la juventud pura y
resplandeciente, se alza ante mis ojos como una virgen abandonada, silenciosa y
patética.
¡Oh, el corazón del hombre que ha pasado de la juventud, es semejante al de un
malhechor!

Guimel

Como la abeja ama los jardines, así amo yo la multitud: ¿acaso podría hacerse un panal

con una sola flor?
Como abeja industriosa, así amo yo la multitud y clavo mi aguijón en los corazones;
y de la locura del loco y la necedad del necio, sé hacer un panal maravilloso.
Y hasta el hombre opaco, que es como un guijarro ennegrecido, sirve a mi alma como
sirve una hoja verde para adornar un fruto.
Como abeja industriosa, así revuelo entre la multitud; pero, luego, cuando la turba
se retira, este panal prodigioso, sólo a ti te lo ofrezco, ¡oh alma mía maravillosa!

He

Como un aventurero tras de la fortuna, tras del amor de este día que aún no me ha sido revelado y que acaso todavía

me aguarda.
Tras la mujer desconocida, cuyas caricias serían mías esta noche y colmarían esta noche
mi nostalgia.
Y en cuyos brazos reposaría tranquilo un momento, mientras cantaban las codornices
en la madrugada.

Bet

Para esta hora, dulce y pura, en que la ciudad es semejante a un buque que ha

descargado toda su mercancía y reposa; para esta hora, leve y clara como un
turbante nuevo.
En que las calles no tienen escollos para el caminante y están exhaustos los senos
de los vicios: en que el vicio nocturno y el deseo que ha estado gimiendo todo el día,
rinden su cabeza como un niño cansado de llorar.
Para esta última hora, dulce como una tregua, en que los leones del deseo se
arrodillan, dóciles como bueyes, ante el próximo día; en que, no hay vino para los
borrachos ni carne para los lascivos y una pureza de Ramadán se introduce en el
corazón de los viciosos.

Vav

Como se cansa uno de revolver los naipes, así yo me he cansado de desnudar cuerpos

de cortesanas.
Cuerpos de bronce o de mármol, sobre los cuales nuestros labios estaban siempre en la superficie y sobre los que éramos
como los que golpean murallas fortificadas.
Al fin, ¡oh amigos!, me he cansado de abrazar simulacros y de levantar pesos inertes.

Lamed

Del amor que en la noche se muestra libre y sin caretas y sonríe ingenuamente como

un perdonado; del amor que en la noche no necesita esconderse como durante el día.
Del amor que en la noche halla las vías francas y está perdonado y redimido de todas
las angustias del día.
Del amor que en la noche es infantil e ingenuo como en la antigüedad y cambia abrazos
tan puros como los de los niños fajados.
Del amor que en la noche es humilde y contentadizo y tiene los ojos optimistas y las
manos ligeras, prontas a enlazarse.
Del amor, que en la noche implora con dulces inflexiones y se dobla fácilmente sobre
sus rodillas.
Del amor, que en la noche es pródigo y generoso y florece como la albahaca, leve y
fresca, en el corazón de los hombres fatigados.

Dalet

Y, como los perfumes vertidos en la noche; como el amor encendido en la noche;

semejante a la antorcha que se ha de apagar en el alba, pasaremos fugaces e ignorados,
mientras tú brillas en medio de los cielos serena e impasible, cual una concubina con
tu regazo abierto como una red dorada.