Poetas

Poesía de Francia

Poemas de Ricardo Paseyro

Ricardo Paseyro (Mercedes, Uruguay, 1926 – París, Francia, 5 de febrero de 2009) fue un escritor, poeta integrante de la generación del 45 y diplomático franco-uruguayo. Como diplomático, fue funcionario de Uruguay en Francia durante quince años.

En 1974, tras el golpe de Estado del entonces presidente Juan María Bordaberry, Ricardo Paseyro es destituido por los militares. Inmediatamente después, obtiene la nacionalidad francesa y decide residir permanentemente en París.

Colabora con Le Figaro y las revistas La Parisienne, Les lettres françaises, L’Aurore, y es jefe de redacción de Contrepoint (revista cofundada con Patrick Devedjian y la cual había dirigido Raymond Aron). Ricardo Paseyro escribía los poemas en español y los ensayos en francés.

Fue seguidor de su compatriota y suegro Jules Supervielle, a quien le dedicó una biografía. También fue amigo del periodista Jean Ferré, y participó en algunas emisiones de Radio Courtoisie; así como del escultor Ossip Zadkine y de otros artistas e intelectuales del medio parisino. Así como fue enemigo acérrimo de los intelectuales izquierdistas, como Pablo Neruda, los Goytisolo, Carlos Barral y muchos otros.

Después de publicar Eloge de l’analphabétisme en 1989, Paseyro mantiene una correspondencia con Guy Debord que comparte su opinión sobre ese tema.

POESÍA

Inútilmente peregrino, viajero
de los infiernos, voy en llanto, en niebla,
busco la lumbre de la tierra, el signo
del infinito, el sortilegio, y siento
que una luz embrujada me traspasa,
lumbre de perfección, luz absoluta,
torbellino más bello que la muerte.
Cerrado círculo de fuego,
inasible frontera fulminante
que me llama y me tiende su alto abismo
devorador, su tenebrosa
belleza que destruye las palabras
y los cantos y todo espejo humano,
cerrado círculo de fuego,
¿por qué tentar mi inanimada arcilla,
hipnotizar mi soledad, llamarme
al último horizonte,
por qué hacer estallar mi corazón
en pedazos del sol, en ciegas chispas
y en temblorosos rayos dividirme?
Mortal imán sagrado
que me quema los ojos y la vida,
Dios poderoso que arrebata el alma,
voy en llanto y en niebla hacia su límite,
hacia el límite ardiente en que fulgura
inasible y callada, Poesía.

POÉTICA

Si la palabra se descuida
el adjetivo no da vida,
mata. Regla de la poética
determinada por la ética:
nuestra dotación, al nacer,
fue la entidad, no el parecer.
“Insondable, inmutable, eterno,
absoluto”: con tal infierno
de voces que retumban, Hugo
rinde homenaje a Dios. Le plugo
cederle ciertas propiedades:
tal vez las otras facultades
las reservaba para sí.
El Todo no se mide así…

ARTE POÉTICA

Para Juan Rafael Cortés

Artífice sin artificio,
artesana del arte sano,
mi mente transmite a la mano
las arduas reglas del oficio.

El corazón sangra en la mente
a quien no alcanza la razón
pues necesita la pasión
para subir a inteligente.

Trabajarán juntas las dos
mas ningún poema es perfecto:
cada cual encierra un defecto.
Tal es la ley que dictó Dios.

SECOYAS

Los gigantes más altos y sensibles
son montañas de nervios; antes fueron
piedras ensimismadas. En sus vetas
los ciclones marinos derramaron
sales, granos, aromas; los volcanes
le dieron fuego a sus raíces, savia
verde a las ramas, oro viejo al tronco.
¡Vivos están los reyes de la Tierra!

LAS CHISPAS

En mis ojos, ocultas
guardé chispas de sol
por ver en la nocturna
profundidad de Dios.

Al mirar los arcanos
reconocí los míos:
los pozos más cerrados
son mis propios abismos.

Retraído en mis sombras
apunto mas no acierto
al blanco donde todas
se cambian en luceros.

DANZARINAS

Consuelo de los ojos, estas luces
–coro de estrellas, soles, universos–
giran cual danzarinas silenciosas.
Y mientras pasan cada vez más lejos
y van abriendo al tiempo lo infinito
anda ciega la Tierra tenebrosa.

VOTO

Huérfano en el jardín de los tormentos
lloro por nada, abrigo la locura,
abrazo los caballos y los robles.
Los instantes disfrazan lo infinito:
¡niebla el pasado y niebla ante los ojos!
Bestia no soy, mas quiero cuando vuelva
no tener corazón ni gastar lágrimas.

ANANKÉ

No conozco las cartas ni el oriente,
ni las puertas del mar, ni los cobijos
donde los trashumantes se guarecen.
Y no me descamino: en cada sitio
está mi traza inscrita antes que llegue.
Como si cuanto emprendo y cuanto vivo
no pudiera salvarme ni perderme.

EL JARDIN DE CRATHES

El cielo azul hasta la medianoche
tiene el color del mar y de las flores
que llevan su estandarte añil o pálido:
heliotropos y lirios, rodondedros,
campánulas, verónicas, hortensias,
fucsias, miosotis, matalobos, salvias.
Al subir las tinieblas, el jardín
donde fulgían rosas, alhelíes
y amapolas de negro corazón
se repliega y se aduerme: sus perfumes
abrigarán el sueño de los árboles.

AJEDREZ

Adelanto el trabajo. La casilla
blanca, vacía, libre de rivales,
fuerza mi voluntad, mientras la mente
adivina el engaño, sin salvarlo:
planteado el desafío, la derrota
representa la ley, si mal se juega.
Y es ilusión la suerte. La partida
acaso estaba ya dicha y resuelta
antes de comenzarla. ¿Pierde o gana
quien ignora por qué vino al tablero?