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Poesía de Estados Unidos

Poemas de Robinson Jeffers

John Robinson Jeffers fue un poeta estadounidense nacido en 1887 y fallecido en 1962. Su poesía se relaciona con la tragedia del mundo moderno y del destino de la humanidad, en la que se presenta la vida como una lucha inmersa en una red de pasiones. En septiembre de 2016, se publicó en España una antología bilingüe de sus poemas, incluyendo algunos inéditos, bajo el título «El último cantor de Walt Whitman». Jeffers es un autor controvertido, y su poesía ha generado debate debido a sus opiniones políticas y su filosofía sobre la naturaleza y el hombre.

Fuego en las colinas

Los ciervos saltaban como hojas que flotan en el viento
bajo el humo, frente a la estruendosa ola de la maleza en llamas;
pensé en las vidas más pequeñas atrapadas.
La belleza no es siempre adorable; el fuego era bello, el terror
del ciervo era bello; y al descender por la pendiente
tras el fin del fuego, un águila se posaba
en la punta de un pino calcinado,
insolente y ahíta, envuelta en las plegadas tormentas de sus hombros
había venido desde lejos por la buena caza,
con el fuego como batidor para atraer la presa; el cielo era
de un azul implacable y las colinas implacablemente negras,
el gran pájaro sombrío dormitaba implacable entre ellas.
Pensé, con dolor pero convencido:
La destrucción que hace bajar un águila del cielo es mejor que los hombres.

La roca y el halcón

He aquí un símbolo en el que
muchos trágicos pensamientos
se contemplan a sí mismos.

Esta roca gris, elevándose sobre
el promontorio, donde el viento marino
no deja crecer ningún árbol,

a prueba de terremotos, y marcada
por eras de tormenta: en su cumbre
un halcón se ha posado.

Pienso que aquí está el emblema
que debes colgar en el cielo del futuro;
no la cruz, no la colmena,

sino esto: poder reluciente, oscura paz;
fiera conciencia unida a un desinterés definitivo;

vida con tranquila muerte; los ojos y los actos realistas
del halcón unidos al macizo misticismo
de la piedra,

que el fracaso no puede abatir
ni el éxito enorgullecer.

Inscripción para una lápida

No estoy muerto, solo me he vuelto inhumano:
esto es,
me desnudé de risibles orgullos y enfermedades,
pero no como el hombre que
se desnuda para meterse en la cama, sino como el atleta
se desviste para la carrera.
La delicada maraña de nervios me convirtió en evaluador
de ciertas ficciones
llamadas bien y mal; eso hacía que me contrajera de dolor
y me expandiera de placer,
adaptándome inquieto como un pequeño electroscopio:
es algo que he perdido, es verdad,
(yo nunca lo echo de menos; si el universo lo hace,
¡es muy fácil de reemplazar!)
pero todo lo demás se acentúa, se ensancha, se libera.
Yo admiraba la belleza
cuando era humano; ahora soy parte de la belleza.
Vago en el aire,
soy principalmente gas y agua, y fluyo en el océano;
te toco a ti y a Asia
al mismo tiempo; tengo una mano en los amaneceres
y en el brillo de esta hierba.
Dejé la luz precipitada de las cenizas a la tierra
como muestra de amor.

Post mortem

Aunque alguien de
muy lejos al final del tiempo
Haya de encontrar mi presencia en un poema,
No le importará a mi fantasma otra cosa que estar aquí, una
larga sombra crepuscular en las vetas del granito, y un
espíritu para la piedra
Cuando ya la carne haya sido olvidada.

Credo

Mi amigo de Asia tiene poder y magia, él arranca una hoja azul
del joven eucalipto
Y, oteando sobre ella, reuniendo y aquietando
Al Dios que hay en su mente, crea un océano más real que el
océano, la sal, la verdadera
Presencia aterradora, el poder de las aguas.
Él cree que nada es real excepto mientras lo hacemos. Yo, que
soy más humilde, he hallado en mi sangre
Engendrada al Oeste del Cáucaso un misticismo más arduo.
La multitud se yergue en mi mente pero creo que el océano en
la bóveda de hueso es sólo
El océano de la bóveda de hueso: allá afuera está la del océano;
El agua es el agua, el risco es la roca, ya vengan choques y
destellos de realidad. La mente
Pasa, el ojo se cierra, el espíritu es un tránsito;
La belleza de las cosas nació antes que los ojos y se basta a sí
misma; la desgarradora belleza
Permanecerá incluso cuando no haya un corazón que se
desgarre por ella.