Poetas

Poesía de México

Poemas de Sergio Loo

Sergio Carrillo Loo (Ciudad de México, 15 de abril de 1982 – ibídem, 28 de enero de 2014) fue un poeta y narrador mexicano. Nació en la Ciudad de México en 1982; muere el 28 de enero de 2014. Poeta, narrador y guionista Egresado de la Especialización en Literatura Mexicana del siglo XX de la UAM-A. Formó parte del consejo de colaboradores de Oráculo. Revista de Poesía. Fue fundador de Setenta, proyecto de distribución editorial. Colaborador de El Escribidor, Finestra, Gaceta Literal, Laberinto, Las Afinidades Afectivas, Los papeles de la Mancuspia, Moho, Navegaciones Zur, Neurona, Página entre Líneas, Palestra, Parteaguas, Periódico Parlamento, Tierra Adentro, y Versodestierro. Fue becario del programa Jóvenes Creadores del FONCA, en el periodo 2013-2014. Co-escribió guiones para los cortometrajes Atmósfera (2010), Nubes flotantes(2013), Muchachos en la azotea (2016) y del largometraje Yo soy la felicidad de este mundo(2014), del director mexicano Julián Hernández. Parte de su obra se encuentra en las antologías Descifrar el laberinto. Antología de poesía (Versodestierro/El Laberinto, 2005), El poeta del siglo XXI. Memoria del I Encuentro Internacional de Poetas en Cd. Delicias, Chihuahua (Arde Editoras, 2006), El Fungible. Especial relatos 2006 (Punto de Lectura, Municipio de Alcobendas, España, 2006), Empezar por el principio (UAM-A, 2008) y Divino Tesoro (Casa Vecina, 2008), entre otras.

Poética

la poética es lúdica

Poemas

*
Azar es un beso bien dado

en un lugar

en el lugar

y a la persona
más o menos

correcta.

*

Cuerpos sin nombre
difuminados
en las sábanas.

La cama queda lista
para que dos, algunos dos,

algunos hipotéticos dos;

tú y yo,
por ejemplo,
crucen en ella la noche.

*

Cuerpos sin nombre
difuminados
en las sábanas.

La cama queda lista
para que dos, algunos dos,

algunos hipotéticos dos;

tú y yo,
por ejemplo,
crucen en ella la noche.

*
Apura las manos,
desabotona mi cuerpo

Apura
y viérteme
tu boca,
tu lengua.

Ofrécete a mis dedos,
ofrécete manojo de órganos
y silencio.

No repares, no hay tiempo ni perdón.

Para nosotros
ni sal
ni llanto.

*

Necrófaga comisura de tus labios se remienda a la mía
y nuestra sonrisa, que ahora es una sola,
desangra claveles rojos, claveles oxidados,
claveles a borbotones.

Ramillete chorreando sin raíces de arrepentimiento.

*

Su cuerpo en un extremo y el mío en el otro de la cama,
tensos. Ojos en blanco. Manos tensas palpan
el cuadriculado silencio emergido
donde antes, apenas unos días,
pliegues de sábanas eran,
para nosotros,
laberinto amurallado
vuelto jardín.
Hace apenas pocos días que mi centauro cuerpo en el suyo no se pierde
porque
hace algunos días,
entre frases mal tiradas, puestas en jaque por sí, noté
el hilo de un extraño internado entre sus piernas.
Hace apenas unos días enrocados
entre el “Es tarde, hablamos luego”, que nuestras miradas
párvulas
avanzan
casilla
a
casilla,
esquivas
para no comerse.

Sobre blanca sábana, cada vez más breve,
atrincherados cuerpo a cuerpo en un lecho que clama guerra,
nos mantenemos quietos, con las miradas paralelas, rumbo al techo.
Cuidadosos,
porque cada palabra
son dieciséis piezas ennegrecidas contra el otro.

Quietos y cuidadosos, buscando la quinta torre para ahí guarecernos, buscando
el movimiento menos contundente.

*

Déjame pensar que esta vez no eres tú y no soy yo,
sino el embone de un engrane
de una maquinaria carnívora sin fin
y nada más.