Poetas

Poesía de España

Poemas de Teresa Gómez

Teresa Gómez, nacida en la enigmática ciudad de Granada, España, en el año 1960, emerge como una voz luminosa en el panorama literario. Su pasión por las letras la impulsó a forjar un camino en la literatura que, aunque no extenso en volumen, resplandece con intensidad y originalidad. Licenciada en Filología Hispánica y Magisterio, Gómez desplegó su amor por las palabras en una obra emblemática: «Plaza de Abastos».

A pesar de no ostentar una amplia trayectoria como poetisa, su obra «Plaza de Abastos» brilla como un testimonio de su destreza creativa. Este poemario, como un joyero de versos, refleja su profundo entendimiento de la lengua y su habilidad para explorar el tejido emocional de la vida cotidiana. A través de una amalgama de imágenes vívidas y un estilo lírico personal, Gómez trasciende los límites de la palabra impresa y alcanza la fibra emocional de sus lectores.

Su colaboración con renombradas revistas literarias, como la prestigiosa «Litoral», atestigua su relevancia en el panorama literario español. Aunque su producción poética puede parecer modesta, su capacidad para tocar las fibras sensibles del público ha dejado una huella imborrable. Además, su participación en el concurso de «Plaquettes» ilustra su búsqueda constante de nuevos horizontes y su voluntad de desafiar los límites convencionales de la poesía.

Un momento culminante en su carrera tuvo lugar en el año 2006, cuando se unió a otra figura destacada de la poesía granadina, Ángeles Mora, en un recital poético-musical en La Zubia. Este evento inusual, donde poesía y música se entrelazaron con maestría, atrajo a una audiencia de alrededor de 150 personas. La combinación de guitarras, flautas y sus propias palabras confirió a la velada una magia única, elevando la poesía a nuevas alturas de expresión artística.

A través de sus poemas «Aquí, la puerta abierta» y «De golpe», los lectores pueden sumergirse en el mundo interior de Teresa Gómez. Estos versos iluminan su estilo fresco y personal, donde cada palabra es elegida con esmero para capturar la esencia de la realidad. En sus poemas, la poetisa revela una conexión íntima con la naturaleza y las emociones humanas, transmitiendo sus pensamientos y reflexiones a través de un ritmo y un sonido cautivadores.

En resumen, Teresa Gómez se erige como una figura literaria singular y cautivadora en el escenario español. Aunque su producción poética no sea voluminosa, cada uno de sus versos resuena con autenticidad y pasión. A través de su obra, colaboraciones y presentaciones, Gómez ha dejado una marca duradera en el mundo de la poesía. Su habilidad para fusionar el lenguaje con la emoción y su audacia para explorar nuevas formas de expresión la consolidan como una poeta cuya luz seguirá brillando a lo largo de las páginas de la historia literaria.

De golpe

«De este puro amor mío tan delicadamente idiota.»
Rafael Alberti

De golpe
me estremezco como si siete grados
bajo cero
sacudiesen el tedio sin contar para nada
con mi visión del mundo
y de la explotación.

Pero los lapiceros, las sandalias,
lo que me habría gustado ser piloto…

y ahora llegas tú
con veinticinco mil maneras de acariciar mis dedos
aunque no estés de acuerdo con lo que yo
pensé
del precio de la pina y la última decisión
que ha tomado el gobierno.

Si es demasiado tarde
para conmemorar un día
cualquiera
de la vida
o lamentar los dos algún suceso
tú propones cantar —en francés, por ejemplo
«je ne suis jamáis seul»
y yo te voy queriendo
aunque luego no es
nada
tan sencillo.

Aquí, la puerta abierta

«Sin esperanza,
con convencimiento.»

A. González

Aquí, la puerta abierta,
unos gatos que muerden basuras y esperanzas
esta marejadilla sin plata que arrasar—
y aquí suelo dejarme,
sentada hacia la lluvia
sin apenas decirte lo mucho,
sin tu forma de hablarme socavada en el gesto.
Ni voy reconociendo
desmantelados signos de la tarde tan larga.

Pero es que sin tu risa
soy capaz de extenderme satisfecha en la noche
y soy capaz de tanta soledad.

Ya sé que somos dos.
Podríamos herirle los ojos a los puentes
aunque duele este número,
herirlos gravemente,
definitivamente—
y luego avanzaríamos hasta donde los cisnes,
hacia aquella ventana que sugieren las olas,
hasta donde los cisnes poseyeron a Leda,
allí te besaría un vez más
donde se descomponen tu pasado y el mío.

Es tan roja,
tan roja,
la forma de morir de algunas tardes.