Poetas

Poesía de Estados Unidos

Poemas de Thomas M. Disch

Thomas M. Disch, un virtuoso de la imaginación nacido en Des Moines, Iowa, en 1940, dejó una marca indeleble en la literatura estadounidense como escritor de ciencia ficción y poeta. Su talento multifacético lo catapultó hacia la cima del género, siendo reconocido con nominaciones para prestigiosos premios como el Hugo y el Nébula en numerosas ocasiones.

Desde sus inicios en la década de los 60, Disch cautivó a la crítica y al público con su estilo vanguardista, convirtiéndose en un icono de la Nueva Ola de la ciencia ficción. Obras como «Los genocidas» (1965) y «334» (1972) lo consagraron como un maestro del género, explorando territorios imaginativos y cuestionando los límites de la realidad.

En la década de los 80, Disch incursionó con éxito en el terreno del terror, deslumbrando con títulos como «El ejecutivo» (1984), donde su pluma hábilmente tejió historias de horror psicológico que dejaban una huella imborrable en la mente del lector. Su versatilidad literaria le permitió transitar entre géneros con maestría y profundidad, conquistando nuevos horizontes narrativos.

Más allá de la ficción, Disch brilló en el ámbito de la no ficción, destacando con ensayos como «The Dreams Our Stuff Is Made Of» (1999), galardonado con el premio Hugo, donde exploró las raíces y el impacto cultural de la ciencia ficción. Además, su incursión en la crítica operística y teatral para medios como The New York Times y The Nation demostró su agudeza intelectual y su pasión por las artes.

Como poeta, Disch desplegó un universo lírico fascinante, plasmado en obras como «En alas de la canción» (1979), donde la música del lenguaje se entrelaza con la profundidad emocional, creando paisajes poéticos de una belleza inigualable. Su legado literario trasciende géneros y fronteras, resonando en la eternidad con la fuerza de un eco eterno.

Thomas M. Disch dejó un legado literario que perdurará en el tiempo, inspirando a generaciones futuras de escritores y lectores con su imaginación desbordante y su profunda exploración del alma humana. Su obra, un testamento de creatividad y originalidad, continúa siendo fuente de admiración y reflexión en el vasto universo de la literatura contemporánea.

Balada del nuevo Dios

He decidido que soy divino.
Calígula y Nerón supieron
de una divinidad como la mía,
pero ellos tienen fecha de caducidad.
Estan muertos, y qué puede hacer un Dios muerto?
Yo estoy aquí y ahora. Soy dinamita.
Si fuera vos, me adoraría.
Esta noche empieza una religión!

Nada de alcohol, de porro, de sexo, de cerdadas:
Decreto que todo eso es tabú.
Mis palabras serán tu vino único,
pensar en mí tu dulce rocío.
Evitarás todo pensamiento ajeno a mí.
Serás un Thomasita
y cantarás himnos en mi honor con tus alaridos.
Esta noche empieza una religión.

Pero (podrás pensar), es una burrada!
yo soy tan Dios como vos.
Podrás haberte creado un altar,
pero no voy a arrodillarme. Quién
te pidió ser mi Dios? Yo,
y siendo Dios tengo divina razón.
Ahora vas a tener que unirte a mi séquito:
Esta noche empieza una religión.

La canción del gusano de seda

¿Cómo puedo estar listo para entrar
en esa caja de cedro? ¿Acaso no es obvio
que no es el momento?
Estoy en lo mejor de la vida

El rocío está apenas seco detrás de mis oídos
no hay palabras para describir mis lágrimas
y la canción
Escúchalo
las piedras están mudas de éxtasis
¿Cómo puedo bajar

a esa oscuridad dejando mi alma atrás?
Escucha la canción. Mariposas
y vasijas rotas
entran en la caja
No no no podré detener los giros
de las mariposas y de las vasijas rotas. ¡Oh, parad!

GRAN TERMINAL CENTRAL

¿Cómo ser desdichado
cuando se ve lo alto
que está el techo?

¡Hombre!
¡qué alto está el techo!
¡alto como el cielo!
¿Quiénes somos nosotros, entonces
para estar melancólicos aquí?

Vaya,
si ni siquiera hay espacio
para morir, querida mía.

Esta es la tumba
de algún gigante tan grande
que si nos
engullera no sentiría
ni siquiera buen sabor.

Oye,
qué desperdiciados
quedaríamos entonces
tú y yo.